Inflación en Colombia rumbo al 5,4%, según proyecciones del BBVA. Al banco le preocupa la recuperación del consumo sin inversión

Son muchos los colombianos que se preguntan si la economía va bien o va mal, principalmente porque los números no son tan altos y, de hecho, en el cierre de 2023, por poco entramos en recesión, pues se evidenció que un trimestre fue negativo y otros casi rasparon en el cero.

Entretanto, la inflación continúa descendiendo, aunque no con igual velocidad con la que subió, por lo que el apretón aplicado a través de la política monetaria del Banco de la República ha sido demorado y con poca agresividad (solo han bajado dos veces y 0,25 puntos en cada oportunidad).

En ese contexto, los investigadores económicos del Banco de la República revisaron sus proyecciones de crecimiento de la economía para 2024, teniendo en cuenta que la destorcida con las tasas de interés del Emisor, que finalmente se trasladan a los bancos comerciales, podría empezar a ser más robusta a partir de marzo. De hecho, los analistas de esta entidad financiera, que además pronostican un crecimiento económico del 1,5 % para este año, estiman que a finales de este mes, cuando los integrantes de la junta directiva del banco central tengan su reunión para anunciar las decisiones, podrían estar bajando en 0,75 puntos básicos, con lo cual, quedarían en 12 %, desde el 12,75 % que ahora tienen.

El pronóstico con la inflación que anunció el BBVA es del 5,4 % para este año, lo que no es poca cosa, teniendo en cuanta que en 2023 el indicador cerró en 9,3 % y fue uno de los que se usó para el incremento del salario mínimo, en 12,07 %.

¿Podría haber retroceso con la inflación?

De hecho, de acuerdo con las previsiones de la entidad financiera, hay variables que pueden ocasionar un retroceso en la tendencia bajista de la inflación. “Son determinantes al alza, que están por dentro”, dijo el economista sénior del BBVA, Mauricio Hernández.

Entre esos riesgos se cuentan, por ejemplo, el fenómeno de El Niño, que, si bien ha mostrado una relativa calma y podría irse sin que llegue a ser más fuerte de lo que hasta ahora ha sido, ejercería presión sobre la inflación de alimentos, que ha sido una de las que más ha bajado en este tramo de descenso de los precios.

De igual manera, está la amenaza sobre el precio de energía, también por cuenta del fenómeno climático, que ha dejado sequía en los embalses.

Se suma, además, como otro nubarrón, la indexación del salario mínimo, que subió varios puntos por encima de la inflación.

Pero nada como la incertidumbre que hay con el precio del diésel, el cual, según se ha conocido hasta el momento, empezará a subir desde mitad de 2024 y seguirá incrementando gradualmente, al menos durante 18 meses.

De igual manera, también presiona el aumento en el precio de los arriendos.

Y lo bueno...

Dentro de lo bueno que hay en la economía es que esta se recupera y la inflación baja lleva a la reducción de tasas de interés, lo que deberá favorecer principalmente al sector constructor. Pero, aún en medio de la buena noticia, Hernández dice que la economía se recupera por consumo y no por inversión, lo que no es tan bueno para el futuro, principalmente del empleo.