Diez años de Dolly

No sólo quebró la idea, arraigada en la comunidad científica, de que un experimento tal era biológicamente imposible. También abrió la posibilidad de la clonación como una vía para curar enfermedades degenerativas, al tiempo que despertó una intensa polémica sobre la copia genética de humanos.

Tras una década del nacimiento de Dolly, varias docenas de animales -entre ratones, gatos, vacas cerdos, caballos y hasta un perro- han sido clonados. Durante este tiempo, los científicos han descubierto que todos los clones nacen con graves defectos fisiológicos, pues son producto de un mecanismo molecular artificial que genera fallas en sus genomas. La misma Dolly tuvo que ser sacrificada en 2003, pues padecía de una grave enfermedad de los pulmones. Además, se sabe con certeza que ningún clon es idéntico a su 'padre' y que incluso son más parecidos un par de mellizos que un animal genéticamente copiado y su 'original'.

La posibilidad de clonar humanos sigue lejana. Los investigadores no han podido siquiera hacer la copia biológica de un primate, por la alta complejidad y la vulnerabilidad de sus óvulos. De modo que un posible ataque de los clones sigue por ahora lejano.

Ian Wilmut, el 'padre' de Dolly, asegura que el trabajo más interesante en ingeniería genética actual no está tanto en la clonación como en las investigaciones para cambiar la estructura genética de los seres vivos. Esto incluye, por ejemplo, los esfuerzos para modificar el ADN de cerdos, de modo que sus órganos puedan ser trasplantados a los humanos, o los intentos de crear anticuerpos en las vacas que puedan ser luego usados para tratar infecciones severas resistentes a los antibióticos, deficiencias inmunológicas e incluso el cáncer.
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Tres en uno contra el sida
La Food and Drug Administration (FDA) aprobó la semana pasada el primer antirretroviral que combina los tres medicamentos de primera línea usados para tratar a las personas con sida. La pastilla, desarrollada por la empresa productora de genéricos Aurobindo Pharma Ltd. de India, combina en una sola dosis los conocidos antirretrovirales Epivir o 3TC (lamivudina), Retrovir o AZT (zidovudina) y Viramuna o NVP (nevirapina). El desarrollo de este nuevo medicamento hace parte de un inmenso programa del gobierno de Estados Unidos (conocido como Pepfar) para vender drogas y asistir tratamientos contra el sida en los países subdesarrollados más afectados por la epidemia. Según la FDA, las dosis combinadas mejorarán la tolerancia del paciente al tratamiento (que puede generar fallas en el hígado, erupción severa y acidosis láctica) y, sobre todo, podrían minimizar el desarrollo de resistencia del virus a las drogas existentes.

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Malos tragos
Las consecuencias de las borracheras de adolescentes son mucho más graves de lo que se creía. Un laboratorio privado de Estados Unidos mostró, por medio de experimentos en ratones jóvenes, que el consumo excesivo de alcohol afecta directamente el hipocampo, una parte del cerebro fundamental para el aprendizaje y la memoria. En la Universidad de San Diego, varios estudios llevados a cabo en los últimos ocho años han mostrado que a los adolescentes alcohólicos les va muy mal en las pruebas de memoria verbal y no verbal, así como en las de atención y las que evalúan las capacidades espaciales. Por si fuera poco, los investigadores sugieren que los jóvenes que beben en exceso están dañando las mismas capacidades neurológicas que los protegerán más adelante del alcoholismo.

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A la mediterránea
Muchas frutas, vegetales y granos y una buena cantidad de aceite de oliva, nueces, avellanas y almendras. Ésta parece ser la mejor dieta para el corazón, según lo mostró un estudio realizado por la Universidad de Barcelona en 769 hombres de entre 55 y 80 años. Los participantes siguieron una de tres dietas: el típico régimen de reducción de grasas, una dieta mediterránea que tenía el aceite de oliva virgen como principal fuente de grasas, o una dieta mediterránea rica en nueces y demás frutos secos. Los que tomaron el régimen bajo en grasas mostraron un declive en sus niveles de colesterol bueno (o HDL) y no sufrieron ningún cambio en la presión arterial y el azúcar en la sangre. Por su parte, aquellos que siguieron alguna de las dos mediterráneas mostraron mejoras significativas en sus niveles de colesterol bueno, presión arterial y azúcar en la sangre. Los expertos creen que estos beneficios provienen de que las grasas no saturadas del aceite de oliva y los frutos secos ayudan a proteger el sistema cardiovascular.