LA ULTIMA FRONTERA

El programa COBE de la NASA revelará los misterios de la creación del universo.

5 de marzo de 1990

Pocas veces la comunidad científica recibe la presentación de un informe con una ovación de pie de diez minutos. Sin embargo, eso fue lo que ocurrió la semana anterior el Crystal City, Virginia, ante el anuncio de los primeros resultados preliminares del experimento COBE, un programa de la NASA destinado a partir en dos la historia de la astrofísica. No era para menos, pues el buen desempeño inicial augura que al final de los dos años de duración del vuelo muchos misterios aún vigentes sobre la creación del universo habrán sido develados.
En el siglo XX los avances de la física teórica y de la tecnología han conducido a la comunidad científica a la unanimidad alrededor de la teoría conocida universalmente como "Big Bang" o "Gran Explosión". Sin embargo, la dificultad para observar el universo desde la superficie terrestre había ímpedido que muchas conclusiones razonablemente aceptadas a nivel teórico, no pudieran confirmarse en la práctica, por la acción perturbadora no sólo de la atmósfera sino de la masa de la Tierra. El programa COBE consiste en un satélite observatorio equipado con aparatos de observación de extrema sensibilidad, que enviarán a la Tierra durante dos años datos aún desconocidos sobre el instante de la creación.
Según la teoría del Big Bang, una inmensa explosión ocurrida en el comienzo de los tiempos es el origen del universo tal como se le conoce ahora. El origen de toda la materia habría estado condensada hasta entonces en un espacio no mayor que el de una pelota de béisbol. Sergio Torres, astrofísico colombiano que participa en el programa COBE, explica que "ese concepto, aunque difícil de comprender, debe mirarse sin un punto de referencia. Sencillamente no había nada mas". En los tres primeros minutos del proceso, las partículas subatómicas llamadas "quarks" y otras muchas partículas exóticas comenzaron a combinarse entre sí en un proceso cuyas leyes físicas se desconocen. Esos "quarks" dieron paso a la formación de protones y neutrones en el curso de los siguientes 3 minutos. Un año más tarde comenzó el proceso que hasta ahora ha causado mayor perplejidad entre los científicos. Se trata de un período que sólo terminó miles de millones de años más tarde.
Durante estas "edades oscuras", las partículas elementales lograron convertirse en átomos que eventualmente se solidificaron para formar acumulaciones de materia que por fin darían lugar a la formación de las estrellas. Ese es el período que el programa COBE pretende desentrañar.
Según la formulación teórica del Big Bang, el universo debió expanderse en forma totalmente uniforme en todas las direcciones, algo que se ha confirmado con la observación sistemática del universo, en donde los cuerpos más apartados aparecen alejandose de la Tierra a mayor velocidad. Cuando en 1964 se confirmó la existencia de una radiación cósmica de fondo, que no provenía de ningún objeto celeste reconocible, por lo que su única explicación sería que provenía de la explosión primigenia, la teoría del Big Bang dejó de tener detractores. Pero aún quedaba sin resolver la pregunta de por qué si el universo se expandió uniformemente en todas las direcciones, la materia se solidificó en forma irregular, para formar galaxias cuya disposición en el espacio deja lugar a sectores vacíos.
El proyecto COBE, con sus tres experímentos principales, el radiómetro de microondas diferencial, el espectrofotómetro absoluto del infrarojo lejano y el experimento de medición de la radiación de fondo cósmico explorará en lo más profundo de la historia del universo con la medición de los remanentes de la Gran Explosión, es decir, la radiación de fondo cósmico. Según el científico colombiano, actualmente dedicado a la docencia en la Universidad de los Andes, el COBE, al producir mapas del espacio a 100 longitudes de onda sin la perturbación terrestre, "podrá responder tres preguntas fundamentales: primero, si la radiación de fondo cósmico es igualmente brillante en todas las direcciones. Si es así, se con firmaría que la explosión en sí misma produjo las fluctuaciones de densidad que debieron ser la causa de la formación de las galaxias. Segundo, si esa radiación tiene el espectro que se ha predicho (intensidad en cada longitud de onda). Eso permitirá saber si otras fuentes de energía estaban presentes en el momento de nacimiento del universo, como los famosos "huecos negros". Y la última, COBE permitirá saber si es posible observar la luz acumulada de las primeras estrellas y galaxias".
En cualquier caso, se trata de la primera oportunidad en que la tecnología esta disponible para tratar de determinar las más recónditas circunstancias del nacimiento de todo. Porque tal como lo expresa Torres "la historia de la astrofísica nunca volverá a ser la misma".