AVION MICROONDAS

Naves sin combustible remplazarán los satélites en las telecomunicaciones del mundo.

31 de agosto de 1987

Las microondas no sólo sirven para asar pollos en diez minutos, como creen algunas señoras que disponen del famoso horno, ni para transmitir en directo un partido de fútbol. Su aplicación más avanzada y, si se quiere más importante, es aquella que aprovecha su capacidad para transportar energía. Gracias a esto, las microondas prometen revolucionar el transporte aéreo, la exploración del espacio y las telecomunicaciones en general.
Por estos días, en Canadá, se lanzará un avión experimental dotado con un motor eléctrico alimentado desde tierra por impulsos de energía en forma de rayos. Se trata del programa oficial de investigaciones Sharp (Stationary High Altitude Platform). El aeroplano con una envergadura de 4.5 metros, recibirá los rayos de energía de unas antenas situadas bajo sus alas. Este flujo de corriente pondrá en movimiento un motor eléctrico y una hélice, que mantendrán el aparato en vuelo de manera casi indefinida. Las microondas serán enviadas por una estación terrestre de "magnetrones" o generadores de microondas, similares a los que se encuentran en los hornos de cocina. "En algún momento, durante este verano, esperamos demostrar que un aeroplano impulsado por microondas puede ser construido y volado", afirmó el doctor Ronald Barrington, director de radar y tecnología de comunicaciones del Centro para la Comunicación del gobierno canadiense.
Ya en el siglo pasado, los científicos Heinrich Hertz y Nikola Tesla comenzaron a explorar la posibilidad de enviar rayos de energía de un punto a otro. Pero las ideas de Hertz y Tesla, que deslumbraron en su tiempo a hombres como Thomas A. Edison y Mark Twain, sólo encontraron un desarrollo adecuado en el presente siglo. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los científicos descubrieron la transmisión por microondas, en la que ondas de radio muy cortas pueden ser dirigidas en forma de delgados rayos, en vez de diseminadas en todas las direcciones. Durante la crisis energética de los años 70, agencias gubernamentales estadinenses, como la NASA y el Departamento de Energía trabajaron intensamente en el proyecto de transmisión de energía por microondas, con la idea de crear grandes satélites orbitales que convirtieran la luz solar en microondas, que a su vez serían convertidas en electricidad en la Tierra.

MAS ALLA DE LA COCINA
El uso de rayos de energía en la aviación busca evitar los inconvenientes producidos por los depósitos de combustible, que limitan el tiempo de vuelo, la capacidad de carga y el rendimiento general de aviones y naves espaciales. En el caso de estas últimas, el peso del combustible requerido para alimentar los motores principales y los cohetes equivale al 85% de su peso total. Si el transbordador espacial, por ejemplo, pudiera obtener el "combustible" por medio de un rayo de microondas, la capacidad de carga de la nave aumentaría de 30 toneladas a cerca de 2 mil. Los avances son tan promisorios, que el investigador William C. Brown, quien trabaja con la NASA en el diseño de vehículos impulsados por rayos para uso en el espacio, afirma que "esto será un lugar común en el siglo XXI".
Los canadienses esperan que el avión alimentado por microondas se convierta en una plataforma para las comunicaciones de radio. Cumpliría las funciones de un satélite de comunicaciones de baja altura, con una cobertura de un área de 600 kilómetros de radio, a un costo mucho más bajo del de los actuales satélites orbitales.
En Estados Unidos existe un grupo de investigadores dedicados a determinar el potencial energético de las microondas. Dentro de ese grupo están los científicos de la Lockheed Corporation que, por encargo del centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA, están diseñando un avión de control remoto, alimentado por microondas y de mayor tamaño que el canadiense para vigilar la contaminación del medio ambiente. Los investigadores de la Lockheed afirman que el avión, equipado con un motor eléctrico de 40 caballos de fuerza, recibiría las microondas gracias a una antena terrestre que ocuparía un área de 8.360 metros cuadrados. El aparato llevaría a bordo 150 libras de equipo sensor, capaz de recoger información continua sobre la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, a una altura de 19 kilómetros, lo que "equivale a dos veces la altura que alcanza un jet comercial y es más de lo que alcanza un globo meteorológico conectado con tierra", dijo Donald Bouquet, jefe del proyecto en la Lockheed. El doctor Bouquet añadió que "el costo de un par de estos aeroplanos y su sistema de tierra sería de alrededor de 30 millones de dólares", lo que lo hace mucho más barato que un satelite científico orbital.

RUMBO A MARTE
A pesar de estar aún en fase de experimentación, los planes para los vehículos alimentados con rayos de energía ya desbordan los límites de la Tierra. En las mesas de dibujo del Centro de Investigación Lewis en Cleveland (Estados Unidos), los científicos planean una misión a Marte en la que una nave nodriza, que se mantendría en órbita, transmitiría rayos de microondas para dar energía a un vehículo a control remoto que recorrería la superficie del planeta recogiendo muestras y realizando experimentos. Otro de los planes para futuros viajes a Marte es el de José L. Christian Jr., del centro Lewis en Estados Unidos, que incluye un aeroplano de gran envergadura que trabajaría con "hélices comunes" en la delgada atmósfera marciana. El aparato podría volar alrededor del planeta, aterrizar y descargar un vehículo de exploración que podría cubrir el 40% de la superficie de Marte. El centro Lewis ha propuesto un programa de desarrollo de ocho años y 60 millones de dólares, que culminaría con vuelos de prueba en la atmósfera marciana antes de que finalice el siglo.
Los proyectos dé viajes orbitales alrededor de la Tierra, en naves impulsadas por microondas están más avanzados. Existe ya el programa de naves ligeras Apolo. Se trata de una nave tripulada cuyos motores utilizarían las microondas para calentar el aire, que sería proyectado hacia atrás para producir el empuje. Con las microondas se puede subir a través de las nubes hasta cerca de 12.200 metros, pero para ponerse en órbita habrá que cambiar por rayos laser que tienen mayor densidad de energía.
El entusiasmo creado por los rayos de microondas es tal, que investigadores del Rennselaer Politechnic Institute están diseñando una pequeña nave espacial alimentada por rayos, que podrá poner en órbita de manera rápida a cinco personas. Con un peso de cinco toneladas (casi el mismo de una camioneta familiar) y sin utilizar combustible, podrá colocarse en órbita en cuatro minutos. Todo parece indicar que, si las investigaciones igualan la imaginación de los científicos, en poco tiempo se podrá salir a dar una vueltecita alrededor del planeta en una económica "nave de microondas".