TRAGAR ENTERO

¡Cuidado! Comer rápido puede obstruir el esófago y causar la muerte.

1 de agosto de 1988

Los ejecutivos apurados que almuerzan de pie una hamburguesa que no mastican y bajan con una gaseosa, pueden morir asfixiados en cualquier momento porque los alimentos mal deglutidos se convierten en grandes bolos que obstruyen el esófago y provocan toda clase de complicaciones. Este es sólo uno de los grandes peligros que acechan a cualquier ser humano porque el esófago, con la prisa de la vida moderna y el descuido general en que se encuentran los niños, amantes de introducirse toda clase de objetos a la boca, se ha convertido en una de las zonas más afectadas por accidentes que pueden provocar la muerte de la víctima.

La preocupación de los médicos y autoridades sanitarias ante los cuerpo extraños y el electo mortal que causan al esófago y el organismo, ha llegado a tal grado que las revistas de información general incluyen con frecuencia advertencias y hasta una cartilla sobre cómo evitar que los niños mueran asfixiados por un descuido rutinario. Sin embargo, los médicos cada vez que deben examinar uno de estos casos se asombran de lo que pueden encontrar: cuchillas de afeitar, huesos de pollo, agujas, monedas, botones, pitos y hasta dentaduras postizas, uno de los accidentes más comunes y peligrosos.

Uno de los enemigos más frecuentes del esófago se encuentra en el pescado, las espinas que la mayoría de los niños no sabe apartar en el plato, las espinas que son tragadas inadvertidamente y enseguida causan no sólo el pánico sino también dolor por el desgarramiento de las paredes interiores.

Los médicos insisten en la necesidad de masticar muy bien los alimentos porque esos bolos grandes y compactos pueden quedar atrapados en la laringe, la tráquea y los bronquios hasta donde llegan por una aspiración súbita, produciendo inmediata dificultad en respirar que lleva en numerosas ocasiones a la muerte, por asfixia dolorosa.

El esófago es un tubo muscular que lleva los alimentos ingeridos hasta el estómago y en un 75% de los accidentes que ocurren en niños menores de 13 años, la situación siempre es la misma, pequeños que tragan cualquier objeto y éste queda anclado en ese recorrido hacia el estómago. En los adultos, la prisa por comer es una de las causas principales de estos accidentes. Cuando se presenta una de estas situaciones, la víctima se asusta y respira aceleradamente porque siente que el aire escasea. El 90% de los cuerpos extraños se detiene al nivel de las estrecheces normales del esófago, en especial en el tercio superior y una de las consecuencias iniciales es que el cuerpo extraño produce traumatismos en esas paredes e inflama la capa interior del conducto digestivo. Enseguida se forman abscesos que pueden perforar el tubo del esófago. Si esto se presenta, la situación se torna seria porque provoca la infiltración purulenta de los tejidos adyacentes.

Al infectarse ese mediastino, al perforarse las paredes, la infección se extiende a la sangre y provoca la muerte del paciente. Por supuesto depende del tamaño del objeto, sus características (un alfiler, una aguja o una nodriza pueden ser fatales), y el lugar donde se fija o se-hinca. El paciente enseguida siente ganas de toser y vomitar como un Peflejo natural para expulsar lo que le incomoda. Si el cuerpo pasa a los bronquios y se puede descubrir su presencia, se origina una infección pulmonar progresiva. Lo ideal, si es que puede citarse esa expresión, es que el objeto quede atrapado en las paredes del esófago de donde será más sencillo hacerlo expulsar.

Cuando se presenta uno de estos accidentes y mientras la víctima es llevada al centro hospitalario más cercano, lo mejor es no tratar de extraer el objeto ni administrarle nada por vía oral. En la Costa Atlántica una de las costumbres más arraigadas para combatir el efecto de las espinas de pescado, es hacer que el paciente, casi siempre un niño, coma grandes puñados de arroz para que arrastre la espina perturbadora. --