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NO TODO LO QUE "BRILLA" ES PORNO

Agitada controversia desatan violaciones sexuales en la serie televisada"Brillo"

2 de marzo de 1987

El domingo 11 de enero, como siempre a esa hora, las 8 y 30 de la noche, muchos colombianos se sentaron frente a su televisor. A los que sintonizaron la cadena 2 para ver el programa "Brillo", una de las series de mejor rating en la televisión colombiana (34.7%), no les esperaba un domingo como cualquiera. En el capítulo de esa noche serían testigos de escenas de alto contenido sexual, cuando dos de las protagonistas serían violadas, una de ellas con cierta complacencia mal disimulada, y la otra definitivamente a la fuerza, amenazada con un soplete.
Como era de esperarse, las reacciones no demoraron. Al día siguiente los periódicos y los noticieros de radio y televisión, se vieron inundados de llamadas de televidentes indignados, que consideraban que, de alguna manera, la noche anterior habían perdido la virginidad. Las escenas de sexo de "Brillo" fueron consideradas por muchos algo subidas de tono. No sólo porque pocas veces hay violaciones sexuales tan explícitas en la televisión colombiana, sino porque el horario en el que fueron transmitidas, 8 y 30 de un domingo (horario "triple A"), hacía probable que muchos niños colombianos estuvieran todavía despiertos, aun cuando la orden oficial de Inravisión, de irse a lavar los dientes para acostarse, se había dado media hora antes.
Al respecto, el crítico "Visor", de El Espectador, afirmó lo siguiente en un comentario: "Ahí precisamente está lo malo (de "Brillo") si se tiene en cuenta que el horario no es solamente para adultos sino para gente joven que, en formación, cree que la sociedad carece de normas, que la unión libre es cosa común, corriente y de buen recibo, olvidando el libretista, lo mismo que el director, que una cuestión es Brasil y otra Colombia, en donde los conceptos de familia son tolalmente opuestos".
VIEJA CONTROVERSIA
La "escandola" levantada por las escenas de "Brillo", sin embargo, no era la primera de la televisión colombiana, ni será la última. No se había calmado el temporal cuando ya otra serie de talento nacional, "El ángel de piedra", levantaba una polvareda aún mayor, aunque no por su contenido sexual. Por decisión misma de la programadora RTI, la serie fue sacada del aire, a raíz de que su protagonista, un niño de nueve años, envenenó a su padrastro con matarratón, después de haber intentado, infructuosamente, incinerar viva a su hermanastra menor, no sin antes verse frustrado en su intento de ahorcar a la mayor.
Controversias como estas se presentan cada temporada en la televisión colombiana. La libretista Martha Bossio de Martínez, por ejemplo, recuerda que ella misma tuvo que soportar su andanada, cuando una de sus telenovelas, "El Faraón", estaba en el aire. En dicha serie, un prostíbulo, "El matadero", con sus respectivas "profesionales", jugaba un papel protagónico, lo que pareció herir la susceptibilidad de muchos espectadores. A raíz de ello, la programadora fue multada con 150 mil pesos por Inravisión.
Martha Bossio también recuerda que otro de sus libretos, el de la "Mala yerba", también fue acusado de violar la moral pública, por lo que debió sufrir un inesperado alargamiento. "Me obligaron a modificar los libretos para que los malos perdieran al final", recuerda. "Y encontré mucha dificultad en hacerlo. Porque después de todo la plata que había ganado el Cacique Miranda durante la telenovela, ¿cómo podía arruinarlo? ".
Pero por razones netamente sexuales, el antecendente más patético lo constituye el caso de la serie "El infierno", de la programadora Coestrellas. Por quejas de los televidentes -que rechazaron su temática de incesto y lesbianismo- Inravisión prohibió la transmisión del último capítulo, con lo que los diablillos del sexo quedaron condenados al limbo indefinido.
