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La ganancia de Colombia en el TLC

El viceministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, explica por qué los más beneficiados con el TLC serán los productores de los bienes y servicios que hoy no exporta Colombia.

Andrés Felipe Arias*
5 de diciembre de 2004

En 2003 Colombia le exportó 1,084 millones de dólares a Estados Unidos en productos agropecuarios. De este volumen de comercio, 580 millones de dólares corresponden a productos que tienen arancel NMF (nación más favorecida) de cero. Es decir, son productos en los cuales Estados Unidos cobra cero arancel a cualquier país que se los exporte. De los restantes 504 millones de dólares, 502 corresponden a exportaciones de productos que hoy tienen cero arancel a Colombia por las preferencias de Atpdea.

En lo que a Colombia concierne, los beneficios de Atpdea deben ser un piso para la negociación del TLC. ¿Por qué? Porque los beneficios de Atpdea son un reconocimiento de la corresponsabilidad que Estados Unidos y Colombia comparten en la guerra contra el narco-terrorismo.

Es decir, los beneficios Atpdea no son una concesión gratuita a Colombia, sino que son una mínima correspondencia del país que más droga consume, con el país que más sacrificio ha puesto para combatirla.

Habiendo dicho eso, se puede concluir que las ganancias para Colombia en este tratado no se derivan de reducciones arancelarias para los productos que hoy exportamos a Estados Unidos (pues la mitad ya tienen cero arancel a cualquier país y la otra mitad tienen cero arancel a Colombia por los beneficios de Atpdea).

Por lo tanto las ganancias para Colombia en este tratado provendrán, en primer lugar, de reducciones arancelarias para productos que hoy no exportamos y en los cuales somos competitivos en ausencia de esos aranceles (ej: tabaco). En segundo lugar, de aumentos significativos en los contingentes o cuotas de importación de Estados Unidos para Colombia (ej: azúcar). Y en tercer lugar de la solución a las barreras fito/zoo sanitarias y a los demás obstáculos técnicos al comercio (ej: cárnicos, lácteos, frutas, hortalizas, acuacultura, maderables, etc.).

Es en este último punto donde Colombia más ganancias puede obtener del tratado pues ello determinará el "acceso real" de los productos colombianos al mercado norteamericano. Tanto es así, que el equipo negociador colombiano le ha dicho al equipo de Estados Unidos que el mayor acceso de los productos norteamericanos al mercado colombiano será función del "acceso real" que los productos colombianos obtengan al mercado norteamericano.

Para ganar ese "acceso real" al mercado norteamericano, Colombia está solicitando 4 elementos de la mayor importancia:

1. Un comité MSF (i.e. de medidas sanitarias y fitosanitarias). Este comité es de carácter deliberatorio, se reunirá una vez al año, evaluará y monitoreará los protocolos sanitarios que se vayan implementando, propondrá directrices para implementar nuevos protocolos sanitarios, promoverá la cooperación técnica entre los países, etc.

2. Una instancia bilateral permanente, de naturaleza técnica y con un coordinador ejecutivo en cada país. Dicho coordinador tendrá la facultad para convocar en cualquier momento a todas aquellas entidades y agencias que sean necesarias para trabajar expeditamente con el único fin de resolver problemas sanitarios puntuales que estén obstaculizando el flujo comercial de cualquier producto hacia y desde Estados Unidos.

3. Directrices claras para que los países puedan cumplir, dentro del tratado, los requisitos y principios del acuerdo sanitario OMC. Esto debe incluir planes de trabajo y plazos concretos.

4. Un mecanismo de solución de controversias para el capítulo de MSF que no sea la OMC (tal como lo propuso Estados Unidos), sino el espacio para solución de controversias que abre el mismo tratado. Es decir, que el mecanismo de solución de controversias del tratado incluya el tema MSF y no lo remita a la OMC. Ello con el fin de hacer más rápido y fácil el proceso de solucionar las diferencias que surjan entre los países debido a las barreras fito/zoo sanitarias que se impongan de uno u otro lado.

El comité MSF es común a la mayoría de acuerdos que Estados Unidos ha firmado con otros países. Sin embargo, la instancia bilateral permanente que estamos solicitando no es tan común y tiene apenas un precedente: el TLC entre Australia y Estados Unidos. Se incluyó en dicho acuerdo por petición de la industria porcícola norteamericana, quien solicitaba "acceso real" al mercado australiano.

No es de sorprenderse entonces que esa instancia bilateral, técnica y permanente sea esencial para el "acceso real" de nuestros productos al mercado norteamericano. Sin esa instancia nuestros exportadores quedan a merced de las burocracias administrativas y técnicas. Cualquier problema sanitario con un producto que queramos exportar podría tardar años en resolverse. Si así fuere, las preferencias arancelarias que obtuviéramos en la negociación serían superfluas.

¿Qué tanto "acceso real" iremos a lograr en este tratado? En este momento es difícil saberlo. Lo que sí es cierto es que la exposición de nuestros productos agropecuarios a la competencia con Estados Unidos tiene que depender del "acceso real" que Estados Unidos le de a nuestros productos. Es decir, el libre comercio es de allá para acá pero también de acá para allá. Dicho de otro modo, las preferencias arancelarias que le demos en este tratado a los productos norteamericanos deben ser función de la negociación en la mesa MSF. De no ser así, será muy difícil legitimar cualquier reducción arancelaria para nuestros productos agropecuarios.

* Viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural