"MAMI, DUELE"

Sólo un 10% de los dolores de cabeza crónicos en los niños tienen una causa orgánica.

6 de agosto de 1990


Los dolores de cabeza no son una peste exclusiva de los adultos. Es también un problema común en los niños, que muchas veces se pasa por alto o se diagnostica mal, porque puede producir síntomas no asociados generalmente con las cefaleas. Estudios realizados en los países escandinavos revelan que más de la mitad de los niños, entre 7 y 15 años, sufren de dolores de cabeza y que la prevalencia de la afección y su severidad aumentan con la edad.

Cuando un niño sufre de dolores de cabeza frecuentes, por lo general los padres creen que se trata de un síntoma de otro desorden, como un defecto visual, una alergia, una sinusitis o, en casos severos, incluso un tumor del cerebro. Es difícil entender que un niño pueda sufrir un dolor de cabeza si no hay algo más serio. Pero la verdad es que sólo entre el 5% y el 13% de los dolores crónicos de cabeza en los niños pueden relacionarse con una causa orgánica. Y muy rara vez, la causa es algo tan serio como un tumor, una hemorragia o una infección del cerebro. La gran mayoría de los dolores de cabeza de los menores está relacionada con el estrés y cerca del 40% tiene su origen en las migrañas que se presentan en algunas familias.

Según los pediatras, las causas más frecuentes de dolor de cabeza en los niños son las siguientes:

· Psicogénica: Los adultos lo llaman dolor de cabeza por tensión. Puede ocurrir de vez en cuando o a diario. El dolor se presenta en la región anterior de la cabeza y aumenta a medida que pasan las horas. Son consecuencia típica de estados de ansiedad o de depresión, que tienen sus raíces en problemas en la casa o en el colegio. El factor que los precipita puede ser la separación de los padres, rivalidad con los hermanos, conflictos y peleas familiares, desajustes escolares o presiones paternas. Este tipo de dolor de cabeza puede volverse común y frecuente si no se resuelven los problemas subyacentes que lo ocasionan.

Por otro lado, según algunos especialistas, los padres pueden estimular dolores de cabeza de sus hijos, sin darse cuenta, cuando los sobreprotegen. Y los niños, que aprenden por el ejemplo, algunas veces sienten dolor de cabeza como un síntoma de estrés, porque uno de los padres se queja con frecuencia de ese mal.

· Migrañas: Resultan de una inestabilidad en los vasos sanguíneos de la cabeza, con frecuencia hereditaria. Casi todos los menores que las sufren tienen al menos a uno de los padres que las experimenta En la migraña, los vasos del cuero cabelludo se contraen y se dilatan, determinando una serie de síntomas que van desde distorsiones en la visión y vértigo, hasta dolor con palpitaciones, náusea y vómito. A diferencia de los adultos -cuyas migrañas se presentan en un sólo lado de la cabeza-, en niños el dolor puede ocurrir en ambos lados y casi siempre va acompañado de vómito y deseo de dormir. Las migrañas de la infancia por lo general desaparecen después de varias horas de sueño. Los ataques pueden presentarse o empeorar con el calor, la excitación, la depresión, un trauma, el ejercicio, la fatiga, algunos medicamentos y ciertos alimentos como el chocolate, el queso y las carnes enlatadas.

El doctor Arthur L. Prensky, de la facultad de Medicina de la Universidad de Washington, estima que cerca de la mitad de los dolores de cabeza en niños son migrañas. Especialmente en los niños menores, la migraña puede ocasionar síntomas confusos entre los cuales están períodos de confusión y agitación, vértigo, episodios inexplicables de vómito severo y desórdenes neurológicos, como desequilibrio y ocasional pérdida de la conciencia.

· Desórdenes orgánicos: Con mucha frecuencia son problemas que nada tienen que ver con el cerebro, relativamente fáciles de diagnosticar y tratar. Estos incluyen infecciones en los senos nasales con dolor en medio de los ojos; desórdenes visuales que producen dolor en la parte delantera de la cabeza después de ver televisión o hacer tareas; problemas en los dientes que ocasionan una mala mordida o mal funcionamiento de la coyuntura entre las mandíbulas, e infecciones del oído y la garganta.

Los golpes en la cabeza pueden ocasionar un dolor de cabeza prolongado, con frecuencia acompañado por insomnio, mareos, fatiga, irritabilidad y problemas de memoria o de audición.
Potencialmente mucho más serios, pero más raros, son los dolores crónicos de cabeza que resultan de un desorden que produce aumento de presión en los vasos sanguíneos de la cabeza. Con frecuencia el dolor va acompañado por náusea, pérdida del equilibrio, debilidad, letargo o cambios de personalidad. Con el transcurso de los días, las semanas o los meses, esos dolores se vuelven más frecuentes y severos. Entre las posibles causas se incluyen tumores o coágulos en la superficie del cerebro. Un aumento de la presión puede ser resultado de una sobredosis de vitamina A, obesidad, o el uso de tetraciclina vencida.

Los padres pueden convertirse en los mejores auxiliares del pediatra de sus hijos, aportando la mayor información posible para que el médico pueda lograr un diagnóstico acertado que evite, esta vez a los padres, un serio dolor de cabeza.