MUJER

El síndrome de Estocolmo

Un científico de Medellín ganó el premio Afidro por su investigación para descifrar el síndrome Sjögren.

16 de diciembre de 2002

A Juan Manuel Anaya, internista, reumatólogo y doctor en inmunología clínica, lo ha picado desde hace muchos años el bicho de la curiosidad por desentrañar el laberinto que se esconde detrás de las enfermedades del sistema autoinmune. Y fue así como desde hace seis años creó en el Centro de Investigaciones Biológicas en Medellín la unidad de reumatología. Prácticamente desde ese mismo momento comenzó a estudiar, junto con la inmunóloga Paula Correa, todo lo relacionado con el Síndrome Sjögren, (descrito por primera vez por el sueco Henrik Sjögren), cuyo texto acaba de ser destacado con el Premio Afidro, el más importante galardón que se entrega en el país en materia de investigación. El trabajo de los investigadores consistió en conformar una población de 120 pacientes con el síndrome para conocer mejor su impacto. El síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune en la cual el sistema inmunológico ataca el organismo aunque no haya infección. Es una alteración porque las defensas no reconocen los órganos propios y los combaten. En este caso el blanco del ataque son las glándulas exocrinas, que producen secreciones como lágrimas, saliva, piel húmeda, vagina húmeda, mucosas respiratorias o mucosa digestiva. Muchas veces el síndrome se centra en las glándulas lagrimales y salivares, con los efectos conocidos de ojos y boca seca, por lo que los pacientes sienten arena en los ojos y tienen sed permanentemente. En el caso de la piel sienten que ésta pierde turgencia y su aspecto es acartonado. En el caso de la vagina la paciente siente dolor durante sus relaciones sexuales por falta de lubricación y cuando ataca los pulmones lo frecuente es una tos seca por resequedad del tracto respiratorio. Gracias al trabajo de Anaya se encontraron tres regiones genéticas asociadas a la enfermedad y con su severidad. Además identificaron las sustancias que interfieren en el buen funcionamiento de las glándulas. La primera se llama Interleuquina 10 y la otra óxido nítrico, que en estos pacientes se genera en abundancia.

Poco se ha oído de esta enfermedad, que es más frecuente en mujeres que en hombres, especialmente en aquellas por encima de los 40 años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de las mujeres adultas pueden sufrir de síndrome de Sjögren. No se sabe por qué ocurre más en las mujeres aunque al parecer es debido a factores genéticos. "La genética de estas enfermedades es compleja, porque tiene un componente genético, hormonal y neuroendocrino", explica el doctor Anaya.

En su respuesta inflamatoria el síndrome provoca dolor en las articulaciones e inflamación en los vasos de la piel de los pacientes y es por eso que históricamente el reumatólogo es quien ha atendido estos casos. "Son enfermedades similares a otras como la artritis. En las dos enfermedades se produce el mismo dolor en las articulaciones aunque por mecanismos diferentes," aclara.

Desde el punto de vista del conocimiento el síndrome de Sjögren es un modelo fascinante para estudiar las enfermedades autoinmunes. Primero porque es frecuente. En segundo lugar porque se pueden hacer biopsias muy fácilmente. En el Centro de Investigaciones se ha acopiado un extenso banco de biopsias de muchas pacientes que pueden analizarse constantemente. Y a partir del próximo año harán un cultivo de células de glándula salivar para estudiar cómo se comportan frente a diferentes estímulos, que puedan ser manipulados en el laboratorio y con esto enfocar las soluciones. "El modelo que nosotros tenemos en el laboratorio no está diseñado para estudiar una sola enfermedad, sino para estudiar un proceso patológico en el que se involucran muchas enfermedades. Eso es lo que hace interesante y novedoso el concepto de investigación que nosotros hacemos. Lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoidea, Sjögren, vitiligo son los mismos pero con diferente expresión en razón del órgano que atacan", señala el inmunólogo.