¿DE DONDE CONTESTAN?

Con sofisticados equipos, la NASA tratará de hablar con los extraterrestres.

3 de octubre de 1988

En contra de toda probabilidad, el programa de la agencia espacial norteamericana NASA para buscar inteligencias extraterrestres, no sólo sigue vivo y coleando, sino que se prepara para dar un gran salto adelante en su labor, una de las más descorazonadoras que el ser humano se haya propuesto a lo largo de su historia.

Al frente se encuentra un puñado de científicos convencidos de que la paciencia es la mayor de las virtudes humanas. Su nuevo impulso será el esfuerzo tecnológicamente más avanzado que se haya intentado jamás, para dar con algún Alf en cualquier remoto planeta llamado Melmac. Pero aunque parece chiste, la cosa es muy en serio. El programa comenzará en octubre de 1992, como parte de las conmemoraciones que harán los Estados Unidos del descubrimiento de América, durará 10 años a partir de entonces y costará US$95 millones.

Las cifras involucradas, aunque parecen gigantescas, resultan insignificantes si se tiene en cuenta la magnitud de la tarea propuesta. Los extraterrestres, si es que existen, podrían enviar señales de radio en cualquiera de billones de frecuencias diferentes.
Tratar de encontrar la señal precisa en el momento correcto hace que la vieja frase de buscar una aguja en un pajar sea una figura insuficiente.

Pero aun en el más que remoto caso de que esa oportunidad se presentara, no habría ninguna posibilidad de entablar nada que se le pareciera a una conversación cósmica, con el lejano interlocutor. Para entender la anterior afirmación basta saber que las señales de radio, desplazándose a la velocidad de la luz, toman 10 años para hacer el viaje de ida y vuelta a las estrellas más cercanas del Sistema Solar. Para qué hablar de cuerpos celestes más lejanos, en los que un lapso de 100 mil años para el viaje no sería nada exagerado.

Como es de esperarse, desde que se comenzaron los esfuerzos en 1960, no se ha conseguido nada parecido a una señal de una inteligencia extraterrestre. Esto ha hecho que los detractores de la búsqueda consideren que el dinero gastado en el programa es papel quemado. Eso, sin embargo, no arredra a los entusiastas investigadores, para quienes el dinero y el tiempo terrestres no tienen el mismo valor que para el resto de los terrícolas. La directora del proyecto de la NASA, Jill Tarter, piensa que "porque no hemos oído nada hasta ahora la gente cree que no hay nada allí afuera. Pero además no hemos empezado el trabajo de tiempo completo.
Hasta ahora, lodo lo que se ha hecho es comenzar a enTender el problema y aprender a manejar el equipo".

Ese equipo al que se refiere no tiene la más mínima traza de los viejos telescopios de radio. Se trata de un sistema perfeccionado por la Universidad de Stanford (Estados Unidos). Su parte clave consiste en un analizador de espectro multicanal, que puede sintonizar hasta 10 millones de frecuencias simultáneamente.

Hacia 1990, los investigadores esperan tener el sistema, llamado MCSA 2.0, operando por medio de la antena de 26 metros de diámetro que la NASA tiene en el observatorio Goldstone en el desierto de Mojave, en California. Sólo entonces comenzarán las pruebas definitivas.

El MCSA 2.0 operará en los alrededores de un sector del espectro de radio llamado "agujero de agua" (water hole). Ese sector se limita por un lado por las emisiones naturales de radio de los átomos de hidrógeno y por el otro por las del hidroxil, que se forma con un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno.

Esa frecuencia, llamada por sus descubridores "el área mágica", podría ser el canal ideal para la comunicación extraterrestre, pues relativamente está menos expuesta a los ruidos de radares, rayos X, etc., pero los investigadores actuales piensan que la creciente sobrepoblación de las órbitas terrestres y la operación de millones de aparatos de microondas en la Tierra, podría quitarle efectividad a sus probabilidades.

Actualmente hay tres proyectos de exploración radial del espacio en los Estados Unidos, y en paises como Francia, la Unión Soviética y la Argentina hay sendos grupos de científicos visionarios que sueñan con hablar con el infinito. La inmensidad de su trabajo podria descorazonar a cualquiera, menos a ellos. Todo parece indicar que están convencidos de que, en un universo tan inconmensurable, no pueden estar solos en su discurrir por las estrellas. --