LINEA CALIENTE

La telefonía por Internet es una de las transformaciones más importantes que han ocurrido en la red desde sus inicios.

9 de septiembre de 1996

La incorporación del servicio telefónico a través de la Internet está atrayendo a muchos escépticos que veían la red mundial como algo poco útil, costoso o simplemente frívolo. A pesar de que pocos medios de comunicación son tan dinámicos como la Internet, no han faltado quienes la critican por lenta, cara o difícil de manejar. Sin embargo la variedad y la cantidad de sus usuarios _que día a día se incrementa a pasos agigantados_, la permanente incorporación de más y mejores herramientas para navegar, sumados a la inmensa oferta de información hacen de este servicio un monstruo en permanente evolución cuyo próximo paso nadie se atreve a predecir. Creada inicialmente como una herramienta de estrategia militar, al finalizar la Guerra Fría fue convertida en una red de servicio público con acceso ilimitado alrededor del mundo. Desde entonces la expansión de la Internet no ha tenido pausa y cada vez es mayor la cantidad de personas que de una u otra manera tienen que ver con ella. Y aunque en un principio la sola mención de su nombre le ponía a más de uno los pelos de punta, con el correr de los años su uso se ha vuelto algo corriente en oficinas, centros de estudio y hogares de los cinco continentes, independientemente de su situación política, social o religiosa. Sin embargo tuvieron que pasar muchos años para que quienes han participado en el desarrollo de la Internet encontraran un argumento sólido para responder las críticas relacionadas con la imposibilidad de enviar o recibir sonido por la red. Porque a pesar de que era posible transmitir pequeños archivos de sonido o de video por la red, sólo hasta la llegada de la telefonía por Internet los más escépticos bajaron un poco la guardia. Y no es para menos si se tiene en cuenta que, aparte de su bajo costo, la comunicación telefónica por este medio será la plataforma de otras aplicaciones, como las videoconferencias, por ejemplo. En principio el sistema es sencillo: cuando usted se sienta al frente de un computador que se encuentra conectado a Internet, marca un número y establece el contacto, su voz es digitalizada y enviada a un servidor que la retransmite hacia su interlocutor. Para tal efecto, la voz es comprimida y transformada en paquetes de información, como si se tratara de texto, y es llevada por distintos canales hasta el otro computador, que la reconstruye para que sea escuchada por un parlante o un audífono. De entrada no faltarán quienes digan que no tiene gracia encender un computador y arrancar un programa para realizar una sencilla operación que se puede hacer por teléfono incluso sin necesidad de energía eléctrica. Pues la comparación del costo de la factura telefónica con la de Internet muy seguramente los obligará a cambiar de opinión. Porque una llamada telefónica por Internet tiene el mismo costo de la conexión normal, bastante inferior al del servicio telefónico convencional. En Colombia esto quiere decir que una llamada tradicional de tres minutos de Bogotá a El Cairo cuesta 14.486 pesos, frente a los 2.400 que costaría la misma comunicación por Internet. No en vano las compañías telefónicas de Estados Unidos han hecho un alto en el camino para revisar la situación. Algunas han optado por tratar de subirse al bus de la tecnología y esperan unirse al negocio a través de la misma Internet. Otras, en cambio, sobre todo las más pequeñas, están tratando de impedir contra viento y marea que el negocio por Internet se generalice, y buscan por todos los medios que el gobierno intervenga a su favor. De todas maneras unas y otras tienen razones de sobra para pensar en el asunto, si se tiene en cuenta que en 1993 las llamadas internacionales sumaron 43.000 millones de minutos en todo el mundo. Claro que dichas empresas todavía tienen tiempo para analizar sus alternativas ya que el nuevo orden mundial de la telefonía está lejos de ser generalizado. En primer lugar, este tipo de comunicación requiere algunas exigencias de hardware y software. Para empezar, necesita como mínimo un computador multimedia con procesador 486, ocho megabytes de memoria y una tarjeta de sonido de 16 bits. Adicionalmente se requiere un programa especial que cuesta alrededor de 70 dólares para establecer la comunicación. Una vez cumplidos estos requisitos, es necesario encontrar un interlocutor con un equipo de similares condiciones, ya que hasta ahora no es posible establecer comunicación oral entre un computador y un teléfono convencional vía Internet. Claro que al paso que se mueve la tecnología actual no sería raro que a la vuelta de unos meses o unas semanas este obstáculo sea superado. Otra desventaja para esta clase de telecomunicaciones es la velocidad, ya que en algunos casos el intervalo usual en las conversaciones internacionales es más largo en el caso de los computadores. A pesar de todo, y aunque todavía no es perfecta, con la acogida que ha tenido hasta ahora la telefonía por Internet ya se ganó su propio espacio. Y además de captar la atención del público y el interés de los medios puso en jaque a los empresarios de las telecomunicaciones.