El tecnoestrés es un mal que está atacando cada vez a más personas. En los últimos años se ha convertido en objeto de estudio de distintos especialistas que observan las relaciones del hombre con la tecnología y las demandas del mundo contemporáneo

SALUD

El estrés de la era digital

El estilo de vida actual ha intensificado algunos males existentes y ha propiciado otros nuevos. La salud del hombre contemporáneo está al filo del abismo.

11 de febrero de 2006

¿Usted es de los que pasa horas navegando en Internet, respondiendo correos electrónicos, mientras resuelve asuntos por el teléfono y redacta los informes para su jefe? ¿Contesta el celular mientras está hablando por el teléfono fijo y logra mantener dos conversaciones al tiempo? ¿Mientras maneja camino a casa, después de un día largo e intenso de trabajo, sigue resolviendo asuntos por celular y promete enviar algún e-mail una vez llegue a su destino? ¿Lleva el celular siempre, aun a la playa cuando está de vacaciones, 'por si acaso'? ¿Le produce angustia no poder revisar su correo electrónico por varias horas o haber dejado el teléfono móvil en su casa? ¿Es usted de los que piensa que no es sensato hacer dos cosas al mismo tiempo si puede hacer tres o cuatro?

Probablemente usted está padeciendo un mal que durante los últimos años ha venido afectando cada vez a más personas en el mundo: el tecnoestrés. Esta enfermedad, conocida también como el síndrome de fatiga informativa, ataca especialmente a quienes viven en función del trabajo y no se detienen ni para contemplar el paisaje.

Aunque la tecnología ha sido desarrollada para hacer la vida más fácil, disminuir el esfuerzo y mantener la productividad, los seres humanos han hecho mal uso de ella. Muchos han creado una dependencia que algunas veces llega a ser 'patológica' porque creen que si toman un poco de distancia de ella, su productividad va a declinar.

Estas personas, según las investigaciones que ya se están realizando, son catalogadas como los 'multitareas' porque pretenden hacer decenas de cosas al tiempo con la idea de que están optimizando sus capacidades y multiplicando su productividad. Usualmente trabajan simultáneamente en varias ventanas de sus computadores y dependen de distintos aparatos tecnológicos en el diario vivir. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo revela que la rápida adopción de nuevas tecnologías y métodos de trabajo propios de la carrera por la competitividad ha aumentado los casos de depresión y estrés. Pero estudios realizados por distintos especialistas han descubierto que este tipo de personas resultan ser menos productivas que las que se dedican a una sola cosa a la vez.

El siquiatra norteamericano Edward Hallowell, quien se ha dedicado a estudiar a 'los multitareas' dice que, cada vez son más las personas que entran a su consultorio con estas características. Durante sus años de estudio ha visto que tienen rasgos comunes a las que padecen el Desorden de déficit de atención (ADD, por su sigla en inglés). Cuando tienen varias tareas importantes por realizar, finalmente no saben priorizar. Se ponen ansiosos y no son capaces de hacer una sola cosa. La mayoría de ellas, además, se resiste a disminuir el uso de sus aparatos tecnológicos. "Estas personas sienten que deben trabajar más y dormir menos, con lo cual sólo logran que empeoren las cosas porque el cerebro necesita del sueño para que esté en buenas condiciones", manifestó Hallowell en un artículo del Harvard Business Review en enero pasado.

Las consecuencias sicológicas del tecnoestrés han empezado a ser visibles y se han convertido en objeto de estudio. Sus consecuencias físicas son mucho más evidentes, aunque las personas no tengan claro de dónde provienen. El uso constante de aparatos tecnológicos desencadena varias molestias en el organismo que si no son tratadas a tiempo, se pueden volver crónicas. Una persona para la que el computador es su herramienta principal de trabajo realiza unas 30.000 pulsaciones en el teclado, hace entre 12.000 y 33.000 movimientos de cabeza y ojos, y las pupilas reaccionan de 4.000 a 17.000 veces. Por eso, los síntomas físicos más comunes son dolor en el cuello, la columna cervical y la espalda en general. La irritación de los ojos, e incluso la visión borrosa propias de la exposición constante a las pantallas de computadores. El túnel carpiano se resiente, los hombros se cansan y la cabeza duele.

Pero los problemas físicos causados por el uso constante de la tecnología también responden a una mala adecuación de los lugares de trabajo y la incorrecta ubicación de los aparatos, que nos inducen a malas posiciones corporales. El cuerpo primero se manifiesta con dolores tolerables, pero si no se tiene cuidado, esos síntomas físicos pueden ser la antesala a una enfermedad. (ver recuadro).

Los especialistas, que han empezado a ver el estrés por la productividad como el riesgo laboral emergente del milenio, dan algunas recomendaciones para el bienestar de las personas. En cuanto al cuidado físico, recomiendan escribir a mano cuando sea posible, estar atento a la postura del cuerpo mientras trabaja, usar filtro protector tanto en la pantalla del computador como en los lentes.

En relación con el bienestar sicológico, son insistentes en que las personas entiendan que hacer varias cosas al tiempo no significa necesariamente mayor productividad, por eso recomiendan no tener activas varias tareas en el monitor del computador, concentrarse en una sola cosa a la vez, dormir suficiente, respetar las horas de descanso, usar con moderación los teléfonos celulares y la Internet y, en lo posible, despojarse de ellos durante las vacaciones.

El tecnoestrés o el síndrome de fatiga informativa no es el único mal que está afectando al hombre contemporáneo. Las exigencias de la vida actual, sus ritmos acelerados y las condiciones de subsistencia han disparado el estrés, la ansiedad y los malos hábitos. Las consecuencias de ello las padece el organismo de las personas y se manifiestan en distintos órganos, de diferentes formas y en variadas intensidades. Por eso hay que estar atentos y escuchar al cuerpo antes de que este colapse. Este informe especial es un llamado de atención sobre las enfermedades más comunes, propias de la vida moderna. h