MUSCULOS CON M DE MUERTE

El uso de esteroides por fisicoculturistas, una peligrosa costumbre que ya ha matado a varios

22 de junio de 1987

La transformación del doctor David Banner en el "Hombre increíble" no es un fenómeno que se observe solamente en la pantalla chica: quienes toman esteroides para acelerar el desarrollo de sus músculos no solamente pueden quedar con la silueta del hombre verde de la serie, sino compartir con él el temperamento agresivo y, peor aún que eso, desarrollar a un plazo más o menos largo problemas físicos como arterioesclerosis, ataques cardiacos, tumores, hipertensión y muchos más.
Los esteroides son la copia sintética de la hormona masculina llamada testosterona que regula las características sexuaies del individuo. A partir de su descubrimiento por científicos alemanes y suizos en 1935, su uso para propósitos estrictamente médicos se extendió principalmente para el tratamiento de ciertos desórdenes en los huesos, para las lesiones de algunos tejidos y para contrarrestar los efectos negativos de las radiaciones y la quimioterapia. Y, como es lógico, su uso primordial es el de servir de remplazo para la testosterona en los niños y adultos que por una u otra razón sufren alguna dificultad para producirla por sí mismos.
Sin embargo, su capacidad para promover el crecimiento de los músculos llamó la atención del mundo deportivo, hasta el punto de que, a partir de 1954, cuando se tuvo conocimiento de su uso por parte de los levantadores de pesas soviéticos, la utilización de los esteroides anabólicos alcanzó gran difusión. No sería sino hasta 1974 que el Comité Olimpico Internacional prohibiría su uso al colocarlos en su lista de sustancias prohibidas.
En Estados Unidos el problema del uso indiscriminado de esteroides anabólicos toma dimensiones de calamidad nacional, ante la obsesión por la estética corporal que ataca a millones de norteamericanos de uno y otro sexo cuyo modelo de belleza es Rambo. Se calcula que aproximadamente un millón de ellos están experimentando con los esteroides para acelerar su crecimiento muscular. La extraordinaria demanda de los esteroides ha disparado un mercado negro que mueve más de cien millones de dólares anuales, se gún lo que afirma un estudio publicado por el diario Miami Herald en la semana pasada.
En las mujeres, los efectos desagradables incluyen, además, el engrosamiento de la voz, el desarrollo de barba y bigote y la deformación del cuerpo, que adquiere un perfil típicamente masculino. Los problemas, sin embargo, no paran ahí, ya que los riesgos que corre la salud de los usuarios son generalmente ignorados por ellos, lo que promueve el uso de dosis cada vez más grandes, que se administran tanto en forma ingerida como también a través de inyecciones aplica das por los mismos usuarios, como cualquier drogadicto. Pero el riesgo tal vez más impresionante es la deformacion que sufre el temperamento del individuo. De su calma habitual, evoluciona hasta un estado de agresividad extrema, que en la mayoría de los casos lleva a la violencia, incluso intrafamiliar.
El primer Estado en reaccionar en Norteamérica ha sido California, en donde, el año pasado, se empezó a considerar a los esteroides como sustancias controladas, al lado de drogas de la categoría de la cocaína, hasta el punto de que la posesión y venta de los anabólicos se considera un delito sujeto a penas de hasta cinco años de cárcel y 20 mil dólares de multa. No faltan quienes consideran que esas medidas son excesivas, y que son el producto de una histeria injustificada. "Yo no quisiera ver a un muchacho encarcelado por los esteroides anabólicos, como si fuera por cocaína. No quisiera ver a los esteroides convertidos en delito", afirma el doctor Donald Catlin, director de la división de Farmacología Clinica de la facultad de medicina de la Universidad de California. Los riesgos sociales de la agresividad engendrada por su uso genera, entre tanto, cada vez mayor preocupación. El doctor David Katz, siquiatra de la Universidad de Harvard, que ha estudiado los efectos sicológicos del uso de los esteroides, afirma que "si es posible que los efectos fisiológicos de esa costumbre pueden haberse sobreestimado, los efectos sicológicos se han subestimado enormemente".
El fenómeno actual de proliferación masiva del uso de esteroides tuvo su origen en los deportes de competición, donde adquirieron el estatus de droga maravillosa. Aunque desde comienzos de esta década ya hubo atletas sancionados por el uso de esteroides, entre los cuales se recuerda el caso de los Panamericanos de Caracas, en donde fueron retirados de los juegos dieciséis atletas, de los cuales once eran norteamericanos y uno colombiano, no fue sino hasta 1984 cuando el asunto llamó la atención de la opinión pública, principalmente en Estados Unidos, por la muerte del fisicoculturista Daniel Baroudi a los 26 años, víctima de un cáncer del hígado. Así, se constituyó en el primer caso documentado de muerte estrechamente ligada al uso de esteroides. Baroudi habia tomado grandes dosis de la hormona sintética en los tres años anteriores a su deceso.
En Colombia la situación aún no parece adquirir dimensiones preocupantes, sobre todo porque a la mayoria de la gente le interesa más llenar las necesidades primordiales de la existencia que tener una figura espectacular. Sin embargo, en los medios atléticos y de fisicoculturistas los riesgos que se corren con el uso de los anabólicos son ampliamente conocidos. Laureano Bernal, secretario ejecutivo de la Liga de Levantamiento de Pesas de Bogotá, informó a SEMANA que, aunque si se ha tenido conocimiento de un cierto auge del uso de esas sustancias, su difusion ha sido escasa. "La mayoría de los entrenadores, yo diría prácticamente todos, no recomendamos los esteroides a nuestros pupilos; sin embargo, en estos días llegó a mis manos un volante de propaganda de un gimnasio que, entre sus servicios, of recía un tratamiento con anabólicos. Yo creo que eso es, por lo menos, una irresponsabilidad". Por su parte, Jaime Prieto, del conocido Gimnasio Bochica de Bogotá, famoso por las apariciones de sus pupilos en el "Club de la televisión" de Carlos Pinzón, afirmó que en su establecimiento no los recomiendan, pues, "la finalidad del fisicoculturismo no es solamente ganar un concurso y una copa, sino mejorar la calidad y la duración de la vida del individuo. Hemos sabido que en algunas ciudades se están ofreciendo (los esteroides) en varios gimnasios, pero con la formación de la Federación Colombiana de Fisicoculturismo, que estamos promoviendo, podremos combatir esas prácticas nocivas".
Lo que algunos otros observadores comentan es que en Colombia los esteroides resultan demasiado caros para los practicantes de los deportes que se favorecen mayormente con un extraordinario desarrollo muscular. Un factor económico que en los países desarrollados no tiene importancia. Evidentemente, es mejor ser pobre y flaco pero sano, que musculoso, enfermo y loco.




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