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SE ALBOROTO EL COTARRO CAFETERO

Alza en el impuesto de retención y del valor del reintegro cafetero produce reacciones en el gremio

21 de noviembre de 1983

Además de las protestas originadas por el alza de las tarifa de los servicios públicos y un evidente malestar laboral, el gobierno también tuvo que afrontar, la semana pasada, el descontento que provocó en la zona cafetera el anuncio de la elevación del impuesto de retención y del valor del reintegro que los exportadores deben cancelar al Banco de la República. El sentimiento de algunos cultivadores es el de que la Federación de Cafeteros esta dispuesta a reducir la producción de café en el país a cualquier precio. De esta forma disminuiría la acumulación de inventarios -que ya casi están al nivel de la cosecha de un año entero- y sw evitarían los costos de almacenaje y de financiación necesarios para mantener tal volumen de café en bodega.
El impuesto de retención subió de 45 a 50%, medida que obliga a los exportadores privados a entregar a FEDERACAFE 50 sacos de café por cada 100 exportados. La determinación reduce la rentabilidad de los exportadores, quienes trasladan el impuesto directamente a los productores, comprando el café a un menor precio. La cotización base para la compra interna del café es la fijada por la Federación que, en días pasados, la elevó en un 8.6% (quedó en $ 13.800 la carga). En general, los exportadores ofrecen precios superiores a los de la Federación pero, con la medida adoptada, los compradores privados no podrán hacerlo. Es por esto que el veterano dirigente Leonidas Londoño indicó que "el alza del impuesto es un despropósito que golpeará la industria cafetera y causará problemas de variada índole".
Conocedores de la situación cafetera afirman que la sobreproducción mundial se puede agudizar en el futuro y amenazar los niveles de precios actuales. Sin embargo, cafeteros nacionales no están de acuerdo con que en Colombia se adopte una reducción de la siembra de café de una manera unilateral, sino que ésta se negocie entre los principales productores mundiales. "La actitud de la Federación va a incentivar el contrabanda de café", opinan algunos productores que no están satisfechos con las nuevas medidas, pero que tampoco piensan dejar de sembrar. La situación creada afecta en particular a los pequeños y medianos productores quienes, por tener costos más altos y estar menos tecnificados, es posible que sufran pérdidas en su negocio.
El descontento con la política de FEDERACAFE ha crecido en los últimos años. Las principales objeciones tienen que ver con el manejo de impuestos millonarios que son depositados en el Fondo Nacional del Café, y para que expliquen éste y otros detalles los productores del viejo Caldas citaron a las autoridades cafeteras a un debate en el Congreso el próximo 2 de noviembre.
Otro aspecto que preocupa a los cultivadores es el anuncio de la aparición de la roya en algunas fincas cafeteras por fuera de la zona actualmente en cuarentena. De extenderse esta plaga, los costos del cultivo aumentarán apreciablemente. A pesar de esto, FEDERACAFE ha manifestado que el peso de la nueva situación lo tiene que sostener el cafetero con su propio bolsillo. El ex ministro y productor de café, Samuel Hoyos Arango, no está de acuerdo con esta actitud de las autoridades del gremio ni con la elevación de la retención: "Esta se va toda para el Fondo Nacional del Café a gastarse en toda suerte de cosas, y se dice que el precio interno no puede subir. Además, la Federación sostiene que serán los agricultores los responsables de combatir la roya con gastos de su propio presupuesto". Frente a esto no hay tadavía una posición definitiva del gobierno. El ministro de Agricultura, Gustavo Castro Guerrero, opina que en la medida en que la roya no se convierta en un problema general, no hay por qué subsidiarla. "Se correría el riesgo de que el gobierno sea discriminatorio al subsidiar el tratamiento de las plagas en unos cultivos y no en todos", dice el ministro.
Pero si el aumento de la retención originó reacciones entre productores y exportadores, el alza del reintegro generó desafíos. La modificación del valor que el exportador debe entregar al Banco de la República por cada saco de café vendido, quitó toda posibilidad rentable a los compradores privados de vender café en el exterior.
En efecto, la Junta Monetaria elevó de US$ 191 a US$ 195.5 el valor del reintegro. Las explicaciones dadas por el gobierno indican que el precio externo del grano aumentó a US$ 1.44 la libra y que la elevación del reintegro lo que hace es permitir que ese incremento ingrese efectivamente al país, en lugar de engordar las cuentas bancarias de los exportadores en el exterior. El presidente de este grupo, Gilberto Arango Londoño, reaccionó enérgicamente contra las medidas y amenazó con abrir un debate público a la Federación de Cafeteros.
Se quejó, además, de que FEDERACAFE demoró deliberadamente la aprobación para exportar 100 mil sacos de café, con el fin de aumentar primero la retención cafetera, y luego sí permitir su venta. "Es una actitud arbitraria la que tomaron las directivas, porque viola los acuerdos que tradicionalmente han operado en este sector y dejan notar el interés de cubrir los faltantes del Fondo Nacional del Café a costillas de los exportadores y aún de los mismos productores", dijo Arango Londoño.
Las dos medidas --la elevaci6n de la retención y la del reintegro-- concentran la actividad comercializadora del café en la Federación. De esta forma, FEDERACAFE obtiene un margen de ganancia elevado, ya que compra barato en el interior y vende a buenos precios en el exterior. Este mecanismo le servirá para refinanciar el Fondo del Café, que afronta un déficit cercano a los 15 mil millones de pesos. Arango Londoño rechaza de plano esta actitud: "Atender los déficits estructurales del Fondo y la Federación con el sacrificio de los productores repugna a los más elementales principios de equidad". Los comentarios del dirigente de los exportadores fueron respondidos en un editorial del diario "El Tiempo", atribuido al sub-director, Juan Manuel Santos, quien hasta hace poco fue el representante colombiano ante la Organización Internacional del Café. En él se tilda de "falso apóstol" de los productores al ex ministro Gilberto Arango y se califica a los exportadores de café como el gremio del país con mayores ventajas y privilegios. "No hay otro gremio tan exclusivo y reducido: sumados todos no alcanzan a ser treinta", dice el editorial.
Además, el escrito de "El Tiempo" revela que, por medio de una autorización para reintegrar anticipadamente US$ 200 millones, los exportadores obtuvieron recientemente un beneficio adicional cercano a los 3 mil millones de pesos. Es decir, una decisión administrativa de la oficina gubernamental encargada, produjo una ganancia instantánea promedio de 100 millones de pesos a cada uno de los 30 exportadores de café. No se conocen más detalles, pero esta circunstancia fue aprovechada por el editorialista del periódico bogotano para aceptar la amenaza de debate público hecha por el dirigente de los exportadores. "Sería un debate interesante y del cual, estamos seguros, no saldrían bien librados los privilegiados integrantes del exclusivo club", dice el sub-director de "El Tiempo". Tal parece que con o sin amenazas, el debate es necesario, porque es posible que la roya no sólo haya atacado los cultivos.