VIAJE AL FONDO DE LA VIDA

Científicos norteamericanos tratan de escribir el gran diccionario de los genes

4 de mayo de 1987

Es algo así como el gran diccionario enciclopédico de la vida. Un proyecto ambicioso en el que se encuentran embarcados algunos científicos norteamericanos, que pretenden descifrar íntegramente la larga lista de moléculas que constituyen la esencia misma de la vida, buscando como objetivo central, codificar el ADN (ácido desoxirribonucleico) del individuo más interesante de todos: el Homo sapiens.
El ADN es una larga molécula que bien puede compararse con una frase escrita con sólo tres letras -los nucleótidos o bases- repitiéndose sin cesar en distinto orden. Reunidas en grupos de longitud variable, estas letras constituyen unas 100 mil palabras -ni más ni menos que los genes- encargadas de gobernar lo que se llama vida. En el caso del hombre, se reparten en 22 pares de cromosomas (23 con los cromosomas sexuales) que se encuentran en los núcleos de todas las células humanas.
Según la revista francesa L'Express, la cosa va en serio. Un grupo de biólogos norteamericanos, encabezado por los premios Nobel Walter Gilbert, de Harvard, y Renato Dulbecco, del Salt Institute de California, han revelado su decisión de descifrar el conjunto del ADN humano: 3 mil millones de nucleótidos. No se trata, claro está, de un simple capricho. Lograr ese objetivo puede significar una verdadera e irreversible revolución en la ciencia y la medicina.
Conocer detalladamente el ADN del hombre implicaría identificar las causas de unas 3 mil enfermedades genéticas, como la hemofilia, la miopatía de Duchenne o la corea de Huntington. Y, conocidas las causas, debe resultar relativamente fácil en contrar los remedios. Pero además, implicaría reconocer las variantes de genes que convierten a una persona en alguien particularmente vulnerable al efecto de las radiaciones y a gran número de enfermedades, como la diabetes, la hipertensión, el infarto del miocardio y los diferentes tipos de cáncer.
Por lo pronto, las técnicas de identificación de los nucleótidos ya existen. Pero son artesanales, y por ende, lentas y demasiado costosas. Se calcula que el proyecto que está impulsando Gilbert ocupará a 10 mil investigadores durante tres años, y costará por lo menos 3 mil millones de dólares, ¡más o menos el costo de un transbordador espacial! Este es quizá el punto más polémico. Como comentara recientemente David Padwa de la Universidad de Colorado, en una conferencia de la Asociación Americana de Avances Científicos, "el temor de los biólogos es que un proyecto de tal envergadura, se lleve todo el presupuesto de las investigaciones biomédicas". Algunos científicos creen que es necesario esperar que las técnicas de análisis se refinen y se roboticen. Para ellos, es mejor arrancar con objetivos más modestos. Por ejemplo, estableciendo lo que podría llamarse "mapas físicos" del ADN humano.
En vez de identificar cada letra, bastaría con reseñar los grupos de palabras que contengan gran número de nucleótidos (entre 50 mil y 3 millones), y ponerlos en el orden correcto frente a cada cromosoma. Se debería lograr así el diseño de un mapa resumido, que ayudaría a los especialistas de la biología molecular, a localizar los genes "defectuosos".
Por ahora, el debate parecen estarlo ganando los partidarios del método global, a quienes respaldan el proyecto de descifrar letra por letra que quedaría aplazado por unos cuantos años. El Departamento de Energía de Estados Unidos ha previsto 5 millones de dólares para que los laboratorios de Los Alamos, Livermore y de la Universidad de Columbia, tracen los mapas de los cromosomas 16, 19 y 21. Otro premio Nobel, el francés Jean Dausset, está liderando su propio programa de estudios en Europa, cuyo objetivo es el de reseñar y ordenar los 3 mil fragmentos (de 1 millón de nucleótidos cada uno) del ADN, todo esto con financiación de Howard Hughes Institute, de Estados Unidos. Tanto americanos como europeos, todos han tenido entonces que conformarse con una investigación más tímida que la que en principio se planteó. Pero sea como sea, unos y otros han iniciado un maravilloso viaje, a lo largo de las moléculas, al corazón de la vida