María del Carmen Rojas nació en 1899 . Hoy vive junto a su bisnieta y tataranietos en el sur de Bogotá. El censo reveló que como ella, hay cerca de 4.000 ancianos en el país. La fundación Santa Fe proyecta hacer un estudio con los centenarios de Colombia para entender más acerca de la longevidad

geriatría

Vivitos y coleando

En Colombia hay más personas de 100 años de lo que se pensaba. Un grupo de expertos se reunirá esta semana en Bogotá para hablar sobre la ciencia del envejecimiento.

19 de agosto de 2006

"¿Usted es liberal o godo?", es lo primero que pregunta María del Carmen Rojas a quienes la visitan en su casa del barrio San Isidro, al sur de Bogotá. No es raro que lo haga, pues uno de los episodios que más le impactaron fue el 9 de abril de 1948, fecha en que mataron a su líder político, Jorge Eliécer Gaitán, y que marcó el inicio de la violencia. "Era alto. Lo mataron un sábado a la una de la tarde", recuerda esta mujer que tenía ya 48 años.

María del Carmen nació el 13 de noviembre de 1899 en Chiquinquirá. Ese hecho la coloca en el exclusivo grupo de colombianos que han vivido por encima de los 99 años. El nuevo censo reveló que en el país hay 4.000 personas mayores de esta edad y que esta población está aumentando. En 1973 el porcentaje de mayores de 85 años era 0,26. En 2005 aumentó a 0,5.

La tendencia colombiana refleja el aumento de los viejos en el mundo. Sólo en Estados Unidos hay 50.000 mayores de 100 años, cifra que concuerda con la de otros países industrializados. "Los centenarios son el segmento de nuestra población de mayor crecimiento. Y les siguen los mayores de 85", dice Thomas Perls, profesor asociado de medicina geriátrica de la Universidad de Boston, una de las autoridades en el tema, pues dirigió durante ocho años el estudio de centenarios de Nueva Inglaterra, en el que participan más de 460.000 personas. Él estará con otros expertos la próxima semana en Bogotá para hablar durante el II simposio Vivir más y mejor, organizado por la Fundación Santa Fe de Bogotá.

Los científicos aún no conocen el secreto de la eterna juventud. Pero el estudio de los más viejos ha ayudado a seguir algunas pistas. El estilo de vida tiene mucho que ver. No fumar ni tomar en exceso, tener una dieta balanceada y hacer ejercicio siguen siendo las más importantes recomendaciones para evitar el deterioro. Sin embargo, estos factores no lo explican todo. En el grupo se han detectado fumadores empedernidos, obesos, o personas que tomaban mucho, por lo cual no se puede establecer un patrón de comportamiento.

Algunos rasgos en común se refieren más a las características sicológicas que a las fisiológicas. Por ejemplo, fueron personas muy activas toda su vida, resolvían de inmediato los problemas y sin consultar mucho, y se protegían a sí mismos. Estos rasgos están presentes en María del Carmen, a quien sus nietos describen como una persona muy activa y quien incluso hace 20 años, cuando tenía 80, sacó corriendo a escobazos a un ladrón que entró a la papelería que tienen en la casa. A los 107 años no muestra ningún problema de salud, recuerda a todos sus familiares, come de todo lo que le sirven, se siente feliz y les hace bromas a sus tataranietos.

Pero María del Carmen no es una excepción. Perls ha encontrado que los centenarios gozan de mejor salud que quienes son 20 años más jóvenes. Tienen la cabeza bien puesta, no presentan enfermedades crónicas y requieren de menos cuidados que los de 70 y 80. Un estudio demográfico realizado en Dinamarca, en el que se analizaban cifras de 13 países europeos y de Japón, mostró que la probabilidad de morir disminuía una vez se pasaba de cierta edad y que había enfermedades con mayor prevalencia en individuos de menos años. Por ejemplo, el mal de Alzheimer y algunos tipos de cáncer son muy poco comunes en personas mayores de 85.

La pregunta entonces no es si comer grasa o fumar es bueno o malo, sino qué tienen estas personas que las hace inmunes a esos factores de riesgo. Perls contesta que la razón por la que estas personas han vivido es pura suerte. No sólo se han librado de accidentes y problemas que matan a las personas a cualquier edad sino, y sobre todo, heredaron un buen material genético de sus padres, lo que de alguna manera les ha ayudado a mantener las enfermedades a raya. "¿Fue la sopita de su madre? No, fue que sus padres también vivieron mucho tiempo", dijo Perls a la revista Scientific American.

Felipe Sierra, director del programa de Biología del Envejecimiento de los Institutos Nacionales de Salud y quien también estará en el simposio, cita un estudio que se realiza en Bethesda (Maryland) sobre la rata topo, un roedor pelado y sin ojos que vive a cinco metros bajo tierra, por lo que su vista es muy pobre. Lo que interesa a los científicos es que a diferencia de la rata de laboratorio, que vive tres años, ésta puede alcanzar hasta 40 y 50 años. "Sus materiales genéticos son muy similares, pero la diferencia en expectativa de vida es inmensa", dijo a SEMANA. Hasta el momento se ha podido prolongar la vida a una lombriz conocida como C. Elegans y otras especies menores como la mosca de la fruta. Y se ha establecido que en el ADN humano hay por lo menos 100 genes involucrados en el proceso de envejecimiento. Pero entender la relación entre ellos tomará algún tiempo.

Hay un dato curioso. "Si se eliminaran las enfermedades cardiovasculares, el promedio de vida sólo aumentaría dos años. Si hicieran lo mismo con todos los tipos de cáncer, se aumentaría otros dos", dice Sierra. Para aumentar en forma considerable la expectativa de vida habría que eliminar todas las enfermedades que matan a los viejos. Eso sería casi imposible. Por eso, otra alternativa es atacar la base del problema, es decir, los genes y cómo estos programan el deterioro. La comida chatarra, explica Sierra, no es mala para los jóvenes de 15 a 20 años, sólo lo es para los mayores de 60, que por lo general no la comen. "El efecto de la edad es más importante". Por eso la pregunta es "¿Qué cambia en el individuo que lo hace más susceptible a las enfermedades?"

Aún no hay respuesta. Mientras se logra dilucidar el secreto de la eterna juventud, o al menos el de una vejez sin achaques, los médicos recomiendan seguir un estilo de vida sano, que sigue siendo el método más efectivo para garantizar una vejez sin problemas. Para el médico Gustavo Quintero, de la Fundación Santa Fe y organizador del evento, esto es necesario, pues que la gente viva más tendrá un impacto en la economía. Explica que si la gente se retira a los 65 y no se muere sino a los 90, se incrementarán los costos de las pensiones. "Y si tiene una enfermedad de alto costo, será una persona entrando y saliendo del sistema de salud", dice Quintero.

El impacto en la sociedad también es enorme. El censo indica que la mayoría de ancianos son solteros, viudos o separados. Teniendo en cuenta que hay déficit de hogares geriátricos, el cuidado de estas personas recae en sus hijos, lo que representa un mayor esfuerzo entre los miembros de la familia. "El problema colombiano es serio. En la agenda de 2019 el envejecimiento está diagnosticado, pero no se ven estrategias", asegura Quintero.

Lo peor es envejecer mal y por eso uno de los propósitos del simposio es enviar el mensaje de la necesidad de inculcar hábitos saludables desde cuando se tiene uso de razón. A pesar de que el envejecimiento parece residir más en los genes, no hay duda de que una vida sin enfermedades determina una vejez mucho más sana.