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La pelea a muerte por los seguros exequiales

La reforma financiera que fue aprobada anoche en el Congreso y pasa a conciliación entre las cámaras prácticamente sacó a las aseguradoras del negocio exequial. La funerarias fueron más vivas.

17 de junio de 2009

Esta es la historia de una vieja disputa que acaba de revivir con la reforma financiera que aprobó el Congreso. Por años, las compañías de seguros en Colombia libraron una dura batalla con las funerarias del país por el tema de la protección exequial. La industria aseguradora ha defendido la tesis de que estos servicios son un seguro, y por lo tanto deben quedar en sus manos. “Se trata de una póliza que cubre los gastos funerarios al momento del fallecimiento de un ser querido, a cambio del pago de una prima”, argumentan.

Sin embargo, en Colombia desde hace algún tiempo, las funerarias ofrecen un producto llamado de previsión exequial que también, a cambio de una módica suma mensual, les ofrece a sus compradores el costo del servicio funerario de los seres queridos. A este mercado han entrado otros jugadores como las cooperativas, los fondos de empleados y hasta las entidades sin ánimo de lucro.

Actualmente el 30 por ciento de este mercado lo tienen las compañías de seguros y el 70 por ciento el resto de sociedades, incluidas las funerarias.

Pues bien, las aseguradoras que han luchado por regular este mercado, se quedaron sin el pan y sin el queso. En la reforma financiera que aprobó la noche de este martes el Congreso se votó un artículo que les prohíbe a las compañías de seguros seguir ofreciendo pólizas exequiales que puedan ser pagadas en especie, es decir, a través del ofrecimiento de servicios funerarios, como vienen haciéndolo. Al mismo tiempo, le permite a todo tipo de sociedades, cualquiera que sea su capital o naturaleza, ofrecer estas coberturas, en especie.

La diferencia aparentemente sutil, tiene con los pelos de punta a las aseguradoras. Un experto en seguros señaló que tendrá consecuencias muy graves para el sector. “Esto acabará prácticamente con el ramo exequial, cuyo atractivo principal es precisamente que el pago se reciba en especie”. Esto tiene lógica, porque la gente preferirá comprar el producto a quien le responde, en el momento doloroso en que fallezca un ser querido, con todo el paquete de un servicio funeral. En lugar de cubrir de su bolsillo el costo, para luego pedirle un reembolso a la aseguradora, cuando la funeraria le expida el respectivo recibo.
 
Esto es igual a lo que sucede con los seguros de hogar, de automóviles o de salud, las aseguradoras no le pagan directamente el dinero al asegurado, sino que le cancelan al taller, o a la clínica (o en este caso a la funeraria el servicio). Esto es lo que se llama un pago en especie, que ahora quedará prohibida para las aseguradoras.

Fasecolda argumenta que este ramo del seguro exequial es una actividad altamente especializada y compromete recursos del público –que le entrega a la compañía una plata con la promesa de que ésta en el futuro, le cubrirá los costos de la calamidad-. En todos los países está supervisada (en el caso de Colombia, por la Superintendencia Financiera) y es objeto de una detallada regulación. Las aseguradoras deben tener enormes reservas justamente para garantizar que estarán en capacidad de responder al momento del imprevisto.

Por su parte, las funerarias tienen sus propios argumentos, que nadie desconoce. Ellas son expertas en los servicios funerarios (todo lo que implica físicamente enterrar a un muerto) y muchas señalan que son planes de prepago y no seguros.

Pero el asunto más grave, señaló una fuente de la Superintendencia Financiera, es que se sentará un grave precedente en contra otros ramos de seguros en los que el pago en especie se da por descontado. “Se abre la puerta para acabar la asistencia que prestan las compañías de seguros a los vehículos varados o estrellados, el pago directo a las clínicas que se hace en virtud de las pólizas de salud, o la asistencia que gracias a las pólizas de hogar, se presta en las calamidades domésticas”.

Lo cierto es que en los últimos meses, se había llegado a una especie de tregua entre las aseguradoras, representadas por Fasecolda, y las funerarias, por Fenalco, para buscar una cooperación en este tema. Pero esto se rompió. Senadores y Representantes a la Cámara con el aval del Gobierno cerraron filas para apoyar a las funerarias.

En Colombia, esta pelea ha sido a muerte. Ha enfrentado dos gremios poderosos: Fenalco y Fasecolda. En el trámite de este polémico artículo, se escuchó de todo, algunos se quejaron de pagos millonarios por parte de las funerarias para gestionar a su favor en esta reforma. Por supuesto hubo un intenso lobby de parte. Al final los comerciantes fueron más vivos en este negocio de los muertos.