COMO PEZ EN EL AGUA

Investigaciones sobre el pez cuchillo brindan esperanzas a los parapléjicos.

15 de enero de 1990

Uno de los objetivos más acariciados por la ciencia médica es la cura de las paralisis causadas por la ruptura de la medula espinal. Pero, a pesar de todos los adelantos en otros campos de la tecnología médica, aún no se ha podido reversar esa condición.
Sin embargo, el estudio de la manera como ciertos animales son capaces de regenerar su médula espinal, aun en caso de su corte total, brinda alguna esperanza de que algún día esa propiedad pueda. ser reproducida en los seres humanos.
Uno de los investigadores empeñados en ese objetivo es la neurobióloga Marlyn Anderson, de la Universidad de Colorado. Su historia se remonta a 1981, cuando la doctora Anderson comenzó a examinar la regeneración de los nervios de un extraño animal, del que había oído hablar alguna vez: el pez cuchillo. Las anécdotas de quienes habían viajado por el Amazonas le hablaban de un animal tan obstinado que era capaz de perder hasta un tercio de su espina dorsal en las fauces de sus depredadores para luego, simplemente, dejarse crecer una nueva. Intrigada, Anderson compró un lote de animales en un almacén de mascotas y empezó a estudiar la forma como crecía de nuevo su cola, tras ser removida quirúrgicamente.
Tras más de 8 años de estudio, ella pudo determinar que el secreto de los poderes del pez cuchillo residía en un conjunto de células espinales conocidas como la capa ependimal. Presentes a todo lo largo de la espina dorsal, las células ependimales constituyen una especie de canal por el que corre el fluido espinal. Cuando la médula espinal queda cortada, las células ependimales comienzan a dividirse, con lo que producen una avalancha de nuevas células nerviosas. Poco a poco, esas células nuevas comienzan a especializarse y se convierten así en células capaces de llevar los mensajes nerviosos o en células estructurales de la médula espinal. Comienzan a emigrar hacia el sitio de la lesión y terminan por repararla.
Lo que entusiasma a Anderson es que los peces cuchillo no son los únicos animales que poseen capa ependimal: también la tienen los humanos y todos los demás vertebrados. Pero, por otro lado, lo que descorazona a la investigadora es que, mientras en muchos vertebrados menores esas células son capaces de regenerarse, ello no es así en los mamiferos. "Por lo visto, no es suficiente tener células ependimales": comentó recientemente. "También se necesita disponer del entorno químico adecuado y las células de soporte precisas".
Ese es justamente el objetivo actual de la doctora Anderson: crear ese entorno químico ideal. Para ello mezcla células ependimales con otras del sistema nervioso central y un menú de sustancias--hormonas varias, calcio, factores de crecimiento nervioso- que se piensa juegan un papel en la división de las células nerviosas. En "últimas, dice, podríamos ser capaces de desarrollar una especie de protesis célular y química que pudiera ser insertada en el lugar de una lesión de la médula espinal".
Por supuesto, ello no quiere decir que Anderson piense que una cura para la paralisis está a la vuelta de la esquina. "Aún sipudiéramos estimular la multiplicación de las células, estas podrían ser incapaces de interconectarse apropiadamente. Primero, tenemos que hacerlas crecer y entonces tenemos que controlar ese crecimiento. Pero ello aún podría tomar mucho tiempo.