¡QUE MAMERA!

Cuáles son las verdaderas causas del síndrome de la fatiga crónica.

5 de septiembre de 1988

Hace pocos años, millones de personas respiraron con alivio. Los investigadores habían encontrado la causa de la enfermedad que padecían, cuyos síntomas, severa y persistente fatiga, muchos atribuian a un desorden psíquico. Entonces se dijo que era un virus, el Epstein-Barr el causante de la enfermedad.
Sin embargo, los investigadores no pararon ahí y continuaron averiguando sobre el tema. Y han encontrado que no siempre la enfermedad está relacionada con el virus descubierto. Por eso la enfermedad ya no se conoce como síndrome de Epstein-Barr, sino más ampliamente como síndrome de fatiga crónica. También han logrado establecer criterios detallados de diagnóstico, reconociendo que el mismo complejo de síntomas puede tener causas diferentes. Desde el stress emocional y desarreglos hormonales, hasta anormalidades inmunológicas e infecciones varias.
Los investigadores piensan que esta nueva aproximación al diagnóstico de la enfermedad les permitirá un mejor manejo y cuidado de la misma. Les hará posible identificar más fácilmente qué personas, con cuánta frecuencia y en qué circunstancias es factible que adquieran el mal. También esperan poder seguir su desarrollo para reducir los síntomas debilitantes o prevenir su recurrencia.
Los científicos tienen, hasta ahora, dos certezas: el síndrome de fatiga crónica es un desorden real, aunque con frecuencia sobrediagnosticado, con síntomas físicos y psicológicos y, además, el problema ha estado rondando durante por lo menos 30 años y probablemente hasta 120 o más. Es decir, es un viejo problema aunque sólo hasta ahora los médicos le estén parando bolas. No es una nueva "plaga yuppie", como algunos la han calificado, aunque hay mucha gente de clase media en proceso de movilidad social que está cayendo víctima del síndrome.
Durante muchos años, el doctor Stephen Straus, del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha venido diciendo que el síndrome de fatiga crónica ha aparecido bajo un sinnúmero de formas. El cree que por los años de 1860 era conocida con el nombre de neurastenia, una neurosis caracterizada por debilidad y fatiga. En el siglo XX ha sido identificada como anemia, brucelosis crónica (una infección bacterial), alergia ambiental hipoglicemia,candidiasis sistémica y más recientemente, síndrome del virus de Epstein-Barr. Esta última sugiere una recurrencia del virus Epstein-Barr, que es el que causa la mononucleosis infecciosa y, después de una larga recuperación, deriva en una permanente, aunque latente, infección. Ahora se sabe, sin embargo, que solamente una minoría de casos se identifica con este virus. "Parece que no hay una sola causa del síndrome, sino más bien un número de factores diferentes que pueden provocar una serie de síntomas similares", afirma el doctor Straus.
Un caso ilustra la forma como se presenta el síndrome. Una médica que acostumbraba a trabajar duro y que disfrutaba de una vida muy activa, de pronto se sintió desconcertada y deprimida por una fatiga severa que parecía avasallarla sorpresivamente y prácticamente le impedía levantarse algunas mañanas. Lo curioso es que llevaba una vida sana: una dieta baja en grasas, ejercicio permanente y los controles médicos de rigor. Pero su garganta periódicamente se irritaba y algunas veces se sentía afiebrada. También empezó a descubrir que había cosas que recordaba difícilmente y que a veces le costaba concentrarse en el trabajo. Entonces comprendió que debía hacerse un chequeo médico. Los resultados la sorprendieron aún más, pues no mostraba nada que pudiera atribuirse a causas físicas, sólo niveles altos de anticuerpos, citomegalovirus y el virus de la hepatitis en su sangre. El diagnóstico fue: síndrome de fatiga crónica. Eventualmente la doctora comenzó a sentirse mejor, y la fatiga se hizo menos frecuente y menos severa. Pero sus síntomas eran los típicos.
Los enfermos del sindrome de fatiga crónica generalmente se quejan de fatiga severa, debilidad, fiebre, garganta irritada, dolor en los ganglios, deficiente memoria, confusión, depresión y dificultad para concentrarse, síntomas todos presentes sin signos claros de anormalidad física alguna.
Los investigadores de los centros para el control de la enfermedad, publicaron recientemente en Atlanta los siguientes criterios de diagnóstico en los Anales de Medicina Interna:
.Fatiga debilitante o fácil fatigabilidad que persiste en una persona sin historia de un problema de esas características. La fatiga es tal, que afecta las actividades de la persona durante por lo menos seis meses.
.La ausencia de otras condiciones que puedan producir síntomas similares, incluyendo cáncer, infecciones, abuso de drogas o intoxicación, desórdenes siquiátricos o inflamatorios, enfermedades infecciosas, neuromusculares u hormonales.
.Ocho de las siguientes 11 indicaciones: fiebre leve o escalofríos; garganta irritada; dolor en los ganglios; debilidad muscular; dolor muscular; fatiga prolongada después de ejercicio que normalmente es bien tolerado; dolor de cabeza con intensidad diferente a dolores de cabeza comunes que se hayan tenido en el pasado; dolor en las coyunturas; problemas de sueño; quejas neurosicológicas como excesiva irritabilidad, olvidos, confusión, depresión, dificultad para pensar o concentrarse; problemas visuales y fotofobia, y una descripción de que los síntomas se han presentado durante varias horas o días.
.Alternativamente, 6 de los 11 síntomas antes mencionados y 2 de los 3 siguientes signos físicos, documentados por un médico en por lo menos dos ocasiones al menos con un mes de diferencia: fiebre baja, garganta irritada y ganglios inflamados en el cuello o las axilas.
Las víctimas conocidas de la enfermedad tienden a ser bastante jóvenes, con educación superior, trabajadores intensos y, sorprendentemente, la mayoría son mujeres. Pero los expertos consideran que esto no refleja mucho sobre quién puede sufrir la enfermedad y quién debe preocuparse por ver lo más pronto posible al médico cuando experimenta los síntomas.

