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Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana

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Colombia es fuerte, sobreviviremos a Petro

En medio de la peor crisis institucional de la historia reciente, quiero agradecer a todos los ciudadanos que con pequeños actos, de manera cotidiana, construyen país.

6 de junio de 2023

En estos últimos días a más de un colombiano le acompaña un sentimiento de sorpresa, petrificación, horror y tristeza. Por lo menos, ese es mi caso. Sorpresa porque si bien tenía claro que Petro había hecho alianzas non sanctas con impresentables como Armando Benedetti, jamás pensé que pudiera desarrollarse un escándalo de estas proporciones, en tan corto tiempo.

Petrificación y horror, pues no creía que la política en Colombia pudiera caer tan bajo, y mucho menos tomarse la Presidencia de la República. Tristeza, pues tengo un inmenso dolor de patria, ya que no se cuanto tiempo pueda durar esta situación, que incluso puede prolongarse en el tiempo, como lo hemos visto en las hermanas repúblicas de Nicaragua y Venezuela.

El talante de dictador de Petro cada vez es más evidente. Lo peor es que pueda exacerbarse con el pasar de los días. Tiene un comité de aplausos que le impide ver la realidad, y como buen dictador querrá perpetuarse en el poder. De eso no me queda duda.

Hasta ahora nuestras instituciones han respondido de la manera adecuada. En especial el poder judicial, que no se ha dejado amedrentar a pesar de los múltiples ataques que ha recibido desde la Casa de Nariño. Felicito a nuestros jueces y magistrados por su labor, pues hasta ahora han salvaguardado la democracia de nuestro país.

Hay un tema que me preocupa profundamente, y es el estado de ánimo de la nación. Veo a la mayoría de colombianos agobiados y pesimistas por este maremágnum de noticias desafortunadas. Nuestro destino es incierto y esta claro que la mafia se tomó el poder.

Estamos en manos de mafiosos

Sin embargo, también debo decir que nuestro país es muy superior a eso, a esas mafias transitorias, que desesperadas por llegar al poder se vendieron al mejor postor, como cualquier mercancía barata. Somos más que toda esa podredumbre.

Colombia es un país que ha pasado por múltiples crisis, pero hemos salido adelante. Esta no será la excepción y estoy segura de la resiliencia de nuestras gentes, así como de su fortaleza y sentido del humor para hacer frente a esta circunstancia tan difícil.

Estas líneas van dirigidas a ellos, a los millones de colombianos que al igual que yo tienen dolor de patria y cierto sentimiento de orfandad institucional. Ahora más que nunca, debemos ser fuertes, seguir combativos y luchar.

Duelen las amenazas a periodistas como Camila Zuluaga, que fue víctima de seguimientos sin respetar que tiene una niña de poco más de un año. El grado de mezquindad no tiene límites para algunos petristas.

Pude hacer desde estás líneas un análisis político, económico o jurídico de esta difícil situación, lo cual es habitual en mí columna. Sin embargo, no puedo pasar por alto este sentimiento de vulnerabilidad que acompaña a más de uno, y la necesidad de decirles a todos los colombianos QUE TODO ESTARÁ BIEN y que debemos seguir adelante.

Podría decir que este es un gobierno mafioso y chuzador. También que no solo es lo anterior, sino que son una partida de incompetentes e inexpertos. Aprendices de mago que estarán viendo qué sacar del sombrero para entretenernos.

Sin embargo, quiero dedicar estas líneas a los colombianos de a pie que luchan cada día por la construcción de un país mejor. Que se ocupan de sus familias, empresas y negocios. A los niños que juegan con ilusión en los parques. A los tenderos que se levantan muy temprano a abrir sus tiendas. A los campesinos que se levantan a las tres de la mañana a labrar la tierra.

A las meseras de los restaurantes de ciudades como Bogotá, que viajan dos y tres horas día a día para llegar a sus trabajos. A los estudiantes universitarios que madrugan para ir a clases con el objetivo de algún día ser profesionales y aportar a la construcción de país. A las amas de casa que amorosamente hacen todo lo posible por el bienestar de sus familias. A los empresarios, que con dificultades pagan la nómina de cada mes, pero le cumplen a sus empleados.

A todos ellos y a muchos más quiero darles las gracias, porque es realmente gracias a ellos, y no a los mafiosos políticos que se tomaron el poder, que el país sigue adelante. Gracias por su resistencia. Gracias por la resiliencia. Gracias por ser colombianos.

Colombia es mucho más que este escándalo. Con seguridad, saldremos adelante.

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