LA CASA DE LOS MILAGROS

Con técnica revolucionaria, la Fundación San Luis endereza el pie "chapín"

22 de febrero de 1988

Una técnica perfeccionada en Colombia ha demostrado ser eficaz para corregir el defecta congénito conocido como pie chapín, sin necesidad de cirugía. Pero este avance, que sin duda es un éxito importante en materia de rehabilitación de inválidos, no se consiguió en ninguno de los grandes hospitales ni en las facultades del ramo en el país. Se trata del trabajo de un modesto centro de rehabilitación de Bogotá que atiende de caridad a la mayoría de sus pacientes y que se sostiene "como por obra y gracia del Espíritu Santo".
En la Fundación San Luis todo es humilde: desde el inmueble en que funciona, una vetusta casa del barrio que lleva su nombre, hasta la actitud misma de su personal cuando cuenta como si nada, los logros de la institución. Sin embargo, la Fundación parece demostrar que los grandes presupuestos no son necesarios cuando sobra la voluntad de servicio.
Todo comenzó cuando el Instituto Roosevelt cerró, por falta de presupuesto, la Clínica Santa Ana, que funcionaba en Chapinero y atendía pacientes de escasos recursos. Ese fue, en junio de 1980, el momento de decisión para la doctora Nancy Pinedo, su directora durante 17 años. La doctora Pinedo, una opita graduada en Fisioterapia en la Universidad del Rosario, resolvió fundar una nueva clínica, con la misma filosofía de dar atención gratuita.
La idea pareció descabellada, sobre todo ante la falta absoluta de recursos. Pero el destino le tenía reservadas buenas noticias. Unos primos le dieron una vieja casa que se encontraba prácticamente en ruinas. El primer instrumental lo aportó de su consultorio particular, que cerró, y con la colaboración de un grupo de "filántropos pobres", finalmente le dio vida al proyecto. El Centro abrió sus puertas el 1° de julio de 1980, con el concurso del médico traumatólogo Héctor Pinto León y del ciudadano griego Neptoleno Vasilius, ya fallecido.
De entonces para acá, la Fundación San Luis ha logrado adquirir el equipo básico que se requiere para que sus 14 profesionales atiendan unos 80 pacientes al mes en traumatología y ortopedia, medicina interna pediatría, fisioterapia, terapia ocupacional, psicología, terapia del lenguaje y educación especial. El balance resulta extraordinario si se tiene en cuenta que la fuente principal de financiación ha sido el viejo sistema de los chocolates santafereños de beneficencia, las rifas de colegio y uno que otro baile, así como algunos conciertos donados por artistas.
Nancy Pinedo cuenta que la supervivencia de la Fundación, que carece de apoyo institucional a veces parece sencillamente milagrosa. Aunque su nómina llega casi a los $300 mil, y los gastos otro tanto, el producido de las consultas, casi todas gratuitas, no llega ni a una fracción. "Entonces cuenta la doctora, casi siempre se produce el milagro. En una ocasión, por ejemplo, el gerente del banco nos permitió un sobregiro, a pesar de que estaba en cierre semestral. Otras veces, llega una donación inesperada. Así nos hemos sostenido".
En un medio tan precario, la doctora Pinedo y su grupo de colaboradoras, ha desarrollado la revolucionaria técnica de rehabilitación del pie chapín. Dice la doctora Pinedo: "Con esta técnica hemos corregido el pie equino en niños de 4 hasta 18 años. Lo único que se requiere es que no haya habido cirugía. Se evita la atrofia del pie, por lo que este queda en capacidad de crecer normalmente; el tratamiento se completa en dos meses aproximadamente, y la postura para andar, o sea el patrón de marcha, se recupera".
La técnica se desarrolló a partir de un procedimiento ideado por el médico español Rafael González Maz, y se basa en el estiramiento máximo de los ligamentos retraídos y contracturados, y en el estímulo de los músculos antagonistas, esto es, los contrarios a los afectados por la deformidad. Cada semana se practican sesiones de fisioterapia de 4 horas y se aplica una férula de yeso que inmoviliza el pie hasta la siguiente sesión. La doctora Pinedo refiere que todos los pacientes tratados se han recuperado plenamente, pero que "se requiere la colaboración total de la familia". Después de terminado el tratamiento entra en acción la parte sicológica y de terapia ocupacional para acomodar al niño, marcado de nacimiento por su invalidez, a su nueva vida. "La mejor retribución que recibimos es el cambio de personalidad del niño, la aparición de su sonrisa. Eso compensa todos nuestros sacrificios".--