Guerra abierta por Google Libros
La guerra cultural que han generado los esfuerzos de Google para digitalizar los libros que son patrimonio de la humanidad para crear una inmensa biblioteca online se han intensificado en los últimos días.
Miles de autores tenían tiempo hasta este viernes para sumarse o desvincularse del acuerdo, valorado en unos US$125 millones, al que llegó Google con varias asociaciones de autores y editoriales.
Pero distintas empresas relacionadas al rubro tendrán tiempo hasta el martes para comentar sobre la demanda presentada contra el gigante informático, supervisada por una corte de Nueva York, ya que el sistema de documentación de la corte tuvo que someterse a mantenimiento.
A medida que pasan las horas, quienes apoyan o se oponen al pacto se han pronunciado sobre el debate para ganarse el apoyo público.
"Derecho civil"
El acuerdo al que se llegó el pasado octubre se deriva de una demanda legal que se presentó contra Google cuando la empresa escaneó y puso a disposición pública obras que ya no se imprimen sin el permiso explícito de los dueños de sus derechos de publicación.
Si el juez lo aprueba, Google creará un Registro de Derechos Editoriales en el que los autores y sus representantes podrán registrar libros y recibir dinero por concepto de regalías.
Para respaldar su causa, adelantándose a la decisión de los autores, Google juntó a varios profesores, estudiantes y activistas de derechos humanos que respaldan el acuerdo.
"Consideramos que el acceso al conocimiento es un derecho civil", dijo a los periodistas Wade Henderson, presidente y CEO de la Conferencia para el Liderazgo en Derechos Humanos.
"La información permite a los individuos aprender, crear y alcanzar sus sueños. El acceso al conocimiento define el significado de la igualdad de oportunidades en una sociedad democrática", dijo Henderson.
Este acceso es también lo que motivó a la Asociación de Estudiantes de Estados Unidos a respaldar el programa de Google.
"Hoy por hoy, millones de libros son solo accesibles para unos pocos privilegiados que son aceptados en las universidades y que además pueden darse el lujo de pagársela", dijo el presidente de la Asociación Gregory Cendana.
"Con Google Libros, cualquier estudiante tendrá acceso a cualquier libro de las mejores bibliotecas del mundo a un clic de distancia, y desde cualquier punto de país", agregó.
"Injusto"
Los críticos más abiertos contra el acuerdo se unieron en la que ha venido a llamarse Alianza de Libros Abiertos (u OBA, por sus siglas en inglés).
"Así como la invención de la imprenta por Gutenberg hace más de 700 años dio lugar a una nueva era para la transmisión de conocimientos, la digitalización en masa de libros promete revolucionar cómo leemos y descubrimos las obras", dijo Peter Brantley, de
OBA.
Este frente fue fundado entre otros por la asociación sin fines de lucro Archivo de Internet (o IA), quien ha desarrollado su propio proyecto de escaneado y lleva unos 500.000 libros digitalizados.
Otros gigantes tecnológicos como Yahoo, Microsoft y Amazon se le han unido, así como también varias bibliotecas y grupos de periodistas.
Amazon, que compite con Google ya que ha escanea títulos para luego venderlos a través de su lector electrónico Kindle, presentó su queja ante la corte esta semana.
"Es injusto para los autores, las editoriales y demás, cuyas obras pasarían a ser sujeto obligado de una licencia a favor de Google y el nuevo Registro de Derechos Editoriales",
dijo la empresa.
Verdad y ficción
El acuerdo está siendo examinado por el Departamento de Justicia, quien se plantea si debe oponerse o no a él.
Al mismo tiempo, la Comisión Federal de Comercio advirtió a Google que debe desarrollar un sistema de protección de la privacidad de los usuarios de Google Libros para limitar el acceso a su información personal.
Google respondió presentando una nueva política de privacidad que abarca su biblioteca digital, que hasta la fecha incluye unos 10 millones de títulos.
"Trabajaremos para asegurar que la privacidad de los lectores sea una verdad y no pura ficción", dijo el presidente de la Comsión, Jon Leibowitz.
Muchos creen que el dilema acerca de los derechos sobre los libros que ya no se editan debería ser resulto por las leyes y no en la corte.
"Nunca es una buena cosa que intereses privados resuelvan asuntos para el bien común", dijo Martin Manley, fundador de Alibris.com, una tienda online en la que se compran y venden libros usados, raros y que ya no se imprimen.
"Se supone que el bien común debería ser identificado por organismos reguladores con algo de responsabilidad y legisladores que rindan cuentas", dijo Manley a la BBC.
La decisión judicial final acerca del acuerdo de Google y los grupos editoriales se conocerá el 7 de octubre.