obstetricia

Vida prematura

Cada vez es más frecuente que los bebés nazcan antes de tiempo. Esta situación se puede prevenir con un buen control prenatal.

22 de febrero de 2004

Diana llegó al mundo antes de tiempo. Es la bebé más pequeña de todo el servicio de neonatos del Policlínico del Olaya, en el sur de Bogotá, y le llegó la hora de nacer cuando su madre apenas tenía cinco meses de embarazo. En otras épocas no habría tenido la oportunidad de vivir por fuera del útero materno. Pero gracias a la tecnología que existe hoy es posible ayudarla a terminar su proceso de gestación en una incubadora.

Ella y los demás bebés de esa sala tienen en común que nacieron en forma prematura y que luchan día a día por sobrevivir. Este fenómeno está en aumento en el mundo y es más frecuente en países en vía de desarrollo como Colombia.

Según las estadísticas de este centro hospitalario, de 74 niños que se dan de alta a la unidad cada mes, 52 por ciento son prematuros, es decir, nacen antes de las 38 semanas de gestación y pesan menos de 2.500 gramos. Trece por ciento de este grupo es aún más pequeño: tienen un peso menor a 1.500 gramos, y son aquellos que nacen en el quinto o sexto mes de embarazo. Es el caso de Diana, quien se considera una bebé prematura extrema. Algunos tienen la batalla perdida desde que nacen. Pese a que se mantienen en las incubadoras presentan patologías que son incompatibles con la vida y para las cuales no hay remedio que valga. Su mortalidad es del 4,5 por ciento.

Hay muchos factores que inciden en el aumento de esta problemática. Tener hijos a edades extremas, ya sea muy temprano o muy tarde en la vida reproductiva de la mujer. La hipertensión, la falta de control prenatal, la infecciones del cuello uterino y de los genitales, la diabetes gestacional y la farmacodependencia son otras de las causas.

El objetivo de los médicos especializados en neonatos es tratar de mantener la vida de los pequeños, pero también de que no sufran consecuencias neurológicas y en el futuro desarrollen todas sus capacidades mentales. "Estos bebés son como unas galletas a las que les falta más tiempo en el horno, dice Catherine Rojas, pediatra neonatóloga. Todos los ingredientes están ahí pero el producto aún está crudo. Lo que queremos es darle todo el soporte para que termine de gestarse".

Por eso cada día que viven es una batalla que ganan. El principal problema es el pulmón, que a los seis meses aún no se ha desarrollado. A Diana fue necesario ponerla en una incubadora y darle un medicamento para que los pulmones maduraran más rápido, lo cual en ocasiones es un problema adicional ya que éste no se encuentra dentro del listado de drogas del plan obligatorio de salud. Se requirió además una máquina que le mantuviera el pulmón abierto para que pudiera respirar, y un medicamento para evitar un edema pulmonar. Si sobrevive, en dos meses y medio podría ingresar al program mamá canguro, que consiste en cambiar el calor de la incubadora por el del pecho de cualquiera de los dos padres.

No todos los hospitales cuentan con las herramientas técnicas y el recurso humano para atender este tipo de emergencias, un aspecto que debería tenerse en cuenta cuando se escoja un centro adecuado para dar a luz. Pero la mejor prevención es asistir a los controles prenatales, sobre todo si se trata de mujeres muy jóvenes o mayores de 40 años. De esta forma se evitarían casos como el de Diana, quien ya tiene 18 días de nacida y sigue luchando por vivir.