LAS SALES DE LA VIDA

El cuerpo humano es una pequeña mina en la que solo unos cuantos miligramos pueden hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad.

9 de octubre de 1989

Nada más cercano a la sentencia bíblica de "Polvo eres y en polvo te convertiras" que mirar el organismo humano en términos de minerales. El cuerpo humano es una pequeña mina. Contiene fósforo y azufre suficientes para confeccionar ocho mil cerillas, en cloruro de sodio posee el equivalente a seis libras de sal de cocina, hierro como para fabricar siete clavos, el carbón suficiente para nueve mil minas de lápiz y calcio como para blanquear las paredes de una habitación. No obstante, la mayoría de estos minerales intervienen en dosis infinitesimales. De ahí su nombre: oligoelementos -del griego "oligos": muy pequeño. Sin embargo, el hecho de que un elemento sea necesario en dosis tan insignificantes no quiere decir que no sea importante.
Puede ser tan esencial como aquellos que se necesitan en dosis mayores. La razón es que los minerales no actuan de acuerdo con su peso, sino como verdaderos contactos, asegurando el encendido de multiples reacciones llamadas metabólicas, en las cuales ellos son biocatalizadores. En su ausencia, la mayoría de los procesos vitales del organismo no podrían efectuarse.
En otros minerales esenciales, ademas del concepto cualitativo está el cuantitativo. Son macro-elementos que ejercen un doble papel. No sólo participan en los intercambios metabólicos, se incorporan en la estructura de los tejidos. Por ejemplo, el esqueleto se forma a base de una trama de fósforo y calcio. Obviamente, el aporte de estos minerales debe ser considerable. Al igual que en las vitaminas, la fuente principal de sales minerales son los alimentos.
Si bien es cierto que la salud es simplemente el equilibro del organismo, este equilibrio es más inestable de lo que se cree, ya que depende de complejas interacciones bioquímicas.
En la base de estas, los minerales desempeñan un papel vital. Ellos participan en todos los procesos de asimilación, formación y renovación de los tejidos. Sin su presencia no puede existir ningun intercambio celular. Y cada uno tiene su propia funcion: el fluor en los dientes, el zinc en el sistema inmunológico, el hierro en los glóbulos rojos, el yodo en la tiroides, el calcio en los huesos, etc. Cada edad tiene también sus propias necesidades básicas: hierro, zinc y calcio en los niños. Calcio, fósforo, fluor y zinc en la adolescencia. Calcio, manganeso fósforo, magnesio y selenio en la tercera edad. Algunas condiciones especiales tienen también sus propias exigencias: las mujeres embarazadas lactantes necesitan calcio, hierro magnesio, silicio y zinc. Las que toman anticonceptivos hormonales: magnesio, zinc y cromo. Y los deportistas: magnesio, hierro, zinc y selenio. Y cualquier carencia, tanto de micro como de macro-elementos, incide sobre la salud.
Los científicos definen como oligoelemento esencial aquel cuya ausencia en el organismo conduce a deteriorar una función. Pero las pruebas son difíciles y las deficiencias pueden tomar meses o años en aparecer. Gracias a las nuevas tecnologias es posible detectar la mayoría de los metales, aun en el estado de trazas infinitesimales.
Se ha demostrado que al menos nueve oligoelementos son esenciales para el ser humano: hierro, zinc, cobre, manganeso, cromo, cobalto, yodo, molibdeno y selenio. El fluor es benéfico mas no hay seguridad de que sea esencial. Pero las nuevas investigaciones parecen indicar que esta lista aumenta: magnesio, vanadio, estaño, bromo, silicio, níquel, litio, plomo y aun arsenico cumplen un importante papel en el organismo.
Lograr el equilibrio no es sencillo. Muchos problemas patológicos se presentan cuando los procesos de asimilación en el organismo son más fuertes que los de eliminación, o viceversa. También cuando se tiene una débil defensa a las agresiones, como la polución, el fumar o el estrés, que son altos consumidores de sales minerales, se pueden producir serios trastornos. Por eso, a pesar de que se ingiera una alimentación nutritiva y variada, es posible encontrar carencias de ciertos elementos. Por otra parte, en el organismo mismo, a nivel intestinal, existen fenómenos de competencia. Por ejemplo, si se ingieren simultáneamente alimentos ricos en calcio y en magnesio, la presencia del primero bloquea la asimilación del segundo. Igualmente, alimentos como los granos, las leguminosas y el cacao, por sus fuertes contenidos de fitatos, impiden la asimilación del cobre o el zinc.
La importancia de estas sustancias y la comprobada gravedad de sus carencias ha llevado al reciente auge de la oligoterapia como alternativa de la medicina preventiva y terapéutica.
Los aportes complementarios de oligoelementos permiten restablecer los intercambios defectuosos y corregir problemas. Tales carencias deben ser detectadas por medio de análisis de laboratorio que permitan al especialista dar la indicación precisa. Por lo general se considera que los oligoelementos estan desprovistos de toxicidad, no obstante el exceso de alguno de ellos puede perturbar la acción de otros que son igualmente indispensables. Lo aconsejable, si la ímportancia del problema exige recurrir a la ingestión de varios oligoelementos, es evitar tomarlos en forma simultánea.
Por otra parte, en dosis demasiado fuertes, un metal como el aluminio puede ser altamente tóxico. En medicina legal se sabe que el análisis del cabello permite establecer balances biológicos e incluso descubrir una intoxicación, especialmente de aluminio, plomo y arsénico. Es cierto, la salud no es otra cosa que la busqueda de un equilibrio, pero tratándose de cantidades tan pequeñas, incompatibilidades y peligrosos excesos, hay que tener en cuenta que aunque los oligo y los macro-elementos constituyen las mejores armas de defensa que posee el organismo, tambien puede resultar nefasto querer hacer las cosas demasiado bien.

