BURUNDANGA LE DIO A...

El incremento del uso de la burundanga para cometer delitos aumenta las investigaciones sobre la droga.

10 de octubre de 1988

La semana pasada se repitió la historia. Como tantas otras víctimas, el actor Bruno Díaz se detuvo camino a casa a comprar una cerveza. De allí en adelante, se le fueron las luces. Su memoria quedó blanqueada, su patrimonio disminuido en un automóvil y su rostro estropeado por los golpes que le propinaron.
El caso es apenas una manifestación más de un fenómeno delictivo que prolifera cada vez más en el mundo.
La causante de semejantes males es la conocida burundanga, compuesta por la droga escopolamina. Su uso con fines criminales es conocido en Colombia desde hace rato, pero sólo desde hace un tiempo el compuesto ha comenzado a ser utilizado por varios investigadores médicos, con el ánimo de saber cómo funciona el cerebro humano.

El origen de todo es el esfuerzo de varios laboratorios farmacéuticos por saber cómo trabaja este órgano que, a pesar de todos los avances en la técnica, todavía sigue siendo prácticamente desconocido. Durante años, diferentes científicos han venido trabajando para determinar si ciertas enfermedades mentales tienen su razón en malformaciones quimicas de ciertas proteínas, que se encuentran en el cerebro humano.

Por ahora la respuesta parece afirmativa. Gracias a los avances en ingeniería genética, los científicos consideran que buena parte de la respuesta se encuentra en los neurotransmisores, una clase de químicos cerebrales que se encargan de conducir las señales entre diferentes tipos de células nerviosas. Hasta ahora se han podido identificar 69 clases diferentes y algunos investigadores creen que el exceso o defecto de éstos puede servir para identificar la causa de anomalías como la esquizofrenia, la mala memoria, la depresión y otro tipo de desórdenes mentales.

Es en todo este proceso que la escopolamina juega un papel definitivo.
Varios expertos han venido utilizando la droga en medio de las investigaciones que se están haciendo sobre la pérdida de la memoria debida a la, senilidad o a la enfermedad de Alzheimer, un mal desconocido que hace que los síntomas del envejecimiento mental aparezcan mucho antes de lo que corresponde.

Por ahora, se sabe que la escopolamina bloquea la acción de un neurotransmisor llamado acetilcolina. Administrada en dosis continuas a un grupo de monos jóvenes, éstos empiezan a perder la memoria sobre comportamientos adquiridos después de nacer y en poco tiempo se comportan de manera similar a los micos viejos .

Ese efecto es corroborado por los experimentos adelantados por la doctora Brenda Costall de la Universidad de Bradford en Gran Bretaña. La investigadora ha utilizado ratas de laboratorio para efectuar una prueba que consiste en colocar una pieza de madera en forma de T, uno de cuyos brazos se bloquea mientras que en otro se coloca comIda. Al cabo de tres días de "entrenamiento" las ratas normales seleccionan el brazo con la comida un 80% del tiempo. En cambio, en los animales que recibieron la escopolamina el porcentaje de éxito se coloca por debajo del 50%. Ese indice es similar al que alcanzan las ratas viejas, de unos 14 ó 15 meses de edad.

Todos esos experimentos se han hecho con la intención de saber el efecto de una serie de drogas para mejorar la memoria, conocidas bajo el nombre de nootrópicas. En la Universidad de Cambridge, por ejemplo, se están examinando compuestos que aumentan la concentración de acetilcolina en el cerebro, o bien que inhiben su desaparición. Los científicos del Instituto de Psiquiatría en Londres han encontrado a su vez que la nicotina puede mejorar la memoria, al aumentar el grado de atención. No obstante, otros arguyen que hay posibilidades de efectos colaterales que pueden acabar hasta en demencia.

Por ahora los nootrópicos más exitosos responden al nombre clave de inhibidores ACE (por angiotensinconverter enzyme). Estos fueron desarrollados inicialmente para combatir la presión arterial, pero al cabo de un tiempo pasaron a ser utilizados como "mejoradores" de la memoria, bajo la creencia de que al aumentarse la cantidad de sangre en el cerebro, también mejoraba el nivel de la actividad mental.

Sin embargo, sólo recientemente se descubrió que los inhibidores ACE podrían afectar las actividades en las que se involucra la acetilcolina. Ante esa evidencia, se espera que pronto se comiencen los experimentos con humanos para saber si se obtienen los mismos resultados que con las ratas.

Tal cadena de ensayos debe acabar produciendo un nuevo tratamiento para combatir la enfermedad de Alzheimer y eventualmente retardar los efectos del envejecimiento sobre la memoria. Aunque ese no es el propósito directo de las investigaciones, es probable también que éstas ayuden a la recuperación de los colombianos que han sido afectados por esa terrible droga que es la burundanga.--