LOS HOMBRES LAS PREFIEREN FLACAS

En busca de las formas perdidas, 2 mil colombianos se someten anualmente a la liposucción.

17 de agosto de 1987

Las abuelas no tuvieron más remedio que conformarse con masajes de agua-lluvia en ayunas y apretados corsés. Sus hijas alcanzaron a intentarlo con jabón de tierra y fajas elásticas. Más recientemente, los recursos oscilaban entre las mascarillas faciales, las cremas, las dietas, los masajes y los aeróbicos. Hoy, el camino hacia la belleza parece mucho más despejado, aunque también mucho más martirizante y costoso.
A partir de la aparición de la cirugía plástica como un logro más de la medicina moderna, son muchas las posibilidades que se le han abierto a la humanidad para mejorar, e incluso alcanzar, los estados ideales de perfección y belleza estéticas. Relacionada generalmente con arreglos de nariz y estiramiento de la piel, la cirugía cosmética ha logrado el clímax de la revolución estética con la liposucción que, descubierta en 1978 por el médico francés Yves Illouz, fue introducida en Colombia al mismo tiempo que en Estados Unidos en 1982.
Cerca de 2.000 colombianos se someten a ella cada año y de ellos el 85% son mujeres. Esto parecería darle la razón a quienes afirman que la apariencia física es factor decisivo para el primer intento de un hombre de acercarse a una mujer. El doctor Axel Vargas, pionero de la liposucción en el país, dice que "el trabajo sobre el cuerpo humano es como jugar a Pigmalión o ... a Dios ". Pero un juego en el que ni Dios ni Pigmalión parecen estar muy interesados en jugar del lado del paciente, sino hasta después de pasada la operación, que puede durar hasta tres horas dependiendo de la cantidad de grasa que haya que succionar, la cual, en todo caso, no puede ser mayor a 3 mil centímetros cúbicos.

ESCULTURA EN VIVO
El interesado en cambiar los contornos de su figura es sometido en primera instancia a una labor de reconocimiento médico, que incluye exámenes de laboratorio y un exhaustivo chequeo general para evitar posibles complicaciones en el momento de la intervención quirúrgica. Antes de pasar a la sala de operaciones, se toman fotografías de las áreas que se van a reducir. Estas son señaladas con un marcador en el cuerpo del paciente, como una especie de mapa militar, en círculos descendentes que se cierran buscando el centro de cada protuberancia.
Ya en el quirófano, el paciente es sometido a anestesia general e inyectado con una solución de agua salada para ablandar la grasa. Siguiendo las indicaciones de las líneas en el cuerpo y teniendo como punto de referencia las fotografías previamente tomadas, se inserta un instrumento de acero, conectado a un tubo de plástico -que a su vez está unido a una bomba neumática-, en una pequeña incisión no mayor de dos centímetros. Mientras con una mano el médico mueve la cánula hacia adentro y hacia afuera de la piel y succiona una mezcla de grasa y sangre, con la otra va "esculpiendo" la carne.
Luego de la intervención, los pacientes son vendados apretadamente durante casi una semana y algunos usan prendas elásticas de soporte varias semanas más. El cuerpo queda inflamado y magullado, y aunque ciertos pacientes pueden ver beneficios en cuestión de días, los grandes cambios no son perceptibles sino hasta pasado un período comprendido entre seis semanas y seis meses.
Eulalia Avendaño, ingeniera industrial de 29 años, 1.68 de estatura y 52 kilos de peso, se sometió a la liposucción hace dos años. Entrevistada por SEMANA, ella dijo, "no soy una persona para nada gorda, pero tenía un par de "conejos" tan horrorosos, que me sentía muy acomplejada. Hoy puedo usar bikini y blue jeans apretados sin ningún problema. Además, ahora que soy normal, me miro al espejo sin rechazar mi cuerpo como lo hacía antes. Dicen que uno debe aceptar sus defectos, pero si éstos se pueden arreglar, no veo porqué no hacerlo".

