PON, PON, PON... LATE MI CORAZON

Las mujeres, por razones que no se conocen del todo están más protegidas contra el infarto que los hombres.

4 de enero de 1988


La tan publicitada igualdad de los sexos no lo es tanto. Y no lo es no sólo por las razones archiconocidas, sino por algunas otras que tienen que ver, literalmente, con el corazón.

Médicos y científicos han encontrado con sorpresa, que hombres y mujeres desarrollan en forma distinta enfermedades del corazón. Los descubrimientos sugieren que hay importantes diferencias biológicas entre los sexos en lo que se relaciona con el funcionamiento y el desarrollo del sistema cardiovascular.

Esas diferencias es necesario entenderlas, porque pueden aportar luces sobre las causas y el tratamiento de las enfermedades del corazón en ambos sexos. De hecho, los estudios de los métodos para prevenir o tratar enfermedades coronarias se han realizado la mayor parte con hombres. Esto se explica, en parte, porque la mayoría de las víctimas de ataques cardiacos son hombres de mediana edad. Sin embargo, de un tiempo para acá, los infartos se han convertido en la causa principal de mortalidad también en las mujeres, y algunos investigadores están buscando aquellos factores de la enfermedad que son únicos en el sexo femenino.

Los expertos hacen énfasis en que las mujeres deberían seguir las reglas ya establecidas para prevenir las enfermedades coronarias: no fumar, llevar dietas bajas en grasas y controlar la presión alta.

Los investigadores han reportado que ciertamente hay diferencias entre los dos sexos en lo que se refiere a las enfermedades del corazón. Y son sorprendentes. Por ejemplo, se ha venido demostrando que las mujeres que han tenido hijos tienden a tener arterias coronarias más anchas, lo cual puede explicar que estén más protegidas que los hombres de sufrir infartos prematuros. Por otra parte, pruebas realizadas con monas, han revelado que las que llevan dietas altas en grasas, a diferencia de los monos machos, tienden a producir lipoproteínas de mayor densidad, que llevan el colesterol lejos de los vasos sanguíneos. Y como si fuera poco, también se ha encontrado que un nivel alto de triglicéridos por sí mismo puede ser síntoma de un ataque cardíaco en las mujeres, aún en ausencia de niveles altos de colesterol, cosa que no sucede en los hombres.

Todo esto permite concluir que es inadecuado derivar conclusiones para las mujeres de los estudios sobre hombres.

La diferencia más protuberante es que las mujeres tienden a desarrollar enfermedades coronarias a mayor edad que el hombre. Los infartos son la causa número uno de mortalidad en mujeres de 65 años, mientras que en los hombres es la causa número uno a la edad de 39 años. Esta diferencia apunta a la hipótesis de que las hormonas le dan a la mujer premenopáusica una cierta protección. Pero los científicos piensan que puede ser muy simplista creer que el estrógeno solo puede ser la explicación para la diferencias en las enfermedades de corazón.

El doctor Antonio Gotto, de la Escuela de Medicina de Houston, cree que hay diferencias celulares y bioquímicas en los vasos sanguíneos femeninos y afirma: "tengo evidencia de que los vasos sanguíneos femeninos poseen alguna protección inherente. Los vasos sanguíneos femeninos pueden ser capaces de reparar más pronto el daño que causa la presión alta, por ejemplo, previniendo el desarrollo de placas que obstruyen las arterias". De 1.600 mujeres estudiadas en Framingham, Mass., sólo 6 tuvieron infartos antes de la menopausia. Y aunque se presume que las hormonas sexuales femeninas son las que protegen a las mujeres premenopausicas de los infartos, los expertos aseguran que no se ha podido establecer con exactitud la relación: que existe. "Es muy atractivo pensar que las hormonas femeninas son buenas y las masculinas malas, pero de hecho los datos están mezclados", dicen los investigadores.

Para apoyar la teoría de que el estrógeno tiene efectos benéficos hay varios informes que indican que las mujeres que toman suplementos de estrógeno después de la menopausia, son menos propensas al infarto. Sin embargo, la investigación hecha en Framingham no revela esos efectos protectores y hay muchas preguntas sin respuesta.

Las mujeres presentan síntomas diferentes a los hombres. Con frecuencia sienten dolores que van y vienen durante largo tiempo antes de sufrir un infarto. En los hombres, el dolor en el pecho es, con más frecuencia, el síntoma de que comenzó un ataque al corazón. Por otra parte, hay el doble de posibilidad de que una mujer víctima de infarto muera en un lapso de 60 días.

Los reportes científicos también señalan la importancia de la diabetes como factor de riesgo en las mujeres, pues las mujeres con diabetes, dicen los expertos, "ya no son mujeres. Son como hombres". Claro está, que en lo que a riesgos de enfermedades coronarias se refiere. La diabetes parece eliminar la supuesta protección con que cuentan las mujeres en sus años mozos, mientras que parece tener menos efecto en los hombres.

Para contribuir al misterio de estas diferencias que se están estudiando los médicos sostienen que a las mujeres les va la mitad de bien que a los hombres con las cirugías de by pass. Sin embargo, tienen para ello una sencilla explicación: las mujeres tienen corazones más pequeños, lo cual hace más difícil la operación y, además, tienden a llegar mayores y más enfermas que los hombres a esas intervenciones. Pero la explicación no convence del todo a los especialistas.

El objetivo central de las investigaciones sobre el corazón no es solamente incrementar las medidas de prevención y el tratamiento de las enfermedades coronarias en las mujeres mayores, sino descubrir qué es lo que realmente protege a las mujeres más jóvenes de los infartos. Las investigaciones son relativamente recientes, porque hasta hace poco los signos y síntomas de las enfermedades del corazón no se tomaban seriamente en las mujeres, por el mito de que a ellas no les daban infartos.

Pero algo se ha avanzado en la materia, y los estudios al respecto revelan que las mujeres que corren más alto riesgo de enfermedades coronarias son aquellas con niveles altos de triglicéridos en la sangre. Los triglicéridos en la sangre son convertidos por el organismo en lipoproteinas de baja densidad, que son las que llevan colesterol a los vasos sanguíneos y pueden contribuir también a la creación de placas que bloquean las arterias. Pero no se sabe por qué los triglicéridos son más peligrosos en los hombres que en las mujeres.

El Instituto del Corazón va a iniciar un estudio de las hormonas femeninas y de las enfermedades del corazón. Se investigarán cerca de mil mujeres post-menospáusicas que tomarán varias combinaciones de estrógeno y otras hormonas femeninas como la progesterona. Una de las hipótesis es que el estrógeno protege contra el infarto, aumentado la concentración de las lipoproteinas de alta densidad y disminuyendo la concentración de las nocivas lipoproteinas de baja densidad. Pero hay algo más: el estrógeno también aumenta la coagulación de la sangre, que en sí misma puede incrementar las posibilidades de un ataque al corazón.

A finales de los 60, se estudió el uso de suplementos de estrógeno en los hombres y se concluyó no sólo que los hombres no obtuvieron protección contra las enfermedades del corazón sino que aumentó la tasa de mortalidad por coágulos, cuando tomaron la hormona femenina.

Así, pues, aunque existe evidencia suficiente para afirmar que los hombres y las mujeres presentan comportamientos diferentes en lo que se refiere a las enfermedades coronarias, todavía no existe una respuesta concluyente al por qué de la diferencia.--