CIBERPOLITICAS

Ecos de la Cumbre

La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información aplazó dos años decisiones fundamentales para el desarrollo humano.

Alvaro Montes
4 de enero de 2004

Opacada por la captura de Saddam Hussein y los triunfos de la sub-20, la noticia acerca de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información pasó sin pena ni gloria en los medios de comunicación colombianos, pese a las cosas interesantes que allí se dijeron. El evento, cuya primera fase se realizó en Ginebra a mediados de diciembre pasado y su segunda parte tendrá lugar en Túnez en noviembre de 2005, albergaba esperanzas de obtener compromisos de los países ricos para reducir la brecha digital que los separa de los países pobres, y era además el primer round de la pugna contra Estados Unidos por el control de Internet. Pero igual que ocurrió con las aspiraciones ambientales en la Cumbre de Río y los posteriores Protocolos de Tokio, en materia de democracia tecnológica Estados Unidos nuevamente dijo "aquí estoy y aquí me quedo" y logró que las decisiones en estas materias quedaran postergadas para la reunión de Túnez.

Un grupo de trabajo estudiará lo que ya está suficientemente estudiado: que Estados Unidos hegemoniza Internet a través del Icann y el poder de las compañías privadas norteamericanas, quienes pretenden hacer de Internet una herramienta exclusivamente comercial y un arma política de control. Otro grupo de trabajo estudiará lo que está también suficientemente estudiado: que los países ricos tendrían que meterse la mano al bolsillo para financiar el desarrollo de tecnologías de la información en los países pobres y ayudar a cerrar la brecha digital que cada día nos separa más y cierra dramáticamente las ilusiones de desarrollo de Tercer Mundo. Lo que estas comisiones de expertos estudien se discutirá de nuevo en 2005 en Túnez, en donde muy probablemente Estados Unidos de nuevo dirá "aquí estoy y aquí me quedo", a menos que en este lapso las naciones interesadas en cambiar la situación y las organizaciones de la sociedad civil que trabajan por los derechos a la información y las comunicaciones puedan hacer algo.

Los medios no fueron los únicos que prestaron poca atención a la cumbre convocada por Naciones Unidas. Kofi Annan estuvo muy solo en esta iniciativa: ningún presidente de país industrializado estuvo allá ni tampoco presidente alguno de América Latina, en tanto que países que censuran Internet estuvieron en Ginebra hablando bobadas sobre la brecha digital que ellos ayudan a construir.

Pero también se escucharon voces audaces. Vinton Cerf, el padre de Internet, se pronunció a favor de preservar el carácter independiente de la red. Científicos, teóricos sociales y tecnócratas intervinieron en los debates y, en síntesis, se puso en evidencia que los gobiernos quieren control político sobre las tecnologías, las empresas quieren convertirlas en botín comercial y las organizaciones de la sociedad civil quieren que sirva para el desarrollo humano. Naciones Unidas dio por primera vez mismo estatus a gobiernos, empresas privadas y organizaciones sociales en un evento global y en la declaración final se sostuvo el principio del derecho de todos los seres humanos a la comunicación y la información, algo que suena obvio pero que increíblemente fue difícil establecer en el documento.