CHUPANDO RUEDA

La tecnología le echa la mano a los Luchos Herrera que en el mundo existen.

7 de noviembre de 1988

Pocos deportistas tienen una estampa tan futurista como los ciclistas. Los cascos aerodinámicos, las ruedas lenticulares, los vestidos de una sola pieza, les dan un aire de seres interplanetarios. Comenzaron a verse así desde los Olímpicos de Los Angeles, cuando rompieron múltiples marcas a bordo de bicicletas de aluminio que causaron sensación.
Hoy, sin embargo, esas máquinas de vanguardia parecen ya piezas de museo.

En efecto, en Seúl apareció una nueva generación de bicicletas de alta tecnología, cuyos marcos usan el mismo tipo de materiales compuestos con que se construyen los aviones de combate y los misiles. Su peso es impresionantemente liviano, mientras las características de su resistencia les dan cualidades que antes eran inimaginables en una bicicleta.
Pero lo más impresionante, según un reciente informe de la revista Discover, es que se trata de tecnología que muy pronto bajará de los podios para ponerse a órdenes de todos los aficionados. Los avances ciclísticos, luego de por lo menos un siglo sin modificaciones de importancia, ahora se producen ininterrumpidamente. El próximo turno le corresponderá a los cambios, que se harán por acción de un simple botón, y los frenos hidráulicos. Montar en bicicleta, por fin, ya no va a ser lo mismo que antes.

El ingeniero Chester Kyle, que ayudó a diseñar las bicicletas del equipo olímpico de Estados Unidos, dijo que "los materiales compuestos son un terremoto que cambió por completo nuestro concepto sobre lo que debe ser una bicicleta". Su opinión, que parece demasiado enfática, no lo es tanto. Los materiales compuestos constituyen el non plus ultra en cuanto a la combinación de bajo peso con resistencia superior, rigidez y capacidad para absorber choques y vibraciones.
No fue sino desde hace unos cuantos años que se logró desarrollar nuevas técnicas para moldear esos materiales; con ello, nacieron las bicicletas de la última generación tecnológica.

Un buen ejemplo de esas nuevas bicicletas es la Kestrel, producida por la compañia Cycle Composites en Watsonville, California, Estados Unidos.
No es raro que su director, Ritch Hollingsworth, haya dejado su trabajo en la compañía Aerojet, productora de misiles estratégicos, para diseñar bicicletas. Sus razones: "Trabajamos con los mismos materiales, pero nos movemos más rápido que la industria aeronáutica. Es más excitante.

Un marco convencional consiste en ocho tubos de acero o aluminio unidos entre sí por piezas del mismo metal. Por contraste, el marco de la Kestrel se moldea en una sola pieza, sin puntos débiles, con fibra de carbono, resina epóxica y una fibra de polietileno llamada Spectra. Pesa solamente 1.5 kilos, cerca del 25% menos que el marco de aluminio más avanzado. Sin embargo, su fortaleza es varias veces superior.

Esa combinación representa soluciones para problemas que los diseñadores de bicicletas consideraban casi insolubles: el peso y la rigidez. Todo el que ha tratado de subir una cuesta en bicicleta sabe que el peso de ésta es un verdadero dolor de cabeza. Lo que casi nadie sabe es que, de acuerdo con los computadores, dos kilos de sobra representan una diferencia de casi 60 metros en relación con un competidor mejor equipado, sobre una distancia scendente de 3 kilómetros. Pero si para quitarle peso al marco, los tubos se hacen demasiado delgados, su reistencia se disminuye considerablenente.

Otro problema es la rigidez. Con ada vuelta de los pedales, siempre se pierde algo de la energia del ciclista en a flexión del marco. Si éste es más rápido, su flexión es inferior, y se pierde menos esfuerzo. Pero un marco de masiado fuerte cobra su tarifa de dolor y fatiga en un trayecto largo, pues cada imperfección del terreno se trasmite directamente al cuerpo.

Para solucionar esos problemas, los ingenieros de la Kestrel usaron un computador para simular la compleja distribución de fuerzas que operan en el marco de una bicicleta y para probar miles de diseños. De esa forma, descubrieron que la combinación de fibra de carbono y Spectra era la ideal.

