Ciencia

En el ojo del huracán

Los debates éticos y clínicos revivieron la semana pasada luego de que una pareja en Estados Unidos anunciara su intención de clonarse para tener un hijo.

19 de julio de 2002

Bill y Kathy no han querido dar sus apellidos pero eso no ha sido inconveniente para que sean noticia. En entrevista con la cadena CNN esta pareja reconoció la semana pasada su intención de concebir un hijo mediante clonación, una técnica que no sólo es experimental sino que todavía cuenta con demasiadas críticas éticas.

Los frustrados esposos han puesto sus esperanzas en el médico Panos Zavos, quien está seguro de poder hacerles realidad su anhelo de ser padres. En un laboratorio secreto un equipo de especialistas tomará una muestra del ADN de Kathy y lo usará para reemplazar el ADN del óvulo de una donante. El óvulo será implantado en el útero de una madre sustituta y si la gestación transcurre sin problemas nueve meses después nacerá una niña prácticamente idéntica a Kathy. De presentarse alguna anormalidad la pareja y el médico estarían dispuestos a realizar un aborto.

Para los especialistas en bioética la idea de clonar humanos por razones reproductivas es descabellada, más aún si se tiene en cuenta que las probabilidades de fracaso son muy altas. No hay que olvidar que antes de clonar exitosamente a la oveja Dolly, que de paso tiene síntomas de artritis, los investigadores habían fallado 200 veces.

En lo anterior coinciden los expertos Juan Ramón Lacadena, Georges Kutukdjian y José Ramón Amor Pan, quienes estuvieron recientemente en Colombia en el marco del II Congreso Internacional de Etica de la Investigación Científica, organizado por la Universidad Militar Nueva Granada.

La negativa a esta práctica es mundial y, según el doctor Kutukdjian, quien trabaja en la división de ciencias humanas de la Unesco, el próximo mes se llevará a cabo una reunión en Nueva York en la sede de Naciones Unidas para debatir los problemas éticos de la clonación humana y firmar un acuerdo mundial para su prohibición.

Sin embargo la historia de Bill y Kathy ha servido para demostrar que la polémica sobre la clonación ya no sólo les interesa a los científicos y a los políticos sino que cada día involucra a más sectores de la sociedad. Prueba de ello es que el Colegio de Abogados de Estados Unidos se reunirá en estos días para debatir el futuro legal de la clonación y la investigación embrionaria para obtener células madre.

Los investigadores consideran que dichas células no diferenciadas que se recogen del blastocito pueden derivar en líneas celulares que al ser manipuladas puedan transformarse en cualquier tipo de tejido. De ser así se podrían crear en el laboratorio tejidos para implantes y órganos para trasplantes a partir de las células del propio paciente, reduciendo de esta forma las posibilidades de rechazo por parte del organismo.

El gobierno de Estados Unidos ha prohibido la creación de nuevas líneas celulares por considerar que al tratarse de embriones se está atentando contra la vida y sólo permite la investigación a partir de las líneas que ya existían antes de la norma. La solución, entonces, apunta a la investigación en células adultas pues en experimentos con animales se ha descubierto que algunas células diferenciadas son susceptibles de transformarse en otro tipo de tejido.

Mientras los científicos se ponen de acuerdo personas como Bill y Kathy seguirán soñando e invirtiendo una fortuna en una historia que todavía tiene mucho de ciencia ficción.