TElecomunicaciones

Un mundo de ciencia ficción

Con 1.000 millones de internautas, la red alcanzó su mayoría de edad; pero lo más emocionante está apenas por llegar.

17 de junio de 2006

A principios de los años 60, el Departamento de Defensa de Estados Unidos encargó a un grupo de investigadores la búsqueda de soluciones para la seguridad estratégica de Occidente, en plena evolución de la Guerra Fría. El surgimiento de la red Arpa, que conectaba computadores militares para mejorar las comunicaciones, fue consecuencia de esta búsqueda. Sus creadores posiblemente no imaginaron entonces lo que acababan de engendrar: la base original de la moderna Internet, la red que cambiaría la historia tecnológica del mundo.

Tras su utilización militar, la red Arpa pasó a manos de las universidades a principios de los 70 y durante varios años Internet no fue más que un asunto académico. Investigadores accedían de manera remota a las bases de datos universitarias y lo único realmente divertido de la red eran los chistes que los estudiantes publicaban en las listas de noticias. En aquellos días 'navegar' no se parecía en nada a lo que significa hoy. Pantallas negras, puro texto blanco o verde y una seria comprensión de asuntos informáticos eran necesarios para conectarse. La verdadera revolución vendría al comenzar los años 90, cuando Tim Berners-Lee inventó la interfaz gráfica conocida como 'Web' y con ella puso al alcance del público y tornó emocionante esta tecnología.

En la actualidad, Internet es componente fundamental de las telecomunicaciones, de los negocios, de la educación y del entretenimiento y algunas de las fortunas más apetecidas fueron amasadas a través de ella. Con casi 1.000 millones de internautas, esta tecnología es la segunda más utilizada en el mundo después de la telefonía móvil. Extendida en todos los países, se utiliza para transacciones financieras, ventas al público, servicios sexuales, búsqueda de información, piratería de software y música, formación académica y espionaje internacional, entre otros muchos usos conocidos.

La red del futuro

Tim Berners-Lee trabaja ahora en el perfeccionamiento de una idea que ronda su cabeza desde los días en que inventó la Web: la denomina "Web semántica" y se refiere a una Internet en la que los computadores sean capaces de entender la información contenida en la red. Los contenidos publicados en Internet actualmente se escriben pensando en que los humanos que consultan puedan comprender la información; en la idea de Berners-Lee la información se escribirá pensando en que pueda ser entendida por las máquinas. Un programa en Internet podría ajustar las agendas de un equipo de trabajo para planificar una reunión sin intervención humana. Las búsquedas serían más eficientes que hoy, cuando aparecen medio millón de enlaces como respuesta a un término específico. A nadie le sirve esa avalancha no organizada ni clasificada de información.

En el futuro próximo también será mucho más rápido navegar la red; un consorcio de centros de investigación, universidades y empresas de varios países desarrollan el concepto de Internet 2, mediante el cual se alcanzan velocidades miles de veces superiores a las actuales en transmisión de datos.

Otro paso seguro es la interconexión de casi cualquier dispositivo electrónico producido en los años siguientes: neveras, relojes, ropa, electrodomésticos, vehículos y casas, para mencionar algunos, de tal manera que Internet no será sólo un problema de computadores y software, sino también un tema obligado del diseño de objetos. Prácticamente nadie escapará a los tentáculos de la red, lo cual puede ser positivo o negativo, según el uso que se le dé a esta segura ubicuidad de la red. Así está vaticinado en el documento 'The Internet of things' presentado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones en la pasada cumbre de la sociedad de la información, celebrada en Túnez en 2005. La ingeniería está en capacidad de conectar a los humanos entre sí y con los objetos que les rodean; lograrlo es sólo cuestión de tiempo.