TIERRA CALIENTE

El "efecto invernadero" parece estar causando la peor ola de calor y sequía del ultimo siglo.

1 de agosto de 1988

Es curioso. Los invernaderos son generalmente utilizados para permitir que, independientemente de las inclemencias del tiempo y de los bruscos cambios climáticos, las plantas puedan desarrollarse bajo su techo protector. Pero en el caso del planeta Tierra, el llamado "efecto invernadero" está amenazando con acabar en unas pocas décadas, no sólo con millones de plantas, sino con buena parte de lo que hoy conocemos como naturaleza terrestre.

Ese fenómeno, del que se viene hablando desde hace ya unos años, consiste en la acumulación de gases como el bióxido de carbono (derivado de la combustión de carbón, petróleo, madera y otros), los óxidos nitrosos de los combustibles fósiles, el metano de la materia orgánica y los clorofluorocarbonos producidos por la utilización de aerosoles, en la atmósfera formando una barrera que, del mismo modo que lo hacen el techo y las paredes de un invernadero, retiene el calor, aumentando considerablemente la temperatura en la Tierra (ver gráfico).

Hasta hace poco tiempo, el efecto invernadero no era visto por los científicos más que como una especulación no suficientemente demostrada.
De hecho, algunos estudiosos siguen viéndolo asi. Pero a raíz del intenso verano y la devastadora sequía que vienen azotando al hemisferio norte en las últimas semanas, son muchos los países que están comenzando a diseñar estrategias para combatir el grave fenómeno.

En el caso de los Estados Unidos, la preocupación es tan grande que ya llegó hasta el Congreso, donde ha venido sesionando una comisión con la asesoría de un grupo de científicos, con el fin de establecer hasta qué punto se puede vincular el efecto invernadero a la actual sequía que está soportando una vasta zona que va de Nuevo México a Pensilvania, y de Carolina del Sur a Idaho. Las cifras son aterradoras: el 40% de los condados del país han sido declarados área de desastre, y el departamento de Agricultura ha predicho que la actual sequía ocasionará una escasez de alimentos y un alza de precios de por lo menos 1%, cifra nada despreciable para los porcentajes de inflación que se manejan al norte del Río Grande.

Hasta ahora, a pesar de la creciente evidencia, resulta imposible vincular una particular ola de calor con un cambio climático. Pero está claro que los cuatro años más calientes desde 1880, se han presentado en la última década. Las temperaturas promedio globales de 1988 son las más altas registradas desde cuando se comenzó en Estados Unidos a estudiar y seguir cotidianamente el clima. Los científicos creen que las olas de calor y sequía en las zonas surorientales y del medio-oeste norteamericanas, se volverán más frecuentes. En Canadá y la Unión Soviética, esto puede llevar a mejores cosechas de grano, pero los estudiosos creen que los aumentos de temperatura serán tan altos que nadie podrá aprovecharlos económicamente. "Es un fenómeno en eL que no habrá ganadores", asegura el científico Michael Oppenheimer, uno de los encargados de las investigaciones.

Por esto último, el interés en el tema se ha ido generalizando. En su última cumbre, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov anunciaron un proyecto para prepararse a enfrentar la cuestión. La semana pasada, hubo una reunión de la Conferencia Mundial del Cambio Atmosférico en Toronto, Canadá. Y recientemente, las Naciones Unidas y la Organización Mundial de Meteorología llevaron a cabo un seminario. Las conclusiones de los expertos no son alentadoras. Si el cambio climático efectivamente se produce, habrá un derretimiento de los casquetes polares que subirá por lo menos 1.5 metros el nivel de los océanos, inundando tierras bajas como las de Louisiana y Holanda.
Habrá playas arrasadas cuya adecuación costará decenas de miles de millones de dólares. Habrá que proteger con diques y tajamares numerosas ciudades costeras tan importantes como Nueva York. Se calcula que la temperatura promedio habrá aumentado hasta en cinco grados centígrados, si la actual tasa de crecimiento se mantiene hacia el año 2025. Este cambio climático en unas cuantas décadas excede cualquiera que se haya producido en 10 millones de años.
Lo que viene, según algunos científicos, es sonar la alarma: reducir dramáticamente el consumo de combustibles derivados del petróleo y del carbón; reforestar a gran escala, pues los árboles absorben, por fotosíntesis, el bióxido de carbono; erradicar el uso de aerosoles, etc. Claro que hay especialistas que creen que lo que se avecina, por otras causas, es una glaciación, caso en el cual el efecto invernadero quedaría anulado en cuanto al calentamiento de la temperatura de la Tierra. En fin, la discusión está caliente, casi tanto como las vastas regiones del hemisferio norte que están viviendo el verano más agudo de que se tenga memoria. --