SALUD EN MILIGRAMOS
BUENAS FUENTES DIETETICAS
HIERRO: Carne, pescado y pollo; higado; frijoles, granos enteros, otros, albaricoques, pasas, vegetales verdes y nueces.
ZINC: Nueces, granos enteros, fríjoles, té, ostras, carne roja, pollo (carne negra).
MANGANESO: Granos enteros, vegetales verdes, te, frijoles.
COBRE: Higado, ostras, nueces, cocoa, granos enteros, frijoles.
FLUOR: Agua fluorizada, pescado, té.
MOLIBDENO: Granos enteros, frijoles, higado, riñón.
YODO: Comida de mar, alimentos cultivados en terrenos ricos en yodo cerca del mar, sal yodada.
CROMO: Levadura de cerveza, carne, pollo, granos enteros, queso.
SELENIO: Pescado, granos enteros (especialmente trigo), plantas
cultivadas en terrenos ricos en selenio.
COBALTO: Higado, riñón, ostras, almejas.

FUNCION EN EL CUERPO
HIERRO: Como parte del componente rojo de las celulas de la sangre, transporta oxigeno y dioxido de carbono. Forma parte de algunos sistemas de enzimas.
ZINC: Esencial en muchas enzimas y en el crecimiento y regeneración de los tejidos.
MANGANESO: Comprometidos en los sistemas de enzimas relacionado con la formación de los huesos, función del sistema nervioso central y de la elaboración de ácidos grasos esenciales y colesterol.
COBRE: Esencial para la formación de hemoglobina en los glóbulos rojos de la sangre, forma parte de muchas enzimas, interactua con el hierro, probablemente juega algun papel en la prevención de enfermedades circulatorias.
FLUOR: Fortalece el esmalte dental y posiblemente los huesos.
MOLIBDENO: Esencial en algunas enzimas.
YODO: Parte esencial de las hormonas de la tiroides.
CROMO: Aumenta la efectividad de la insulina.
SELENIO: Protege las membranas de la célula; la acción es similar la de la vitamina E.
COBALTO: Componente esencial de la vitamina B12. Puede ser parte de varias enzimas esenciales.

SIGNOS DE EXCESO
HIERRO: El pigmento del hierro se acumula en el higado, bazo y otros tejidos, lo cual deteriora esas partes del organismo.
ZINC: Fiebre, nausea, vomito, diarrea, perdida de hierro y cobre de los lugares de almacenamiento en el higado.
MANGANESO: Debilidad, dificultad de movimiento, problemas sicologicos, toxicidad observada primariamente con uso industrial.
COBRE: Nausea y vomito, enfermedades hereditarias en las cuales el exceso de almacenamiento de cobre puede conducir a cambios sicológicos, desordenes del movimiento y muerte.
FLUOR: Manchas en los dientes; deformidad en los huesos cuando hay altas dosis.
MOLIBDENO: Síntomas gotosos, pérdida de cobre por parte del organismo.
YODO: Raramente, bocio o hipotiroidismo en individuos sensibles al yodo.
CROMO: Se sabe poco sobre la toxicidad en las dietas alimenticias. Las formas industriales (cromatos) son bastante toxicas.
SELENIO: Interferencia en las reacciones del cuerpo comprometidas con el sulfuro.
COBALTO: Puede conducir al bocio, exceso de globulos rojos en la sangre, sobrecrecimiento de la medula del hueso.

SIGNOS DE DEFICIENCIA
HIERRO: Anemia.
ZINC: Crecimiento pobre, enanismo, falta de desarrollo de los organos sexuales, deterioro del gusto y el olfato, pobre cicatrización, problemas de piel.
MANGANESO: Nunca visto en humanos.
COBRE: Anemia, cambios en la formación de los huesos, aumenta el colesterol.
FLUOR: Susceptibilidad a las caries, posiblemente osteoporosis.
MOLIBDENO: Desconocido.
YODO: Bocio, cretinismo en niños que nacen de madres con deficiencia de yodo, hipotiroidismo en adultos.
CROMO: Resistencia a los efectos de la insulina, de la tolerancia a la glucosa, aumento de los lípidos de la sangre (como el colesterol).
SELENIO: Enfermedad del corazon; posiblemente relacionado con el aumento de las tasas de cáncer.
COBALTO: La deficiencia es rara; en teoria puede llevar a la deficiencia de vitamina B12 y anemia perniciosa.