SANA QUE SANA

Un estudio reciente demuestra el poder de la sugestión durante la anestesia.

25 de diciembre de 1989

Para sorpresa de cirujanos y anestesiólogos, un estudio reciente afirma que los pacientes que reciben anestesia general pueden registrar lo que ocurre en la sala de operaciones. Mientras por muchos años los médicos recibieron las confidencias de sus atolondrados pacientes sumidos en el profundo sueño de la anestesia, ahora se sabe que también los pacientes pueden registrar sus desprevenidas conversaciones. Eso es, al menos, lo que señala un estudio adelantado por el doctor Henry Bennett, sicólogo del Departamento de Anestesiología de la Escuela Médica Davis, de California.

El estudio demuestra que los pacientes anestesiados no sólo pueden comprender lo que se dice mientras son intervenidos sino que lo que escuchan, de positivo o negativo, puede afectar el curso de su recuperación.

La investigación, que tiene que ver con la importancia que se le da hoy a la "ambientación" del quirófano, viene a limitar esa "libertad de expresión" que tradicionalmente siente el equipo médico ante el paciente que se encuentra bajo los efectos de la anestesia. Con los nuevos descubrimientos, los médicos tendrán que morderse la lengua y evitar los comentarios desagradables o negativos, si quieren que sus pacientes logren una pronta mejoría después de la intervención. Por el contrario, si se hacen sugerencias y comentarios positivos durante la operación, el paciente se podrá recuperar más fácil y rápidamente. Según la conclusión del estudio comparativo, pacientes a quienes se les había sugerido una pronta recuperación respondieron mejor al post-operatorio que aquellos a quienes no se les había hecho ninguna recomendación.

Aunque el efecto de los comentarios médicos en el paciente es realmente muy sutil, y algunos especialistas se muestran escépticos acerca del resultado de la investigación, la parte más interesante de todo este estudio es la comprobación de cómo actúa el poder de sugestión. Según la investigación, Si se hace a una persona anestesiada una sugerencia explícita, esta la cumplirá una vez recupere su estado de conciencia. En el estudio realizado por el doctor Bennett a los pacientes anestesiados se les dijo que más tarde serían entrevistados y que, durante la charla, deberían tocarse una oreja. Posteriormente, cuando fueron entrevistados, los pacientes que recibieron la indicación se tocaron la oreja en un promedio de seis veces, aunque ninguno pudo explicar por qué lo hizo.

La mayoría de estos descubrimientos no son nuevos para los anestesiólogos, quienes coinciden en afirmar que un paciente nunca está totalmente "ido" y que generalmente logran recordar algo de lo sucedido en la sala de operaciones, una vez que la intervención ha terminado, pero señalan que estos son recuerdos muy vagos. La última investigación revela que aunque no se tenga un recuerdo explícito de lo que se ha dicho en la sala de operaciones, la comprensión del lenguaje persiste durante la anestesia. Y esta es suficiente como para que un paciente reconozca significados de lo que se comenta y pueda responder posteriormente, aunque conscientemente no recuerde lo que se dijo.

Esta observación viene a reforzar la teoría de varios especialistas que señalan que durante la anestesia pueden ocurrir respuestas de aprendizaje. La habilidad de los pacientes para aprender bajo los efectos de la anestesia cualquiera que sea la técnica utilizada por el anestesiólogo, se demostró en un estudio de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra. Durante el experimento, a los pacientes anestesiados se les suministraron diversos datos extravagantes, como la presión arterial del pulpo. Cuando más tarde se les pidió que respondieran a un cuestionario sobre los temas de los que se había hablado durante la intervención, contestaron en forma significativamente más acertada que aquellos pacientes a quienes no se les había suministrado ninguna información.

Probablemente la investigación más diciente sobre el tema sea la realizada por el doctor Carlton Evans, anestesiólogo del Centro Médico de Londres, en 1988. En ese estudio, a varios pacientes anestesiados se les dijo: "Usted quiere levantarse de la cama y ayudar a su organismo a que se recupere más pronto". Los pacientes que recibieron esta sugerencia se recuperaron mucho más pronto y presentaron menos complicaciones postoperatorias que aquellos del grupo de comparación, a quienes no se les hizo ninguna sugerencia positiva.

La idea de que los pacientes puedan registrar algo de lo que sucede durante la anestesia es completamente contraria a las teorías tradicionales. Incluso algunos investigadores que han adelantado este tipo de estudios se muestran todavía escépticos a afirmar que los pacientes puedan responder a lo que se les sugiere mientras están bajo los efectos de la anestesia. Señalan que es un caso que se ve en muy pocos pacientes y en aquellos que reciben dosis significativamente bajas de anestesia. Pero actualmente un grupo cada vez mayor de anestesiólogos piensa que aunque el tipo de memoria sea muy tenue, los comentarios negativos hechos con descuido pueden tener, en ocasiones, consecuencias posteriores en los pacientes. Es por eso que en su informe el doctor Bennett aconseja a los cirujanos que practican una intervención tener en cuenta el poder de sugestión y abstenerse de hacer este tipo de comentarios. Seguramente, después de este informe, muchos médicos empiecen a preocuparse por no ser indiscretos en sus conversaciones mientras usted duerme plácidamente.--