CON LOS OJOS QUE MIDAS...
Como telón de fondo de estas controversias generadas por la televisión colombiana siempre aparecen las grandes series norteamericanas, cuyo común denominador es la conocida "Dinastía". Muchos opinan que la presencia del sexo en las producciones nacionales no debería escandalizar a nadie, cuando es cosa cotidiana en la vida de los multimillonarios Carrington, de la que hace varios años son testigos los televidentes colombianos. El mismo domingo en el que se producían las dos violaciones de "Brillo", un hombre le declaraba a otro su amor en "Dinastía". La clave parece consistir en que los televidentes no miran la televisión colombiana con los mismos ojos con la que miran la extranjera.
"Para los televidentes no es lo mismo ver a Joan Collins abordada sexualmente en lujoso canapé y colcha de satín, que a Carmenza González asediada por su jefe entre cortes de percal y popelina en un almacén de Chapinero", afirma la libretista Martha Bossio.
El director de "Brillo", Pepe Sánchez, opina que el problema consiste en que los colombianos carecen completamente de capacidad de autocrítica. "La televisión está llamada a detectar los temas de la sociedad que nos rodea, con sus defectos y virtudes, para señalar las características de nuestro tiempo. La televisión brasilera ha logrado que sus temas aterricen en un marco social. Y ese es también el caso de 'Brillo'. Al hurgar en los problemas de nuestra sociedad, nos encontramos con divorcios, infidelidades y violaciones. Y violaciones que no solamente son físicas, sino de todos los órdenes".
Sin embargo, según parece, lo que más tiene ofendidos a algunos espectadores no es el trasfondo de la serie en el que desde un comienzo se han tratado con franqueza temas como la unión libre, el sexo prematrimonial y el divorcio, sino el impacto visual de las escenas de violación. "Esas escenas eran de gran compromiso frente a la teleaudiencia", afirma Pepe. "Y fueron tocadas con la mayor delicadeza, y se utilizaron todos los eufemismos de imagen posibles. No hubo una recreación morbosa del hecho. Lo que pasa es que a los colombianos nos nos gusta mirarnos en el espejo y descubrir nuestros defectos".
Al respecto, el crítico de cine Hernando Martínez Pardo dijo a SEMANA: "Yo creo que las escenas de violación en 'Brillo' traían lo menos que se podía mostrar. Pero daban toda la sensación de la violencia que se estaba sugiriendo".
La protagonista de una de las dos controvertidas violaciones, la actriz Jenniffer Steffens comentó a SEMANA la responsabiiidad que para ella implicó su papel: "Yo no quería que la escena saliera con el toque histérico a lo mejicano, sino que tuviera la credibilidad necesaria, sin que a la vez yo pareciera indiferente o fría ante lo que me estaba sucediendo. Y debo confesar que la búsqueda de ese equilibrio fue muy difícil".
PIEDRA SIN ANGEL
Lo que si no está dispuesto a aceptar Pepe Sánchez es que la "escandola" levantada por su serie sea comparable a la despertada por "El ángel de piedra". "En ocasiones los libretistas se marginan de la realidad", afirma. "Y especulan con el horror y la sevicia, tal vez en un esfuerzo por pescar público. Una cosa es denunciar hechos de común ocurrencia en nuestro medio, y otra muy distinta inventarse argumentos truculentos. Yo puedo explicarles a mis hijas que en Colombia vivimos un clima de violencia, y que hay violaciones. Pero no les puedo decir que aquí en Colombia los hijos envenenan a los padres".
La discusión podría ser interminable. Y su esencia parece descansar en el hecho de que la televisión es un medio hogareño por excelencia. Como dice Martha Bossio, "los padres se sienten ofendidos cuando sus hijos les piden explicaciones que ellos no pueden darles sobre escenas de la televisión". Pero todo podría resumirse en que la televisión, a diferencia del cine, es un medio que se ve con la luz encendida, y a nadie le gusta que lo vean ruborizarse.