sexualidad

Sigan al líder

En Barranquilla inician un programa de educación sexual en el que los propios jóvenes aconsejan a sus compañeros sobre el tema.

14 de febrero de 2005

Hace ocho meses Joselyn Rojas, una barranquillera de 15 años, rompió el hielo cuando comenzó a hablar sobre sexo oral con total naturalidad frente a sus compañeros de clase. Joselyn hace parte de las 250 líderes sexuales escogidas para desarrollar el proyecto de Educomunicación, auspiciado por la Universidad del Norte, la ONG Partners of America y el laboratorio Gynopharm. El programa busca promover entre los adolescentes la conciencia de que el sexo es un asunto muy serio y entre los padres y los colegios que es una realidad que está frente a sus narices. Para lograrlo pretende redefinir los roles de padres, alumnos y maestros en la enseñanza y dará consejería sobre la educación sexual.

El sexo hace parte de la vida diaria de miles de jóvenes de Barranquilla. "Se vive día a día como un ritmo, como una fiesta que se habla sólo entre nosotros", cuenta Carlos Mozo, otro de los líderes escogidos. Entre ellos los embarazos, los abortos y las enfermedades sexuales son algo común.

El programa surgió a raíz de una investigación en siete colegios de la ciudad (dos privados y cinco públicos), la cual encontró que si bien la educación sexual es responsabilidad de todos, no era una prioridad en el programa educativo de estos colegios. Tampoco se atienden los problemas sexuales y emocionales de los jóvenes. "En nuestra cultura se le ha dado al hombre un rol genitalizado, libre e irresponsable, y la mujer vive en conflicto con eso, con una realidad que las presiona", comenta Mario Mosquera, coordinador del programa.

Existe una tendencia entre ellos a ocultar su sexualidad. "Los papás creían que las niñas aún jugaban con muñecas y los niños, con carritos", agrega Mosquera. Pero en promedio, los muchachos comienzan a tener relaciones desde los 14 años y las mujeres desde los 15. Además, a medida que crecen prefieren los consejos de sus amigos y no los de sus padres o maestros. Una encuesta realizada entre estudiantes detectó que las mujeres prefieren hablar con adultos sobre el tema. También son más seguras al enfrentarse a situaciones donde corren el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual o quedar embarazadas.

Por eso, la clave para promover el proyecto se encontró en los mismos estudiantes. Se realizó un casting para encontrar a los mejores multiplicadores del programa y se escogieron aquellos que tenían mejor capacidad de expresión y afrontaban de manera natural la sexualidad entre sus compañeros.

Además de capacitarlos en educación sexual, los líderes han tenido que trabajar en guiones de teatro y melodramas en tres líneas de comportamiento sexual: la abstinencia, el retraso en las relaciones sexuales y el sexo responsable.

Claudeth Rojas, una de las escogidas, optó por aconsejar la abstinencia y escribió una obra de teatro en la cual la protagonista es una mujer que se le insinúa a un hombre y éste le responde que no va a tener relaciones sexuales por placer. "Son pocos los hombres que dicen que no -asegura Claudeth-, a ellos sólo les interesa el sexo". Ella estudia en un colegio de religiosas que ha asumido como un hecho que los jóvenes tienen relaciones sexuales y necesitan "formación en valores, en ética, religiosa y biológica, sin tabúes, enseñándoles las causas y las consecuencias de no tener precauciones", dice la hermana Luz Marina Zapata, rectora del colegio Madre Marcelina.

El resultado se ha visto reflejado en una actitud más abierta de jóvenes, maestros y padres que han comenzado a discutir abiertamente sobre sexo y a tomar conciencia de que este es un tema al que hay que mirar a la cara.