CURANDOSE EN SALUD

Se recrudece batalla legal contra el cigarrillo en el mundo

30 de marzo de 1987

La sociedad ya no está dividida entre ricos y pobres, buenos y malos, lindos y feos. Hoy en día la humanidad se divide entre fumadores y no fumadores. Recientes investigaciones demuestran que aun las personas que no fuman, tienen un alto riesgo de contraer el cáncer pulmonar especialmente si a su alrededor, en su sitio de trabajo, en su casa o en cualquier otro lugar tienen a alguien que fume. Esas conclusiones han radicalizado la actitud de los no fumadores, que han dejado la pasividad que los caracterizaba hasta ahora y han promovido, en muchos países, desde la prohibición de fumar en los vehículos de transporte público hasta la de "prender un pucho" en oficinas del Estado y restaurantes, mientras los baluartes hasta ahora inexpugnables del tabaco, vale decir, los bares, ya empiezan a estar en la mira.
Recientemente, un país escandinavo se lanzó a una campaña sin precedentes contra el hábito de fumar, que pretende llegar al año 2000 habiendo erradicado del panorama social una costumbre que hasta hace sólo algunos años, no sólo era socialmente aceptable sino hasta "glamorosa".
En Estados Unidos, donde sobre estos temas no se paran en pelos, la administración Reagan ha prohibido fumar en público a los 890 mil empleados federales de 6.800 dependencias una determinación cuya drasticidad es sólo comparable a la prohibición del alcohol en los años treinta.

Los esfuerzos no sólo se hacen a nivel federal, cada estado de la Unión ha emprendido sus propias campañas y hasta las ciudades en particular han expedido medidas de esa naturaleza.
Son más de ochocientas las ordenanzas locales contra el fumar en público. A partir del 7 de mayo, en el estado de Nueva York nadie podrá fumar en edificios publicos, almacenes, bancos, colegios, hospitales, oficinas, taxis y buses, una verdadera pesadilla para los fumadores habituales. En muchos lugares, como Cambridge, Massachusetts, los restaurantes de capacidad mayor de cierto número de sillas deben destinar un área no menor del 70% para los no fumadores, mientras se abre paso en otras comunidades la prohibición absoluta de fumar en cualquier sitio donde haya reunión de personas.

Mientras ven estrecharse el cerco a su alrededor en sus países de origen, las multinacionales del tabaco han hecho lo que cualquiera haría en las circunstancias. Se han ido con su música a otra parte, e imperceptiblemente han intensificado sus campañas publicitarias en los países del Tercer Mundo donde, por una u otra razón, los controles al hábito de fumar son mucho más tímidos. Vale decir que en Estados Unidos, la propaganda radial y televisiva está prohibida totalmente desde hace la friolera de diecisiete años, mientras en Colombia, por ejemplo, aún hoy en día existe ese tipo de publicidad, aunque restringida a ciertos horarios. Y no es que el problema sea menor. Siete millones seiscientas cincuenta mil personas fuman en Colombia, y de ellas un millón doscientas mil consumen más de una cajetilla diaria. Las cifras en toda Latinoamérica son escalofriantes, y no se nota un descenso en los últimos diez años, como sí sucede en los paises desarrollados.

Contra la ofensiva publicitaria que, además, va dirigida fundamentalmente contra los jovenes entre doce y dieciocho años, las medidas gubernamentales tropiezan en Latinoamérica con las restricciones de presupuesto y con la escasa respuesta de un público acostumbrado a hacer caso omiso de las recomendaciones oficiales. Existen prohibiciones de fumar en muchos lugares públicos en casi toda Latinoamenca, aunque no son cumplidas muy estrictamente. En Colombia, las campañas contra el cigarrillo están encabezadas por el Consejo Nacional del Cigarrillo y Salud, entidad cuyos recursos y posibilidades están muy por debajo de la magnitud de la tarea propuesta.

Todo parece indicar, entre tanto que en los países desarrollados los gobiernos están decididos a terminar con el cigarrillo a las buenas o a las malas. Los fumadores protestan y recuerdan el fracaso de la prohibición del alcohol. Hay un antecedente curioso: en el siglo pasado, en Turquía, se le cortaba la cabeza a quien fuera sorprendido fumando. Ni eso logró erradicar el famoso vicio. --