MEJOR LA ABSTINENCIA

Ahora resulta que los condones tampoco sirven contra el SIDA.

7 de diciembre de 1987

Las recomendaciones más generalizadas para evitar el contagio sexual del SIDA habían sido hasta ahora la abstinencia, o al menos la eliminación de la promiscuidad, la monogamia y -para quienes las anteriores resultaban demasiado draconianas- el uso del condón. Sin embargo, quienes consideraban que con el preservativo todo era permitido, han recibido un baldado de agua fría ante la creciente evidencia de que el condón no significa la protección total contra el contagio. Y es que en materia de SIDA cualquier defensa que no brinde el 100 por ciento, es lo mismo que nada.
El problema ha traspasado el campo de las barreras morales para internarse en el de los hechos científicos: nadie puede decir con certeza cuál es el grado de protección que representa el uso del venerable condón, aunque es suficiente su protección si no se pertenece a los grupos de alto riesgo. Pero de ahí a pensar que se pueden explorar todas las posibilidades de la sexualidad humana sin peligro, con el sólo expediente de usar un buen condón, hay un largo trecho.
El tradicional método anticonceptivo no es totalmente seguro: su porcentaje de fallas llega al 15%, un porcentaje muy alto cuando se trata de combatir un contagio letal como el del SIDA.
Las autoridades sanitarias de los Estados Unidos han ido adquiriendo conciencia de la debilidad de este método preventivo y por ello han iniciado una serie de pruebas sobre su eficacia. Pero el test es más bien precario: se llena un condón con agua para buscar posibles filtraciones de humedad. Ya hay voces que afirman que eso no es suficiente porque "lo que aún no se ha podido determinar ni con ésta ni con ninguna otra prueba es exactamente cuál es el comportamiento del virus ante el condón " Algunos científicos que han estudiado el tema opinan que la evidencia científica a favor del preservativo es demasiado débil. Estudios de las Universidades de Colorado y Massachusetts indican que, al menos en el laboratorio, el virus no puede atravesar las paredes del látex y que, combinado con un espermicida conocida como nonoxino 1-9, la rotura del caucho puede enfrentarse con éxito en dos tercios de los casos. Aunque evidentemente en los países donde se ha incrementado el uso del condón entre las prostitutas, como Dinamarca y Alemania Federal, la incidencia del SIDA ha disminuido, no se puede decir que las cifras sean determinantes: en un estudio hecho con las esposas de enfermos de SIDA que usaban condón en sus relaciones, 3 de 18 casos resultaron positivos.
Sin embargo, en este tema la mayor parte de las afirmaciones son simples conjeturas. Expertos como el doctor Michael Rosenberg estiman que los condones podrían reducir el riesgo de contagio de SIDA aproximadamente a la mitad, que es lo que se considera normal para las enfermedades venéreas.
Tener mayor certeza es casi imposible: algunos condones se revientan y otros no, mientras muchos los usan debidamente, también hay quienes los remueven demasiado pronto o no los usan debidamente y quienes deberían usar el condón no siempre lo usan. Pero eso no es todo. Los expertos sostienen que el sexo rectal, la práctica más común entre homosexuales, parece ser fatal para los condones, que fallan más de lo previsto.
Y, como si todo lo anterior fuera poco, se piensa que las respuestas definitivas nunca se obtendrán, puesto que sería absurdo y antiético hacer un estudio técnico que necesariamente tendría que comparar un grupo que tuviera relaciones sexuales con personas contagiadas sin protección alguna, frente a otro que usara condón. Así que, como están las cosas, la mejor fórmula es la del adagio que dice: "Ante la duda, abstente".