DUERME CORAZON

Nuevo sistema para preservar los órganos destinados a trasplantes: ponerlos a hibernar.

18 de marzo de 1991

Cerca del 10 por ciento de los órganos humanos destinados a servir para trasplantes se echan a perder antes de llegar a ser de utilidad. Esa realidad se hace más dramática, en la medida en que la cantidad de órganos disponibles nunca es suficiente para atender a la totalidad de los pacientes. Para éstos, una demora excesiva puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Esa es la razón para que la ciencia médica busque constantemente el sistema más eficiente para conservar los órganos donados el mayor tiempo posible. Una reciente aproximación al tema resulta interesante, pues de alguna manera induce en los órganos pendientes de ser trasplantados, una especie de hibernación, un sueño biológico.
Cualquier remembranza con las películas clásicas de terror, no seria una coincidencia.

Para reforzar la comparación cinematográfica, la técnica se combina con la preservación de varios órganos del donante en conjunto. Así, pulmones, corazón, hígado, páncreas, riñones se mantienen naturalmente conectados entre sí funcionando en forma casi normal durante 40 horas.

Entre los órganos trasplantables, los de conservación más delicada son el corazón y los pulmones. Para ser aceptados, por lo general los hospitales exigen que tengan menos de cuatro horas de haber salido de su cuerpo original. Esa cifra se amplía a ocho en el caso del hígado. Y los órganos más resistentes son los riñones, que pueden durar hasta 48 horas, si se les aplican sofisticados procedimientos que hoy están generalizados.

El procedimiento de mantener los órganos en conjunto está siendo investigado por la facultad de medicina de la Universidad de Kentucky, en Estados Unidos. Según el sistema, los órganos de un animal, todavía conectados por vasos sanguíneos, se mantienen en una solución salina diseñada para minimizar la tensión fisiológica. Los tejidos son sostenidos mediante la insuflación de oxígeno enriquecido, a través de un respirador artificial conectado a los pulmones.
Todos continúan haciendo lo que hacían cuando formaban parte de un organismo vivo: los riñones filtran la sangre y secretan la orina. El hígado quema las toxinas, produce bilis. El páncreas elabora enzimas digestivas e insulina. La Universidad informa que se ha logrado mantener el conjunto en buenas condiciones hasta durante 60 horas.

Según los investigadores, la técnica se basa en la idea de que los órganos se