LOS PRIMEROS BALBUCEOS

Filólogos intentan reconstruir el idioma primigenio d ela humanidad.

4 de enero de 1988


Cuando se les ocurrió la brillante idea de construir la Torre de Babel, todos los hombres hablaban el mismo idioma, lo que les facilitaba comunicarse entre sí para llevar el palustre hasta las alturas celestiales. Fue entonces cuando Jehová resolvió confundir las lenguas para que ninguno supiera lo que el vecino le estaba diciendo. Tal debió ser la de malentendidos y problemas, que la obra magna debió ser suspendida indefinidamente. Con esa forma figurada, la Historia Sagrada refiere lo que sucedió en el curso de muchos años: la derivación de una forma primitiva de lenguaje hasta los orígenes de las lenguas que se usan hoy en día.

¿Cómo sonaba esa lengua primordial, en los principios de la existencia misma de la humanidad? Un grupo de estudiosos de la filología está tratando lo que antes nunca se había intentado: reconstruir el idioma primigenio, del que, con el paso de los años, se derivarían todas las lenguas del planeta. En forma análoga a los arqueólogos que analizan las piedras más antiguas, o a los paleontólogos que cavilan inclinados sobre fósiles milenarios, los "paleofilólogos" investigan las raíces de las lenguas conocidas.

No se trata de una tarea fácil. La palabra escrita se remonta apenas a unos 6 mil años, mientras la lengua, así sea rudimentaria, se debió desarrollar al menos hace 50 mil, en una época en que, según la configuración ósea del ser humano, éste no era capaz de pronunciar, en materia de vocales, más que una "a" más o menos prolongada. En cualquier caso, nadie espera que los resultados guarden siquiera la más remota semejanza con los idiomas conocidos. Los lenguajes cambian con relativa facilidad: es suficiente un milenio para que la evolución los haga perfectamente irreconocibles. A nadie se le podría pedir que entendiera ciertas frases pronunciadas con el español del Amadís de Gaula: de hecho, le quedó más fácil al presidente Barco entender el reportaje que le hicieron en portugués.

Sin embargo, algunos investigadores creen que con el análisis de la evolución aproximada del sonido y el significado de ciertas palabras, han podido reconstruir el vocabulario básico de un lenguaje ancestral y remoto al que han llamado "Nostrático" y que, según ellos, debió hablarse en el medio oriente hace 20 mil años y del cual procederían los origenes de todas las lenguas del planeta. Por otro lado, otros científicos creen haber reconstruido los orígenes de las lenguas usadas por los habitantes del Nuevo Mundo a la llegada de los conquistadores, en una investigación que apuntara las teorías de que esos primitivos pobladores provenían del Asia.

Pero, como si todo lo anterior fuera poco, entusiasmado por los éxitos de sus colegas, el linguísta ruso Vitaly Shevoroshkin, que trabaja para la Universidad de Michigan en Estados Unidos, está empeñado en un trabajo aún más complejo: el protolenguaje por excelencia, que se remontaría aún más atrás en el tiempo, unos 25 mil años, y sería lo más aproximado al lenguaje inicial del ser humano.

Sin embargo, muchos lingüistas no ocultan su escepticismo sobre los esfuerzos de los fundadores de la "Escuela del Nostrático", sobre la base de que con sólo mil ó 2 mil años de antiguedad, no hay prácticamente ninguna palabra para comparar entre los idiomas. Por esta razón, han sido reacios, hasta ahora, a aventurarse más allá de 5 mil años en el pasado de las lenguas, pues más allá está "el pasado profundo".

Las lenguas modernas, a diferencia de las más antiguas, son ampliamente conocidas por los estudiosos. Las relaciones entre las que pertenecen a una misma familia son más que aparentes: las similaridades entre los idiomas español, italiano, portugués, francés y rumano evidencian su origen latino mientras el inglés pertenece a la familia del alemán, junto con el holandés, el danés y otros. Todas las circunstancias de tiempo, lugar y modo de esos parentescos están debidamente documentadas por la historia.

Pero más atrás la indefinición es la norma. Sólo hasta el siglo XIX se hizo el primer intento de explorar el pasado lingüístico. Los estudiosos de la época compararon las palabras más arcaicas de las lenguas vivas y analizaron los cambios de las vocales internas y las terminaciones comunes de las palabras, hasta establecer la raíz común del latín, el griego, el sánscrito, el germánico, el celta, el baltoeslávico y el indo-irani. El resultado, llamado indo-europeo, es el lenguaje madre de la familia lingüística más amplia del presente. Una de las 6 mil palabras que constituyen el diccionario indo-europeo podría ser transcrita como "peter", padre, comparado con "pitar" en sánscrito y "pater" en latín .

Durante algunos miles de años después del 5 mil a.C., se habló el indo-europeo en el medio oriente y alrededor de los mares Negro y Caspio. El sánscrito evolucionó alrededor del 1500 a.C. mientras el griego lo hizo hacia el 1400 a.C. Los investigadores descubrieron más tarde que contemporáneamente con el indo-europeo, había una serie de protolenguajes como el afro-asiático, origen del árabe y el hebreo antiguos, el urálico, padre del finlandés y húngaro primitivos y el Altaico, que dio lugar a los primeros japoneses, coreanos y mongolicos .

La controversia que se presenta con las nuevas investigaciones pone, de un lado, a los lingüistas tradicionales para quienes es imposible encontrar las relaciones entre todos esos protolenguajes y, del otro, a los creadores de la "Escuela Nostrática", para quienes se trata de algo perfectamente posible. Lo curioso es que en 1963 dos científicos soviéticos, Vladislav Illich Svitych y Aaron Dolgopolsky, arribaron cada uno por su lado a lo que consideraron parte del vocabulario del lenguaje ancestral común existente 12 mil años atrás. Desde esos descubrimientos, el diccionario del Nostrático se ha expandido a más de 500 palabras.

Semejante reconstrucción comenzó con la búsqueda de las palabras y patrones fonéticos más arcaicos de las lenguas conocidas, que probablemente correspondían a formas anteriores. Un paso importante fue la determinación de las palabras más estables a través del tiempo, lo que el doctor Dolgopolsky logró después de analizar más de 140 lenguas de Europa y Asia. Por medios estadisticos, se identificaron e inventariaron los 15 significados más estables de esos lenguajes, los que habrían de ser la base del estudio de los orígenes comunes una vez se descartaran las coincidencias. Esas palabras representan significados que nunca o casi nunca fueron reemplazados por otras palabras de igual acepción en ningún lenguaje. Se trató principalmente de nombres. Los significados más consistentes a través del tiempo fueron, entre otros: yo, mi, tú, quién, qué, ojo, agua, nombre. Con el estudio de estos significados en muchas lenguas, los estudiosos lograron ver similaridades en el uso de vocales y consonantes y los patrones generales de variación de los sonidos para producir palabras. Dentro de la misma línea los investigadores soviéticos han descubierto otro protolenguaje contemporáneo con el Nostrático, llamado Dene-caucásico, probablemente la madre, entre otros, del chino. Uno de sus resultados sería la familia NaDene, uno de cuyos lenguajes habría sido el hablado por los primeros inmigrantes a América.--