LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Procedimiento para la remoción de la prostata no deja impotente al enfermo

15 de febrero de 1988

Lo mejor que tiene la próstata es que produce el líquido seminal que lleva en su torrente los espermatozoides. Lo peor que tiene, es que es uno de los órganos que más problemas produce a los caballeros que han superado los 45 años de edad. No solamente tiene la tendencia a crecer desmesuradamente en muchos varones mayores de esa edad, sino que suele desarrollar tumores cancerosos que, de no ser extirpados oportunamente, pueden llevar a la muerte.
Cuando se presenta un tumor canceroso hay dos posibilidades: o se trata por medio de radiación o se extirpa quirúrgicamente. Hasta hace algún tiempo, los pacientes escogían la vía de la irradiación, puesto que la extirpación llevaba casi con absoluta seguridad a la impotencia. Hoy, sin embargo, una nueva técnica quirúrgica se ha demostrado eficaz para evitar ese riesgo y ha hecho que el patrón de preferencias de los pacientes haya cambiado sustancialmente.
El avance fue posible gracias al descubrimiento de que los nervios microscópicos que controlan la erección pasan en racimo junto a la próstata. Anteriormente la extirpación de la glándula cortaba esos nervios, pero ahora muchos cirujanos están usando esa nueva técnica que deja los nervios intactos.
La operación fue desarrollada en 1982 por el doctor Patrick Walsh, de la Universidad Johns Hopkins, donde hasta ahora se ha practicado más de 500 veces. El procedimiento ha ganado gran aceptación entre los cirujanos, quienes en general favorecen la intervención quirúrgica frente a la irradiación. Según ellos, con la remoción del tumor el cáncer no reaparece, mientras que la irradiación puede dejar activas algunas células con capacidad para extender el mal a otros órganos.
El temor de que la operación los puede dejar impotentes hace que muchos pacientes prefieran someterse al tratamiento de irradiación. En una encuesta realizada en la Universidad de Nueva York se encontró que de 30 mil pacientes solamente 3 mil eligieron la operación, y 6 mil prefirieron las radiaciones.
El nuevo procedimiento es según Walsh demasiado nuevo para reflejarse en esas estadísticas, y su seguridad en cuanto a la impotencia de los pacientes es comparable a la de la irradiación, esto es, deja impotentes solamente a una tercera parte de los pacientes. El resto, aunque con capacidad para ejercer su sexualidad, de todas maneras resultan estériles, por cuanto los espermatozoides quedan sin el vehículo de transporte que es el líquido seminal producido por la próstata.
En el pasado, la remoción de la próstata causaba con frecuencia también la pérdida de control de los intestinos y la vejiga por la proximidad con la glándula de los músculos que controlan ambas funciones. Además, la próstata rodea a la uretra en la parte en que ésta sale de la vejiga. El nuevo procedimiento quirúrgico hace más fácil la reconexión de la uretra con la vejiga una vez que se ha hecho la remoción.
El mayor problema que presenta la diagnosis del cáncer de la próstata es que esta glándula se encuentra colocada en la parte más profunda del bajo vientre, lo que hace que los tumores no puedan ser fácilmente detectables al acto. Eso hace que en muchos casos el cáncer ya se haya extendido a otros órganos antes de que su presencia haya sido determinada.
El método tradicional de detección del cáncer de la próstata consiste en que el médico introduce un dedo enguantado en el recto para palpar la glándula y buscar áreas densas en su masa. Ese procedimiento es insuficiente para detectar tumores si estos se encuentran fuera de alcance. Se han intentado algunos sistemas novedosos, como los exámenes de sangre y las pruebas ultrasónicas, pero su aceptación ha sido limitada.
El cáncer de próstata crece lentamente y puede no amenazar la salud del enfermo durante muchos años. Por ejemplo, cuando un hombre ha llegado a los 75 años, los médicos pueden decidir dejar el tumor sin tratamiento sobre la base de que el paciente podría morir por cualquier otra causa antes de que su salud se viera afectada por su próstata.
En una operación típica, la cavidad corporal es abierta por el bajo abdomen. Los nódulos linfáticos que drenan el área de la próstata son removidos y examinados para determinar si el cáncer se ha extendido fuera de la glándula. Si uno de los lóbulos no se encuentra afectado, el cirujano puede decidir remover solamente el otro. Esto acrecienta las posibilidades de que el paciente no quede impotente, puesto que los nervios que controlan la erección son redundantes y, según parece, uno solo de los sistemas es suficiente para mantener la función.
Los nervios en sí, están contenidos dentro de un conjunto cardiovascular que también tiene vasos sanguíneos. Al desarrollar la operación, el doctor Walsh comprobó que la función de estos nervios era el control de la erección mediante un estímulo eléctrico que la produjo en el paciente.
Durante una visita hecha en 1981 a la Universidad de Leiden en Holanda, Walsh observó los experimentos que el doctor Pieter Donker realizó en cadáveres de niños nacidos muertos, para determinar cuáles son los nervios que controlan las funciones de la vejiga. Los estudios fueron realizados en infantes, pues a edad tan temprana los nervios no están recubiertos por tejido graso y pueden ser recorridos fácilmente. Los resultados les sugirieron a ambos científicos la posibilidad de que esos mismos nervios afectaran la actividad sexual en la edad adulta.
Para los pacientes que escogen la cirugía del doctor Walsh, la potencia sexual puede regresar luego de un año aproximadamente. También pueden sufrir incontinencia temporal.
En Colombia la cirugía avanzada del doctor Walsh comenzó a practicarse casi inmediatamente después de que el científico la dio a conocer a la Comunidad Médica Internacional. El urólogo Jorge Cavelier informó que "no se necesitan facilidades especiales para realizar la operación de Waish sino un cirujano de gran habilidad. Lo que es importante aclarar es que solamente se puede practicar en los casos en que el tamaño del tumor lo permite, pues cuando este es demasiado grande, se impone la extirpación masiva de la glándula, y en ese caso la alternativa es: impotencia o muerte".