OPERANDO ANTES DE NACER

Por primera vez, un equipo médico realiza con éxito una cirugía mayor, en un feto.

9 de julio de 1990

En una operación, que puede abrir una nueva era en el campo de la medicina fetal, los médicos lograron realizar una cirugía mayor en un feto y obtener, siete semanas después, un saludable bebé.
La operación fue realizada en el hospital de la Universidad de California, en los Estados Unidos. Aunque los médicos habían tratado anteriormente fetos con medicinas, introducido sondas en la matriz de algunas madres y realizado operaciones menores en las vegijas de fetos, nunca antes se había practicado una cirugía mayor.

El feto tenía una hernia en el diafragma, una malformación congénita bastante común y generalmente fatal. Su estómago, bazo e intestinos se habían desplazado a través de un orificio en el diafragma -la pared del músculo y los tendones entre el abdomen y el pecho y habían ocupado tanto espacio que sus pulmones no se podían desarrollar.

El caso se descubrió cuando la madre, Beth Schultz, de 27 años, fue a hacerse un examen de rutina, con ultrasonido, al hospital de San Francisco. La hemia del feto era tan severa, que los médicos aseguraron que sólo había una posibilidad de que el bebé sobreviviera: la cirugía.
La operación se decidió cuando la madre llevaba 24 semanas y media de embarazo. Los costos de la cirugía, que ascendieron a 16 mil dólares, fueron asumidos por la Universidad.

Para la operación, el feto fue parcialmente removido de la matriz. Los cirujanos cortaron el útero de la madre y sacaron el brazo derecho del feto. Cortaron en el pecho y el abdomen del feto y colocaron los órganos abdominales en su correcta posición. Luego cerraron el orificio del diafragma y llenaron la cavidad del pecho con una solución salina.
Sin una cirugía fetal para cerrar el orificio, devolver los órganos a su lugar y permitir el crecimiento de los pulmones, el bebé probablemente hubiera muerto al nacer. Sus pulmones hubieran sido demasiado pequeños para permitirle respirar.

La cirugía fue practicada por el doctor Michael R. Harrison, quien ya ha reportado una nueva operación, esta vez en el caso de un feto femenino. Sin embargo, ha sido claro en afirmar que hay que ir con calma y que no se puede esperar que la mayor parte de los fetos con problemas pueda salvarse por medio de cirugía.
Muy pocos fetos pueden operarse y muy pocos médicos tienen el entrenamiento adecuado. Por otra parte, los investigadores advierten que aún no hay forma precisa de averiguar qué tan efectivo es el procedimiento para tratar todos los problemas congénitos. Pero sin duda constituye un paso importante haber realizado con éxito un procedimiento que permite extraer el feto, practicarle la cirugía, devolverlo a la matriz y lograr que el embarazo siga adelante.

El doctor Harrison y su equipo llevan más de una década desarrollando técnicas para reparar hernias del diafragma, en fetos. Primero se intentó en corderos y micos.
Estudiando la historia de este desorden, encontraron formas de predecir cuáles bebés podían sobrevivir después del nacimiento y cuáles estaban sentenciados a morir. Ahora han decidido intervenir sólo a aquellos bebés que sin la cirugía no tienen ninguna oportunidad de sobrevivir.

Aunque anteriormente se habían realizado seis intentos en fetos humanos, este es el primero que culmina con éxito. Los primeros cuatro fallaron por problemas técnicos, imposibles de prever, que se presentaron a la hora de devolver el hígado desde el pecho hasta el abdomen. En las otras operaciones, que no presentaron problemas técnicos, los bebés murieron poco después de nacer. Estas experiencias frustrantes dieron a los investigadores enseñanzas muy valiosas, que contribuyeron al éxito reciente. El resultado, que se convierte en un hitd de la cirugía fetal, tiene un inmenso valor desde el punto de vista médico, no tanto por la corrección del problema del feto, sino por las perspectivas que abre.
Significa que se puede penetrar en el útero para manipular el feto físicamente y luego dejar que el proceso de gestación siga su marcha.

Pero quizá la parte más asombrosa de la cirugía fetal es que no deja cicatrices. La razón aún se desconoce.
También se ha descubierto, en experimentos adelantados con animales, que los órganos del estómago no pueden ser abruptamente devueltos a su lugar, porque de ser así el feto muere. El bebé, llamado Blake, tuvo que pasar tres semanas en el hospital con un respirador artificial; pero desde que regresó a su casa ha seguido su desarrollo normalmente.

En el caso de las intervenciones fetales existen también cuestiones éticas que deben ser consideradas: la operación que beneficia al feto y le brinda una oportunidad de vivir representa, sin embargo, que la madre tenga que sometérse a anestesia general y a una delicada intervención que implica serios riesgos para ella.
Pero este es apenas el comienzo de una era de posibilidades médicas. Se espera que la hernia del diafragma sea la primera de una línea de defectos congénitos que podrán ser corregidos en la matriz. La medicina tiene ahora una forma de salvar bebés que desde antes de nacer, estaban condenados a morir.-