Entre rejas

La reproducción en cautiverio parece ser la solución para especies en peligro de desaparecer.

12 de febrero de 1990

Hace unas cuantas semanas los colombianos recibieron la buena noticia de que una tigresa había dado a luz una camada de cachorros en el zoológico de Barranquilla. Aunque el hecho fue recibido con cierta indiferencia, lo cierto es que se trató de una ocasión muy especial, por cuanto esos grandes gatos nunca, o casi nunca, se reproducen en cautiverio.
Precisamente la reproducción en cautiverio parece ser la tabla de salvación de muchas especies en peligro de extinción. Algunos animales se encuentran tan amenazados que la única esperanza que les queda es la mano del hombre. Esta paradoja de la ecología ha llevado a que en varios sitios del mundo se hagan esfuerzos para desarrollar técnicas de reproducción en cautiverio que permitan, al menos, tener algunos ejemplares capaces de repoblar las áreas salvajes que sus antepasados ocuparon, una vez los hábitat estén lo suficientemente recuperados como para recibir a sus nuevos inquilinos. Los defensores de esos esfuerzos señalan como ejemplo el éxito obtenido en algunas especies como los lobos rojos, los hurones de pata negra y el cóndor californiano en los Estados Unidos, ciertos monos en Brasil y una clase de antílope que vive en el desierto de Arabia Saudita.
Uno de los trabajos más profundos se está llevando a cabo en el Jardín Zoológico de Minnesotta, en la ciudad norteamericana de Minneapolis. Allí, durante casi 10 años, el bioquímico Ulysses S. Seal ha desarrollado intensos estudios sobre la reproducción en cautiverio del tigre siberiano y otras especies.
Pero la reproducción en cautividad no es recibida con bombo y platillos por todos los ecologistas. Muchos de ellos dicen que ese esfuerzo podría resultar estéril. Whitney Tilt, director de una organización norteamericana de conservación de la naturaleza, afirma que "el problema es que si se toma a la reproducción en cautividad como la alternativa viable a la protección del hábitat, hay que decir apague y vámonos. El momento del éxito no es cuando se obtiene una cría en cautividad, sino cuando esa cría puede ser reintroducida en su ambiente natural".
El doctor Seal, presidente del Grupo Especializado en Reproducción el Cautiverio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, dice que acepta el punto de su colega en el sentido de que preservar lo hábitat naturales sería lo obvio. Pero agrega que "algunos animales están ahora en tales problemas que la únia forma práctica de salvarlos reside en nuestros programas".
En el caso de los tigres, por ejemplo, los investigadores analizan las células de la esperma bajo el microscopio para determinar su abundancia y vigor y con frecuencia separan al fluido seminal en una centrífuga para reemplazar los fluídos naturales con químicos y otros nutrientes capaces de aumentar la supervivencia de los espermatozoides. Con frecuencia la esperma o los huevos fertilizados son congelados en hidrógeno líquido para su almacenamiento.
Las tecnologías avanzadas de inseminación artificial se han usado con gran éxito en el ganado y otros tipos de animales durante años. Aunque podrían ser la gran panacea para los especialistas en reproducción cautiva -al eliminar el problema de enviar a través del mundo, por ejemplo, rinocerontes o tigres para su apareamiento- esas técnicas solamente se ha podido perfeccionar en unas cuantas especies salvajes, principalmente por las dificultades en entender el sistema hormonal y reproductivo de esos animales. El pasado mes de julio el doctor Seal consiguió un sonoro éxito en el Zoológico Nacional de Washington, Estados Unidos, cuando consiguió la primera fertilización in vitro del tigre siberiano. Aunque los embriones no llegaron a término, los investigadores consideraron que se había conseguido un importante avance en el desarrollo de técnicas para la implantación en la hembra.
Uno de los casos más patéticos es el del hurón de patas negras, del cual sólo se conservaban 17 ejemplares en 1987. Ese número se ha incrementado en cautividad a 117.
En 1988, el gobierno de los Estados Unidos comenzó a reintroducir pequeños números de lobos rojos en refugios de vida salvaje en Wyoming, Nebraska y Virginia. Ese animal había desaparecido en estado salvaje y sobrevivía sólo en algunos parques zoológicos. Pero hacia finales de 1989 existían alrededor de 25 lobos sobrevivientes, de los cuales la mitad eran cachorros nacidos en el monte. Aunque se produjeron algunas muertes, los científicos consideran que el experimento resultó un éxito.
Hoy en día más de 100 especies forman parte de programas formales de salvamento en Europa, Estados Unidos y Australia. Entre ellos está el rinoceronte negro, el leopardo de nieve, el orangután, el elefante asiático, el rinoceronte de Sumatra, el gorila y el sapo de Puerto Rico.
Todas esas técnicas tienen dificultades no sólo desde el punto de vista científico, sino económico y hasta político.