EJERCICIOS MADE IN HOME

Hacer oficio, arreglar el jardín y olvidarse del carro y de los ascensores son las normas de una nueva filosofía para mantenerse en forma.

10 de diciembre de 1990

No es necesario sudar la gota gorda en un gimnasio para estar en forma. Muchas de las actividades que forman parte de la rutina diaria queman tantas calorías como una extenuante sesión de aeróbicos. Eso, que no cabe en la mente de los afiebrados al gimnasio, es lo que pregona una nueva teoría sobre el buen estado físico, que empieza a cobrar fuerza entre aquellos que viven preocupados por la vida sedentaria pero que nunca tienen tiempo para hacer ejercicio.

Después de una década en que se impuso la filosofía del ejercicio fuerte y constante, la gente está empezando a entender que el buen estado físico también se consigue realizando actividades tan simples como caminar o subir escaleras.

Como en el mundo de la buena forma todo es moda, así como a comienzos de los ochenta se impuso el delirio del ejercicio extremo, ahora empieza a imponerse la teoría del ejercicio moderado. Esto se refleja en la publicidad de las compañías que han basado el éxito de sus marcas en la necesidad de mantenerse en forma. Un ejemplo de ello es la firma Reebok que, en contraste con su antiguo eslogan "Ejercítese más, corra más", lanzó recientemente uno nuevo que dice: "Es tiempo de jugar".

Pero cambiar los hábitos de la gente en una cultura que ha convertido el buen estado físico en un ritual, no es sencillo. Por eso, una vez se ha dicho que las actividades ordinarias sirven para conservar la salud, éstas no tienen mucha posibilidad de mantenerse en su condición de "ordinarias". Es necesario lanzarlas como una nueva filosofía. Por ello, la última moda para mantenerse en forma es el cross-train o entrenamiento cruzado.

Actividades ordinarias como arregalar el jardín, subir escaleras, manejar, ir de compras, caminar o arreglar la casa, que en otras épocas se consideraban inocuas en el altar de los amantes del ejercicio, están empezando a ganar cierto prestigio. A comienzos de este año, la revista Longevity promovía en su carátula la jardinería como una actividad saludable no sólo para la mente sino para el cuerpo. Bajo el título: " Ejercítese en un gimnasio natural", el texto incluía testimonios de algunos famosos aficionados al ejercicio moderado, es decir, a considerar como ejercicio las rutinas hogareñas cotidianas.

La filosofía de lo que se conoce como "entrenamiento cruzado" es la de combinar actividades. Su mayor atractivo es que permite unos hábitos de ejercicio físico menos fuertes pero no por eso, menos eficientes. Subir las escaleras, por ejemplo, ya no es sólo un medio para llegar arriba. Ahora tiene otra finalidad: quemar calorias y ejercitar los músculos.

El auge del entrenamiento cruzado se basa en la necesidad que tiene la gente de encontrar alguna variedad para no desfallecer en sus saludables propósitos. Después de una década de aeróbicos y gimnasios, se descubre que caminar, subir escaleras o incluso bailar, producen los mismos resultados y son mucho más entretenidos. "La gente prefiere combinar actividades y socializar si es posible. Además, quienes quieren estar en forma también están volviéndose viejos y entienden que el tiempo es importante", señala el doctor George Stanford, uno de los precursores de la teoría.

Esto, que parece un gran cambio en realidad no lo es. A pesar de todo lo que se ha hablado sobre la revolución del ejercicio, lo cierto es que relativamente pocas personas se ejercitan constante y fuertemente. Una encuesta de medición realizada en Estados Unidos por el Centro de Control de Enfermedades hace un año, mostró que sólo el 8 por ciento de la población realiza programas dirigidos de ejercicio, como aeróbicos, tres veces por semana. La gran mayoría vive leyendo sobre sus bondades, compra trusas y equipos pero nunca tiene tiempo de iniciar un programa de ejercicio en serio.

De ahí, el éxito que ha tenido el libro "Póngase en forma sin ejercicio", publicado este año.

Según los autores, la revolución del ejercicio es sólo un mito. Mantenerse en forma -dicen- es no sólo una actividad desagradable sino improductiva pues, por lo general, está orientada a quemar las calorías que, en primer lugar, no han debido consumirse. La gente ha sido víctima del mito que sostiene que solamente los ejercicios fuertes pueden mantener a una persona en forma, señalan los autores. Pero los estudios demuestran que el buen estado físico está relacionado con actividades de cualquier tipo y que la gente puede mantenerse en forma realizando actividades ordinarias y útiles, como arreglar el jardín, lavar los baños, aspirar la casa, hacer diligencias a pie o cortar el pasto. Con esta nueva teoría de contar las calorías que quema trabajando en su hogar, obtiene no sólo una casa más limpia, un jardín más bonito y menos trauma para sus atribuladas coyunturas o sus músculos.

Por otra parte, los autores están convencidos que la longevidad tiene más que ver con una dieta baja en grasas que con extenuantes ejercicios. Y argumentan que no hay ninguna relación probada entre longevidad y altos niveles de ejercicio. "Ejercitarse en extremo no le está dando a la persona nada más de lo que le da una actividad moderada y ordinaria", asegura el doctor Stanford. El especialista señala que aunque la mayoría de los expertos venden la idea de que el ejercicio fuerte asegura la longevidad, nuevos estudios demuestran que ésta aumenta en la misma proporción siguiendo con una actividad moderada.

Caminar y montar en bicicleta son los saludables medios de transporte utilizados por los seguidores del entrenamiento cruzado. Los autores del libro llegan a la conclusión de que la mayoría de las personas que acuden a los gimnasios lo hacen para acallar la culpabilidad que sienten por no moverse de sus asientos en la vida normal. Finalmente, los promotores de la nueva filosofía aseguran que mantenerse en forma es más simple de lo que la mayoría de la gente cree.

Probablemente lo único que tiene que hacer para vivir unos años más y mejor, es intensificar un poco sus actividades diarias. Si usted lleva una vida relativamente activa, probablemente lo único que tiene que hacer es intensificar ligeramente las actividades que realiza: caminar más o hacerlo más rápidamente, cargar los paquetes del mercado en lugar de arrastrarlos en el carrito (caminar con un peso en los brazos aumenta el consumo de calorías), subir y bajar más escaleras. Cada minuto que pase subiendo escaleras, quema 10 calorías si su peso es de 60 kilos . Además ésta es una buena actividad para acelerar y fortalecer el corazón. Otras actividades que aceleran el ritmo cardíaco es restregar y limpiar pisos.

Si a las calorías que quema caminando más, subiendo escaleras y montando en bicicleta le suma aquellas que quema en actividades tales como hacer los oficios de la casa, salir de compras, bailar o jugar con sus hijos, seguramente alcanzará a quemar las 3.500 calorías semanales que mandan los cánones del buen estado físico. Mantener un nivel moderado de actividad es la mejor manera de quemar calorías, sin necesidad de realizar esfuerzos extras para sobrepasarla. Y si el trabajo doméstico no recibe ninguna remuneración, al menos no es tan desagradecido como hasta ahora se había pensado.-