BARBIE DOLL
Aunque para Eulalia "el dolor que se siente no es mayor que el de un granito o un raspón", no dejará de haber incrédulos que piensen que esto es demasiado suplicio sólo por lucir un poco más esbeltos y rejuvenecidos. Sin embargo, y a pesar de que el "chistecito" puede costar entre 150 mil y 400 mil pesos, y de que a muchos pacientes les preocupa atentar contra la madre naturaleza, lo único cierto es que la tendencia hacia la escultura del cuerpo continúa creciendo.
Porque ya no se trata sólo de la liposucción. A partir de ella se han dado una serie de avances como el reciclaje o injerto de la grasa, llamado por los cirujanos plásticos lipoinyección. Se trata de un procedimiento a la inversa, que consiste en succionar la grasa de un área del cuerpo para inyectarla en cualquier otro. Así, se puede por ejemplo, extraer la sustancia adiposa de los muslos o el estómago y utilizarla para rellenar arrugas crear hoyuelos o hacer barbillas, mejillas y labios más prominentes. Se puede inyectar también en los surcos entre la nariz y la boca, en las arrugas de la frente y en la pata de gallina o en las depresiones que dejan algunas cicatrices como la de una operación de apéndice.
Es un trabajo de cirugía menor más reciente que la liposucción, y tal vez a ello se deba que, en Colombia por lo menos, esta última se realice más que la lipoinyección. Es, a su vez, una práctica que ha suscitado un serio debate entre los especialistas, quienes están tratando de establecer si la lipoinyección de grasa humana es más efectiva que el injerto de colágeno. Aunque algunos cirujanos plásticos aseguran que es irresponsable y peligroso, dado que el reciclaje de grasa se encuentra apenas en una etapa experimental, además de que rara vez permanece en el cuerpo por mucho tiempo, se ha podido demostrar que los tratamientos con lipoinyección tienen una duración hasta de tres años.
Pero, ¿cúal es el problema con la grasa? Después de la pubertad la persona tiene un determinado número de células grasas. Cuando se gana peso, las células se expanden; cuando se pierde peso, las células se encogen, pero ellas nunca desaparecen. Con la liposucción las células se remueven permanentemente, y aunque los pacientes pierden tan sólo unas pocas libras (porque la grasa pesa poco), pueden usar tallas más pequeñas e, incluso aunque coman excesivamente, no vuelven a recuperar su anterior figura.
Esto, que con seguridad resulta más que alentador para los muchos inconformes con su figura que pueblan el mundo, no parece halagar de la misma forma a los otros tantos que encuentran preocupante estas prácticas. Uno de ellos, el sicólogo norteamericano Lonie Barbach, asegura que "es muy triste que en nuestra cultura la gente esté tan controlada por la imagen de belleza generada por los medios masivos de comunicación, que tantos y tantos estén dispuestos a experimentar cambios radicales y a sufrir dolor a un costo tan grande. La cirugía cosmética parece ser una de las áreas donde la tecnología ha conseguido llevarnos hacia el absurdo".
Y es que los trabajos en el cuerpo son sólo uno de los diferentes avances médicos que pueden mostrar un futuro un poco horripilante. Neuromancer, una novela de ciencia ficción premiada recientemente, imagina un mundo obsesionado por el mercado negro de hormonas, implantes corporales y cirugía cosmética. En una entrevista, su autor, William Gibson, especuló que si esta clase de prácticas médicas llega a ser más difundida "nosotros veremos una extraña clase de darwinismo popular imponiéndose. Comenzaremos a ver las mismas caras una y otra vez según la moda, una especie de efecto Barbie-doll".
Pero todas estas elucubraciones y debates sobre las implicaciones de la cirugía estética en la gente y su futuro parecen no preocupar mucho a aquellos que quieren y tienen con qué "esculpirse". A ellos seguramente, no sólo les importará muy poco que les digan "fotocopia", sino que podrían incluso llegar a sentirse orgullosos de que la gente los llame, parafraseando al Hombre Nuclear, el señor o la señora de los 150 mil.

LA VOZ DE LA EXPERIENCIA
El doctor Axel Vargas, cirujano plástico que introdujo la liposucción en Colombia, entrevistado por SEMANA respondió los siguientes interrogantes sobre el tema:

SEMANA: ¿A qué se debe que la acumulación de grasa se presente más en algunas personas y que se dé con mayor frecuencia en ciertos sitios del cuerpo?
AXEL VARGAS: Es un problema hereditario. La mayoría de los casos son por conformación genética y unos pocos por descuido en el régimen alimentario.

S: ¿ Cuáles son las liposucciones más practicadas en Colombia?
A. V.: En Colombia empezó por hacerse para los "conejos" de las señoras y las "agarraderas del amor" (llantas laterales de la cintura) en los hombres. Actualmente se puede practicar en el abdomen, la papada, los brazos, los senos tanto femeninos como masculinos, y en cuyo caso se llama "ginecomastia", la parte superior de las nalgas, en cualquier parte de los muslos, las piernas y los tobillos, e incluso en las glandulas sudoríparas, que permite hasta el 80% de disminución en el sudor. Pero, básicamente, las liposucciones más practicadas son las de los muslos, abdomen, nalgas, torso y la parte lateral de las caderas.

S.: ¿Siendo una operación de cirugía menor, esto querría decir que cualquier médico está capacitado para hacerla?
A.V.: Aunque en Estados Unidos ha sido practicada por dermatólogos, ortopedistas, ginecólogos y otorrinolaringólogos, creando una controversia profesional que no acaba de aclararse, yo considero que ningún profesional de la medicina está tan capacitado para realizarla como un cirujano plástico.

S.: ¿Qué riesgos ofrece la liposucción?
A. V.: La operación en sí presenta los mismos riesgos de cualquier cirugía menor como una amigdalectomía, al punto de que hasta un diabético puede hacérsela. Pero es bueno aclarar que lo recomendable es hacerla en una clínica, en primer lugar por los peligros que implica cualquier anestesia general, y segundo porque con la liposucción el paciente pierde muchos líquidos y electrolitos como sodio, potasio, calcio;y cloro, situación que podría desencadenar en un estado de shock o hipotensión.

S.: ¿Algún cuidado posoperatorio especial ?
A. V.: Los pacientes, cuyas edades oscilan generalmente entre los 16 y 48 años, no deben someterse a ningún cuidado especial. Al día siguiente de la operación pueden levantarse e irse a trabajar, soportando tan sólo la pequeña incomodidad del vendaje elástico. La piel queda, al principio, como la de una mujer embarazada, que se estira. A medida que disminuye la inflamación, la piel vuelve a encogerse, recobrando su estado original, pero ya sin el bulto de la grasa. Lo único que yo recomiendo es un poco de ejercicio como montar en bicicleta y caminar.