CAUSAS POSIBLES
El patrón de los pacientes puede reflejar un juego entre ciertos factores emocionales y detonantes físicos. El doctor Straus ha demostrado que muchos enfermos eran psicológicamente "diferentes" mucho antes de que desarrollaran la enfermedad. Describe a algunos de los enfermos como personas que han sufrido de ansiedad y depresión con varios síntomas neuróticos durante años y antes de que se les diagnosticara la enfermedad. En otros casos, los pacientes eran personas motivadas, dinámicas, trabajadoras, que estaban funcionando al máximo cuando experimentaron los síntomas. Algunos podían estar bajo demasiada presión o stress, intentando conservar sus vidas ocupadas.
Tanto la depresión como el exceso de stress disturban el balance hormonal del cuerpo y del sistema inmunológico, volviendo a la persona susceptible de adquirir alguna infección. Entre el 50 y el 80% de los pacientes con el síndrome de fatiga crónica, tienen alergias bien definidas que pueden reflejar un sistema inmunológico hipersensitivo.
El detonante físico puede ser una enfermedad viral o bacterial (o aun una infección sin síntomas), o la reactivación de un virus que había permanecido durante años sin manifestarse. Algunas infecciones estimulan la producción de químicos protectores llamados citoquinas, que pueden generar síntomas como de gripa y parecen ser superproducidos en pacientes con el síndrome. Otras armas inmunológicas producidas por el cuerpo pueden causar depresión y otros síntomas neuropsicológicos típicos del síndrome.

QUE HACER
No hay tratamientos establecidos. Los expertos recomiendan la mejor nutrición posible, descanso en cantidades y ejercicio hasta donde los síntomas lo permitan. Esforzarse demasiado puede conducir a empeorar la fatiga y la debilidad generales. Los pacientes deben reajustar sus actividades y desarrollarlas hasta donde sea posible sin llegar al punto del colapso. No hay mucha esperanza de curación total por ahora, pero hay maneras de sobrellevar la enfermedad sin mayores complicaciones. Y algo es algo.