SACANDO MUSCULO

Ha culminado con éxito el primer intento de trasplante de células para corregir la distrofia muscular.

9 de julio de 1990

Una novedosa terapia consistente en el trasplante de células musculares sanas de una persona al músculo de un paciente con distrofia, acaba de realizarse con éxito. Al parecer, las células sanas comienzan a fabricar la proteína que les hace falta a los pacientes que padecen esa enfermedad.

El trabajo adelantado por un equipo de científicos de la Universidad de Tennessee, es una base para el tratamiento de esta enfermedad genética que causa un deterioro progresivo e irreversible de los músculos, y que generalmente no permite que los enfermos sobrevivan más de los 30 años de edad.

Aunque los científicos deben determinar todavía si el transplante funciona en grupos grandes de músculos, y si hay rechazo del tejido trasplantado, los expertos que revelaron la semana pasada el exitoso resultado afirmaron que los logros obtenidos en trabajos previos, adelantados con animales, permiten pensar que hay una luz de esperanza no sólo para quienes sufren de distrofia muscular, sino también para los que padecen otro tipo de enfermedades musculares degenerativas.

Los resultados divulgados fueron obtenidos en el músculo del pie de un pequeño paciente de 9 años, Sam Looper. Pero hay otros siete enfermos en los Estados Unidos en quienes se está probando el implante de células, mas los resultados de esos experimentos aún no han sido publicados. Sin embargo, los especialistas afirman que el hallazgo es lo suficientemente significativo como para que se siga avanzando en la investigación y se intente muy pronto en músculos mayores.

Antes de que se pueda cantar victoria con el diseño de un tratamiento efectivo, habrá que conocer cómo funciona el implante en músculos más grandes y si el organismo rechaza trasplantes masivos de células musculares. Al contrario de otras células, que existen como entidades separadas en órganos aunque se tocan unas con otras las células de los músculos se fusionan para formar una célula gigante con muchos núcleos.
La idea es, entonces, tratar de fusionar las células sanas con las entfermas, de tal manera que los genes buenos corrijan los genes malos.

En los experimentos adelantados con ocho pacientes, todos menores de edad, se tomaron células sanas de los padres y se las inyectaron en un músculo del pie que controla el movimiento del dedo gordo. Al músculo del otro pie le inyectaron un placebo. Ni los padres ni los investigadores sabían cuál era el pie sometido a tratamiento. Tres meses más tarde, las células fueron sometidas a una biopsia para verificar la eficacia del implante. En el caso del pequeño Looper, la fortaleza de su músculo aumentó en un 20%.

Para los médicos este es un buen comienzo que abre las esperanzas para muchos pacientes. -