El misterioso Spectra es hecho de cadenas de moléculas de polietileno convertidas en filamentos; la fibra de carbono es producida con filamentos de grafito. Los filamentos de ambas sustancias son como vigas estructurales microscópicas. Al alinearlas en diferentes ángulos y al variar el número de capas del material según el sector del marco, los diseñadores estuvieron en capacidad de manejar la rigidez, la absorción de impactos y la resistencia en cada punto en el grado requerido, según el computador. Por ejemplo, el triángulo trasero de la Kestrel tiene especiales características de absorción de vibraciones, en un sector de la máquina donde éstas se trasmiten con mayor impacto en el cuerpo del ciclista.

Los diseñadores también desarrollaron una técnica para moldear el material en forma de un tubo continuo cuya sección trasversal es variable: aerodinámico donde se requiere para cortar el viento y circular donde no se necesita esa característica. Las láminas flexibles de carbono y Spectra impregnadas con resina epóxica se acumulan cuidadosamente a mano en un molde, y luego se someten a calor bajo presión durante varias horas. El resultado es una superficie tan suave y fina que parece hecha para volar. Las pruebas de túnel de viento muestran que el marco es capaz de disminuir en un 10% la resistencia al aire, lo que en una competencia puede resultar vital.

Semejante calidad tiene, por supuesto, su precio. Con una cosa y otra, la Kestrel sale costando unos US$3 mil, más las arandelas correspondientes. Hay, sin embargo, una fábrica que, combinando el diseño de alta tecnologia con la producción masiva desarrollada en cooperación con una industria de Taiwan, está sacando al mercado una bicicleta semejante por US$750, que en el mundo del ciclismo especializado es una verdadera ganga. No se trata, sin embargo, de un marco de una sola pieza, sino de varios tubos integrados, pero las cualidades de aquel se reproducen bastante bien, en opinión de los expertos . Pero los marcos son solamente el comienzo de la revolución en la tecnología ciclística. Los científicos están trabajando ya en dos sistemas que han reclamado mejoras a gritos desde hace décadas: la trasmisión y los frenos. Hacer cambios, por ejemplo, en una bicicleta de 10 velocidades, es un proceso complicado. Primero, hay que mirar hacia abajo para encontrar la palanca y luego moverla en ambas direcciones hasta encontrar la posición correcta. Eso significa que ello, por ejemplo, no se puede hacer mientras se está parado en los pedales tratando de competir en una cuesta con Lúcho Herrera, pues, de otra parte, el plato que cambia la cadena de-piñón a piñon no resiste la presión. Todos esos inconvenientes parecen solucionados por un sistema de cambios eléctricos inventado por Bruce Browning, nieto del fabricante de armas del mismo nombre.

Una bicicleta de 10 cambios tiene dos platos que son movidos directamente por los pedales para producir el giro de la cadena que, a su vez, pone en movimiento la rueda trasera.
En las bicicletas convencionales, una pieza central entre los platos lleva la cadena de uno a otro, movida por la palanca.

La trasmisión de Browning tiene tres platos en vez de dos, y el del centro se encarga de cambiar la cadena de piñón sin que ésta deje en ningún momento de estar conectada. Por eso, es casi imposible que en el proceso la cadena se salga de su sitio. Para hacer el cambio, todo lo que se requiere es pulsar un botón y el mecanismo eléctrico hace el resto. Browning está trabajando ahora en el desarrollo de un sistema semejante para los piñones traseros.

Los frenos son otro cuento. Los tradicionales son adecuados para sus tareas, pero en situaciones extremas, generalmente resultan insuficientes.
Un sistema nuevo llamado Matthauser Hydraulic Brake, enfoca el problema con una solución radical.
Los cables convencionales son remplazados por tubos sellados que contienen un fluido parecido al usado en los frenos de automóvil. Cuando se aplican los frenos, un émbolo ejerce presión sobre el líquido, lo que hace que las zapatas se apliquen sobre la rueda. Parece sencillo, pero involucra un concepto totalmente revolucionario en lo que a bicicletas se refiere.

Los ingenieros afirman que la bicicleta bien puede ser la máquina de transporte personal más eficiente que se haya inventado jamás. Si se sigue perfeccionando a este ritmo, con seguridad esa afirmación seguirá siendo cierta. --