VIII Cumbre de Sostenibilidad
“Smart cities” bajo la lupa: expertos cuestionan el actual modelo urbano que prioriza sensores sobre personas. ¿Cuál es la propuesta?
En la VIII Cumbre de Sostenibilidad se debatió sobre el rumbo de las ciudades inteligentes. Frente al avance tecnológico, se insistió en no perder de vista la equidad, la habitabilidad y el sentido humano.
Un botón marcó el ritmo. Quien lo presionara primero, ganaba el turno para responder: ¿cuándo escuchó por primera vez la palabra sostenibilidad? Así empezó el LAB de ciudades inteligentes en la VIII Cumbre de Sostenibilidad de SEMANA y Semana Sostenible, moderado por Joaquín Caraballo, CEO de Waste2Worth Latam. No solo fue una dinámica lúdica. Resultó en una declaración de intenciones.
Esta vez, el debate urbano no giró en torno a sensores o plataformas digitales, sino al alma de las ciudades: cómo las habitamos, qué valores las sostienen y qué significa, realmente, construir una ciudad inteligente.
Alejandro Callejas fue el primero en pulsar el botón, y su respuesta no partió de la teoría, sino de la práctica. Como gerente de Lagos de Torca, relató cómo Bogotá avanza hacia un nuevo modelo urbano inspirado en la ciudad de 20 minutos. El proyecto que lidera abarca 1.800 hectáreas en el norte de la capital, con un diseño que prioriza la movilidad peatonal, la restauración ecológica y la reconexión con la naturaleza.
De acuerdo con con Callejas, se busca que el ciudadano encuentre no solo un lugar para vivir, sino espacios para trabajar, compartir y reconectar con el entorno.
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“No solo estamos hablando de movilidad o eficiencia; estamos restaurando quebradas, sembrando más de 125.000 especies nativas y entregando el 57 por ciento del proyecto como espacio público”, dijo. Para él, una ciudad inteligente es aquella donde las decisiones se toman pensando en las personas.
“Hoy no existe un gerente en el mundo que pueda liderar sin pensar en la sostenibilidad desde lo ambiental, lo social y lo económico”, concluyó.
Desde Colsubsidio, Ana María Cifuentes, subdirectora de Servicios Sociales, enfatizó que la sostenibilidad no es un concepto pasajero, sino un modelo integral que permea todas las acciones institucionales.
“No basta con cumplir la norma ambiental; tenemos que generar valor social, ambiental y financiero. Una vivienda eficiente, por ejemplo, reduce el consumo energético y alivia el bolsillo del ciudadano”, explicó.
Otro referente es el Cubo Colsubsidio que cuenta con certificación LEED Oro y sistemas avanzados de recuperación de aguas. Además, señaló que Piscilago dejó de ser un zoológico tradicional para convertirse en un parque de conservación que protege más de 35 hectáreas de bosque seco tropical. Allí se han reintroducido especies en peligro y se han diseñado programas educativos con universidades.
“La sostenibilidad no es un concepto de moda; es un modelo integral que atraviesa todas nuestras acciones, desde los proyectos de vivienda hasta el parque Piscilago”, aclaró Cifuentes.
Sergio Rengifo, director ejecutivo de Cecodes, ofreció una perspectiva empresarial. Aseguró que Colombia se ha convertido en un referente regional en sostenibilidad corporativa, con un tejido empresarial que avanza en prácticas responsables.
“Aquí no se trata solo de gestionar riesgos sociales y ambientales. Hablamos de hacer buenos negocios a partir de ser buenos seres humanos”, subrayó.
Por su parte, Caraballo también abordó la urgencia de incorporar la sostenibilidad desde el diseño de los proyectos. “Sin cultura ciudadana no hay ciudades inteligentes”, advirtió, y llamó a que los ciudadanos tomen un papel activo en los cambios que requiere el planeta, desde sus hábitos cotidianos hasta sus decisiones de consumo.
También recordó que las ciudades ocupan apenas el 3 % del territorio terrestre, pero concentran el 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y entre el 60 % y el 80 % del consumo energético. En ese contexto, repensar la forma de habitar y planear los entornos urbanos no es solo un reto técnico, sino un imperativo ético y ambiental.
Desde acciones tan sencillas como caminar más, consumir productos locales o reducir y reutilizar los recursos, hasta decisiones estratégicas de urbanismo y modelo de negocio, los participantes coincidieron en que la sostenibilidad debe ser el eje articulador de cualquier transformación urbana. No basta con innovar en tecnología: es necesario replantear el modo en que se vive, se produce y se convive en las ciudades.
Entre las ideas clave del encuentro se destacó la necesidad de revisar los paradigmas urbanos tradicionales: desaprender para transformar. La apuesta por la sostenibilidad exige abandonar esquemas extractivos y avanzar hacia un modelo donde la equidad, la resiliencia y la restauración ecológica sean ejes estructurantes.
La visión compartida en el foro plantea una pregunta esencial: ¿estamos dispuestos a construir ciudades que no solo funcionen, sino que cuiden del planeta y de quienes las habitan?
Este panel se desarrolló bajo el formato LAB, una de las innovaciones metodológicas introducidas en la VIII Cumbre de Sostenibilidad, organizada por Foros Semana, para incentivar el diálogo abierto, la participación y el pensamiento colectivo.