¿MEJOR NO SABER?

Nuevas investigaciones demuestran que el impacto emocional que produce la noticia de una enfermedad mortal puede influir en el desarrollo de la misma.

13 de agosto de 1990


Para la mayoría de los médicos uno de los momentos más difíciles de su profesión es aquel en que deben informar a su paciente que está afectado por una enfermedad grave e incurable. Y es difícil no solamente por el dolor que sabe que le está causando, sino por las modificaciones que a partir de ese momento puede sufrir el estado del paciente. Una vez el enfermo conoce su mal, empiezan a operar una serie de mecanismos desconocidos que lo pueden llevar en pocos meses a la muerte o que, por el contrario, lo pueden ayudar a sobrellevar su enfermedad con éxito. Esos mecanismos no se sabe cómo operan pero se sabe qué los controla: la mente.

Dentro de la complejidad del cerebro humano cuya verdadera potencialidad es aún desconocida para la ciencia, se han descubierto algunas claves que podrían revelar el secreto de cuál es el verdadero impacto de la mente sobre la salud del cuerpo. Un gran número de experimentos adelantados en diferentes partes del mundo - especialmente en Estados Unidos e Inglaterra- ha llevado a los científicos a concluir que es posible alterar el curso de una enfermedad manipulando factores sicológicos. Esta aseveración tiene sus raíces en un descubrimiento que se hiciera en los Estados Unidos en 1970 y gracias al cual fue posible establecer el funcionamiento de las neuropeptides, mensajeros moleculares que viajan a través del cuerpo y tienen como tarea conectar los nervios con el sistema inmunológico y con el sistema endocrino. Estas moléculas juegan el papel de antenas receptoras dentro de la célula que ante un estímulo emocional de la mente, desatan una cadena de reacciones biológicas incluyendo síntesis de proteínas y división celular. La alegría acciona algunas neuropeptides, la depresión dispara otras.

Aunque aún los científicos no han llegado a entender el mecanismo exacto que controla esta relación mente-cuerpo, el hecho de que pudiera comprobarse que las emociones generan una respuesta biológica demostrable, condujo a que durante los últimos veinte años se duplicaran las investigaciones. Hoy se empieza a analizar el resultado de las terapias aplicadas en centros especializados. Las estadísticas son bastante dicientes: el 80% de los pacientes que sufrían de hipertensión tratados en la clínica especializada en tratamientos "mentecuerpo" de Nueva Inglaterra, lograron una importante reducción de su presión arterial con el mínimo de drogas. En un seguimiento realizado por la universidad de Stanford durante diez años a mujeres con cáncer en el seno, se encontró qué aquellas a las que se les complementó su tratamiento de medicamentos con terapias de grupo orientadas a mejorar su estado de ánimo y a enseñarles técnicas de relajación, sobrevivieron el doble del tiempo que las que no recibieron terapia alguna. Otro estudio realizado en el Instituto de medicina preventiva en California demostró que un programa de sicoterapia que incluía ejercicio, una dieta baja en calorías y técnicas para el control del estrés, logró dar marcha atrás a severos bloqueos de arteria coronaria en sólo un año. Los galenos de la institución aseguran que si es posible conseguir que el proceso dé marcha atrás a través de un programa de ese tipo, también es posible, con estas sicoterapias, prevenir enfermedades cardíacas.

Estos tratamientos, sin embargo, cuentan aún con muchos escépticos dentro del mundo científico quienes alegan que en tanto no se conozca el mecanismo por el cual las emociones desatan reacciones biológicas, es arriesgado aplicar terapias de ese tipo. El paciente puede verse doblemente presionado por su enfermedad y por el compromiso de conseguir él mismo, si no su curación, su bienestar.

No obstante, los neurólogos consultados afirman que en eso precisamente consiste la terapia. "Realmente lo que se busca es brindarle al paciente un entorno y unos recursos que le ayuden a conseguir que la mente opere "a su favor" sin dejarse arrastrar por la ola de emociones negativas que produce la noticia, por ejemplo, de un cáncer".

Aunque estas sicoterapias "mente- cuerpo" aún no se aplican oficialmente en los hospitales y clínicas colombianas, los médicos en la mayoría de los casos de enfermedades mortales, inducen a sus pacientes a someterse a tratamientos siquiátricos que ayuden a convertir la compleja y afectada siquis del enfermo, en una aliada.
Una persona que sufre un cáncer desde hace un año y cuya mejoría es notable nos dijo: "Desde que conocí la noticia, supe que la lucha que iba a tener que dar no era contra el cáncer, sino contra el coco." -