CEREBROS PLANOS

Las tarjetas inteligentes van a servir para mucho más que reducir el porte de dinero en efectivo.

25 de noviembre de 1996

Ultimamente se ha puesto de moda el adjetivo 'inteligente' para destacar las cualidades de servicios o elementos que en teoría ofrecen unas características especiales para los usuarios. Hoy en día no es extraño oír hablar de edificios, redes, teléfonos o tarjetas inteligentes. Por lo general dicho calificativo se refiere a la posibilidad que tales servicios y objetos tienen de tomar ciertas decisiones de acuerdo con unos parámetros previamente establecidos. Para el efecto a esos objetos se les integra uno o varios componentes (chips, procesadores, etcétera) que reaccionan a determinados tipos de instrucciones. Cuanto mayor sea la cantidad de información que los procesadores almacenen, superiores serán las órdenes que pueda ejecutar. Esta misma tecnología es la que utilizan las tarjetas inteligentes recientemente lanzadas al mercado colombiano y que pueden realizar operaciones de distinto tipo sin necesidad de estar en contacto con la entidad emisora. Además de la popularidad de estas tarjetas en transacciones bancarias, ellas son muy útiles también en campos tan diversos como el transporte de carga, controles médicos, servicios telefónicos, identificación personal y controles de acceso a áreas restringidas. En principio, el funcionamiento básico de una tarjeta inteligente es muy elemental y, dependiendo del tipo, puede servir para hacer transacciones comerciales, pagar servicios o suministrar información. Para hacer uso de la tarjeta lo único que se requiere es un aparato lector que extrae la información contenida en el procesador y ejecuta la orden que sea del caso, como efectuar un pago o abrir una puerta por ejemplo. Las tarjetas inteligentes varían tanto en su forma como en su utilidad. Aunque en la mayoría de los casos el procesador o microchip se puede apreciar a simple vista _el pequeño rectángulo dorado, ubicado en un extremo de la tarjeta_, modelos más recientes traen el procesador dentro del plástico, dándole a la tarjeta una apariencia completamente lisa. Estas son las que funcionan sin necesidad de tocar el lector, que recibe la señal a unos centímetros de distancia y son ideales para pagar peajes y hacer otras operaciones de tráfico denso. Para manejar dinero las tarjetas inteligentes funcionan como un monedero que al agotar su contenido _y dependiendo de si es desechable o recargable_ se bota o se 'llena' nuevamente para seguirla utilizando. En países como España el carné del seguro social es una tarjeta inteligente que contiene toda la historia clínica del paciente, de modo que tras un accidente, por ejemplo, el médico puede conocer los antecedentes clínicos del enfermo, antes de iniciar el tratamiento, con todas las ventajas que eso significa. Aunque el país todavía está lejos de semejantes logros, es de esperar que en corto o mediano plazo las tarjetas inteligentes entren de lleno a la vida cotidiana de los colombianos.