EL TERCER OJO

Se abre la posibilidad de ver televisión tridimensional.

18 de julio de 1988

Las películas en tercera dimensión no son ninguna novedad. Desde los años 20 se han producido con ese procedimiento filmes del talante de "La criatura de la laguna negra", pero el sistema no ha podido traspasar la barrera de los teatros de segunda categoría o las ferias de pueblo ni, en fin, de la categoría de curiosidad circense.
Pero la llegada de la tercera dimensión a la TV es otra historia desde el punto de vista tecnológico, lo que tampoco garantiza que allí sí aparezca la respetabilidad que el sistema no pudo alcanzar en el cine. El regreso de la 3-D se produce por dos medios; la cadena de televisión norteamericana ABC está planeando presentar experimentalmente uno de los episodios de su serie Moonlighting con algunas escenas en 3-D y la firma japonesa Toshiba está a punto de comercializar una videograbadora con capacidad para producir imágenes tridimensionales. Se trata de dos aproximaciones diferentes con características semejantes.
El principio fundamental permanece, sin embargo, siendo el mismo Cuando el hombre mira a su alrededor, la imagen tridimensional que percibe es realmente una construcción mental preparada en el cerebro a partir de las dos imágenes planas que son vistas por los ojos. Por lo tanto, un aparato que muestre a cada ojo una imitación fotográfica de su propia percepción bidimensional puede hacer que el cerebro "elabore" una imagen tridimensional. El invento es tan viejo que sir Charles Wheatstone elaboró el estereoscopio,algo parecido a los juguetes de vistas tridimensionales de hoy, en 1832.
"La idea, dice el diseñador Terry Beard, es mostrar dos planos en la pantalla, que representen las imágenes de los dos ojos, y usar un filtro que haga que a cada ojo llegue una sola". En la técnica original, se proyectaba una imagen azul y otra roja mientras el espectador usaba unas gafas con una lente azul que eliminaba el rojo y otra roja que eliminaba el azul. Pero como el color era el filtro que separaba las imágenes, la producción tenía necesariamente que ser en blanco y negro.
Más tarde esa dificultad se solucionó con el uso de lentes con diferente polarización, que permitía separar imágenes a todo color. Esta técnica se inauguró en 1952 con el "inmortal" Demonio Bwana, y es la usada hasta el presente. Sin embargo, tiene dificultades técnicas que la alejan de la perfección. Pero en cualquier caso, el sistema es inaplicable en TV, pues la pantalla de ésta no puede técnicamente emitir luz polarizada, al contrario del proyector de cine.
La aproximación de Toshiba es distinta: su grabadora de video pone dos imágenes en la pantalla, sólo que a diferente tiempo. La cámara tiene dos lentes espaciados unos centímetros como dos ojos. Al grabar funciona alternativamente por cada uno de ellos a 30 imágenes por segundo. A la hora de ver la grabación, las imágenes se presentan alternadamente en la pantalla. Para ponerlas juntas y percibir el efecto tridimensional, el usuario deberá usar un par de lentes especiales conectados a la grabadora.
Los lentes actúan como obturadores: cada uno es un cristal líquido, del tipo usado en las calculadoras, que puede ponerse opaco o traslúcido casi instantáneamente, bloqueando alternativamente la visión de cada ojo. Por acción de la grabadora, los cristales se "abren" y "cierran" 60 veces por segundo, sincronizados con la grabación. De este modo, cuando una imagen del lente izquierdo de la cámara aparece en la pantalla, el cristal frente al ojo derecho se opaca, y viceversa. La alternación es tan rápida que el cerebro percibe la imagen totalmente y la convierte en tridimensional.
El sistema, como es obvio, tiene sus problemas. El más grande de ellos es que debe dividir las 60 imágenes por segundo producidas por un televisor común en 30 para el ojo izquierdo y 30 para el derecho. El resultado es cierto titubeo -parecido al de los tubos de neón cuando fallan- que puede resultar absolutamente insoportable a algunas personas.
Pero aun sin tener en cuenta esa dificultad, el sistema de Toshiba parece demasiado bizarro. Los espectadores se deben aislar mediante curiosos aparatos en los ojos, cada uno conectado con el televisor, y, por otra parte, siempre está la incompatibilidad. Si se graban, por ejemplo, los primeros pasos del bebé, los parientes no podrán verlos si no tienen un aparato de las mismas características.
Pero a despecho de las dificultades, los ejecutivos de Toshiba están dispuestos a poner en el mercado de los Estados Unidos el sistema en el presente año, así sea sólo para mantener su imagen innovadora. Pero algunos conocedores afirman que el verdadero objetivo es el mercado de negocios, donde su conveniencia haría aparecer los inconvenientes del sistema insignificantes como por ejemplo en las facultades de medicina, donde su utilidad en la enseñanza de la anatomía sería bastante significativa.
Por la otra cara de la moneda está el sistema que la ABC está planeando usar en su serie piloto de televisión. El impacto está en que se espera que 29 millones de personas observen el episodio. El inventor Terry Beard llama su técnica Nuoptix 3-D. A pesar de que también requiere anteojos -que serán distribuidos a nivel nacional por una firma de gaseosas patrocinadora del programa- no requiere la presencia de dos imágenes en la pantalla, lo que evita que éstas pierdan su alineación y permite que los usuarios recalcitrantes, o simplemente los que no consiguieron los dichosos anteojos, vean el programa por los medios tradicionales. El sistema Nuoptix usa anteojos que tienen un filtro púrpura oscuro en el ojo derecho y verdoso claro en el izquierdo. Los ojos rápidamente se adaptan e ignoran los colores, pero los filtros producen un extraño efecto en el proceso cerebral de las señales de la visión. Según el inventor, "la imagen del ojo derecho se demora ligerámente en ser procesada por el cerebro, debido al filtro oscuro". Como resultado, éste confronta las dos imágenes con fracciones de segundo de diferencia.
Eso es lo que produce el efecto tridimensional. El punto, sin embargo, es que los objetos en la pantalla deben estar moviéndose de cierta manera. Un cuerpo que se mueva de izquierda a derecha parece salir de la TV, pues como la señal del ojo derecho está ligeramente demorada, las líneas de visión que el cerebro elabora se cruzan frente al televisor, y allí es donde el espectador "ve" la imagen. Cuando el movimiento es al revés, el proceso es inverso y los objetos parecen adentrarse en el aparato. Eso significa que el Nuoptix funciona mejor cuando los movimientos en el frente de la imagen son de izquierda a derecha y los de atrás derecha izquierda. Si no es así, el efecto tridimensional se desvirtúa.
Esa circunstancia representa una nueva -y compleja- exigencia para el director de la producción, que no solamente deberá preocuparse por sus tareas tradicionales de narrar debidamente el argumento y darle credibilidad, sino de hacer que los movimientos en las escenas correspondan a las necesidades técnicas de la tercera dimensión. Eso hace que, inevitablemente, el Nuoptix no sea la última palabra en televisión tridimensional. Si ésta alguna vez llega a generalizarse en el futuro, probablemente será más parecida al sistema Toshiba.
En cualquier caso, el futuro cercano de la televisión tridimensional está del lado de las aplicaciones profesionales. Pero no se descarta que una tercera o cuarta generación de Alf "saque" la nariz del televisor para "besar" a la niña de la casa.