COSAS DEL CORAZON

En experimentación pequeño dispositivo que puede salvar en el futuro la vida de miles de enfermos del corazón,

13 de junio de 1988

Si en algo han puesto su corazón muchos científicos norteamericanos ha sido, precisamente, en el corazón. No solo se han convertido en los principales practicantes del transplante de ese órgano, cuyo pionero fue el australiano Christian Barnard, sino que han desarrollado válvulas y aparatos para los pacientes del corazón, y han adelantado el mayor número de investigaciones sobre la materia. Y tienen razones para hacerlo. En los Estados Unidos las enfermedades coronarias son las que cobran más víctimas y cerca de 150 mil personas al año requieren atención por problemas cardíacos.

El último de los inventos que ha sido experimentado por primera vez en un paciente, es una pequeña bomba del tamaño de un borrador de lápiz.
El aparatico, que tiene un dispositivo que gira 25 mil veces por minuto, se inserta en el corazón a través de una arteria en la pierna y sirve para llevar sangre oxigenada, a través de un pequeño tubo, del corazón a la aorta, la principal arteria que suministra sangre oxigenada al organismo. El corazón continúa palpitando a su ritmo normal, mientras la pequeña bomba, que es accionada por un motor fuera del cuerpo, distribuye suficiente sangre para mantener las necesidades vitales del organismo.

Lo que los científicos pretenden con este aparatico, es remplazar temporalmente hasta por siete días, la función del flujo sanguíneo del corazón, inmediatamente después de que se presente un ataque cardíaco, de tal manera que le permita descansar al músculo dañado.

El doctor O.H. Frazier, un conocido cirujano del corazón, fue el primero en ensayar la pequeña bomba en un paciente del Instituto del corazón de Houston. "Que un dispositivo tan pequeño pueda asumir las funciones del corazón es sorprendente--dijo.
Es pequeño, seguro y efectivo, y puede colocárselo a un paciente en 20 minutos o menos. Era algo que no habíamos tenido nunca y si no se le encuentran objeciones para hacer extensivo su uso, será de gran impacto en el tratamiento de pacientes con posibilidades de corregir fallas coronarias".
Si las autoridades médicas que tienen que aprobar su uso comercial no encuentran efectos colaterales negativos, el dispositivo servirá para tratar cerca de 150 mil pacientes con enfermedades coronarias que se registran anualmente, incluyendo las víctimas de infarto que sufren de complicaciones tales como fallas agudas del corazón y bajonazos graves de la presión sanguínea como consecuencia del shock. Sin embargo, el dispositivo necesitará varios años antes de entrar en el mercado. El aparatico se llama hemobomba Nimbus y ha sido diseñado por el doctor Richard K. Wampler. Su costo se calcula en tres mil dólares.

EL PRIMER CASO
La primera aplicación que se hizo del dispositivo fue el 26 de abril pasado en un hombre de 62 años. El hombre, cuyo nombre se ha mantenido en secreto, fue sometido a un transplante de corazón, pero presentó un rechazo del órgano y habría muerto de no ser por el dispositivo. La bomba se le insertó durante dos días y el paciente se está recuperando. Un segundo paciente recibió el dispositivo la semana pasada, pero murió porque sufría de un problema irreversible del corazón y "no por complicaciones con el dispositivo, pues éste funcionó perfectamente, aunque fue necesario sacárselo porque su corazón no tenía la posibilidad de recuperarse", dijo el doctor Frazier.

El procedimiento podrá ser utilizado sólo en pacientes en peligro de muerte, tales como los que han sufrido operaciones de corazón abierto que no pueden ser separados de la máquina de pulmón y corazon artificiales o pacientes que sufren complicaciones por cateterización cardiaca.
También podrían ser pacientes de la hemobomba aquellos con agudo ataque cardiaco y falla congestiva del corazón.

UN LARGO CAMINO
El doctor Wampler, el inventor del dispositivo, empezó a desarrollarlo hace cinco años. La compañía Nimbus, la firma fabricante de la hemobomba, logró el permiso de las autoridades competentes el pasado mes de marzo, para probarla en un total de doce pacientes hasta por siete días. El doctor Frazier confiesa que cuando Wampler le pidió colaboración hace dos años, se mostró escéptico sobre el posible éxito de la hemobomba. Pensaba que el dispositivo iba a operar como un mezclador que rompería las células rojas de la sangre y que podría causar coágulos. Pero los estudios realizados con animales no mostraron estos efectos adversos y Wampler siguió adelante con el experimento.

El dispositivo es descrito como un auxiliar ventricular, pero se diferencia de otros en su tamano y en el hecho de que no se requiere de cirugía mayor para su implantación. Se coloca con una simple incisión en la parte superior de la pierna. Es insertado por cateterización cardiaca, mediante la cual se introduce un tubo en un vaso sanguíneo y se lleva al corazón.
Los médicos utilizan Rayos X para seguir el curso del tubo hasta ponerlo en su lugar. El cirujano Frazier sostiene que la hemobomba parece ser más efectiva que otros dispositivos auxiliares y que por ello podría volverse de uso común en las salas de urgencia.

El dispositivo Nimbus es capaz de bombear hasta cuatro litros de sangre en un minuto, cantidad más que suficiente para satisfacer las necesidades básicas del organismo. El corazón de una persona sana bombea cerca de cinco litros de sangre por minuto.

Uno de los mayores interrogantes que se plantea con este sistema, es cómo responderá el organismo a una presión sanguínea estable, cuando ha estado acostumbrado a las ligeras fluctuaciones que se producen durante el bombeo rítmico del corazón. El doctor Frazier afirma que como no hay nadie que haya usado ese dispositivo durante un largo período, no se han podido estudiar sus efectos en el organismo. "Aparentemente, sin embargo, no parece que haya diferencia cuando se utilice por corto tiempo", agrega.

Aunque la hemobomba Nimbus está apenas en su fase de experimentación y sus fabricantes sostienen que faltan algunos años antes de que se comercialice y salga al mercado, el hecho es que los médicos, y naturalmente quienes sufren enfermedades reversibles del corazón, tienen cifradas en esa hemobomba buena parte de sus esperanzas de vida. --