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REVISTA DIGITAL

Colombia, el reto de cambiar la guerra por las aulas

A punto de finalizar el 2015, toca echar la vista atrás para reflexionar sobre qué se ha hecho por el sistema educativo en lo que va de año. #LoMejorEnEducación

30 de diciembre de 2015

¿Qué se puede esperar de un país que, en medio de un conflicto interno y por primera vez en su historia, destina el mayor monto del presupuesto del Plan de Desarrollo Nacional a su Ministerio de Educación y no al de Defensa? Por lo menos, un cambio en las prioridades.

En total, fueron 28,9 billones de pesos los que asignó el presidente Juan Manuel Santos a esta cartera para 2015. Una cifra oficial, pero no realista, porque el gasto público en educación fue más allá de esta asignación oficial. Entes como el Sena, el Icetex, el Icfes y Colciencias, además de otros ministerios, que no entran dentro de esta partida y que tienen un rubro independiente del gobierno, también invirtieron en el sistema educativo con diferentes programas y estrategias ligadas a sus competencias. Es decir, el esfuerzo presupuestario fue incluso superior.  

El mensaje que se traduce de esta decisión es contundente: la educación es la clave para la transformación de Colombia. Tanto es así que si lo que se pretende es un pueblo libre, en paz y democrático, con niveles de desigualdad reducidos, hay que invertir en libros de estudio y no en armas. En profesores y no en personal militar. En infraestructura escolar y no en carros blindados. En las nuevas generaciones y también en las que se fraguaron al calor de las beligerancias.

Hacia la transición educativa

El final del conflicto está cada vez más cerca y ya existe una fecha para su terminación: a comienzos del 2016, si las Farc y el gobierno cumplen con lo acordado el pasado septiembre en la Mesa de La Habana. Será entonces cuando se prepare el escenario para la consecución de una paz duradera y justa en el territorio. En este contexto, se hace imposible alcanzar una reconciliación real sin educación de excelencia, ni oportunidades para la formación de todos los ciudadanos.

Las pretensiones del ejecutivo no son pocas. Tampoco serán fáciles de conquistar, como indicó Juan Carlos Bolívar, jefe de planeación y finanzas del Ministerio de Educación, quien aseguró que, si bien la partida de recursos asignada es cuantiosa, “el sector atraviesa por grandes necesidades”. Y es que, tantas intenciones hay que aterrizarlas.

Colombia, ¿un país referente en educación en diez años?

Uno de estos objetivos del presidente Santos es hacer que Colombia sea el país más educado de América Latina en 2025. Así lo notificó durante el pasado marzo de la mano de su ministra en materia, Gina Parody.

Dos meses después del pretencioso anuncio, ambos tuvieron que hacer frente a un paro de maestros nacional que se extendió durante 15 días y mantuvo a más de 9 millones de niños en sus casas. Con la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) a la cabeza, los docentes exigieron mayores garantías de salud y un incremento salarial que, finalmente se concretó en una subida del 12 por ciento. Otro de los temas más espinosos de la protesta fue llegar a un acuerdo en el tema de la evaluación del profesorado. El gobierno cedió finalmente y más de tres meses después, se anunció un nuevo modelo con la que ambas partes se mostraron satisfechas. De esta manera, se eliminó la prueba escrita por competencias y se impuso otra basada en el análisis de cuatro componentes que dan prioridad  al desempeño del profesor en el aula.

De esta situación se evidenció que sin el beneplácito de los profesores, cualquier intento del gobierno por posicionar la educación como piedra angular de su proyecto de construcción de país está abocado al fracaso. Sí, se necesita una planta docente comprometida con su rol de educadores, pero profesionalizada y de calidad.

Sin calidad no hay transformación

Porque en el tema educativo no todo vale: la calidad debe ser un imperativo irrenunciable. De nada sirve un sistema ligado a prácticas de enseñanza deficientes y metodologías desfasadas que, además, estratifican el derecho a la educación de niños y jóvenes. Esta realidad es uno de los motivos, entre tantos, por los que Colombia es el segundo país más desigual de Latinoamérica, de acuerdo al último informe del PNUD al respecto.

“Partimos de la base que Colombia es un país inequitativo, ese es el pecado original colombiano. Y las desventajas empiezan desde el momento del nacimiento. Pero toda esa inequidad se puede compensar si se tiene educación de calidad. Y alcanzar ese objetivo debe ser una cuestión de Estado”, subrayó Alfredo Sarmiento, director de la iniciativa Misión Calidad para la Equidad de este organismo internacional de Naciones Unidas.

Las iniciativas de Gina

En esta cruzada por la mejora de la excelencia educativa, el ministerio que dirige Gina Parody adelantó numerosas acciones a lo largo del año. Desde incentivar el programa ‘Ser Pilo Paga’ con 11.000 becas adicionales para los estudiantes más aventajados y con menos recursos, hasta impulsar la universalización de la jornada única en los colegios oficiales. A este respecto, el director del Instituto Alberto Merani, Julián de Zubiría Samper, explicó que si bien la medida es positiva, la extensión del tiempo lectivo “incidirá relativamente poco en la calidad, pues no interviene en factores esenciales”, como los planes de estudios o los currículos pertinentes.

Pisa, a examen

2015 fue el año en el que más de 13.000 estudiantes se presentaron a las Pruebas para la Evaluación Internacional de Alumnos (Pisa) de la Ocde, el termómetro por el que se miden los sistemas educativos del mundo y cuyos resultados se publicarán en 2016. También el año en el que Tunja, Bucaramanga, Pasto, Bogotá y Villavicencio se alzaron como las ciudades con los estudiantes con mejores resultados en las pruebas Saber 11 del Icfes, o en el que el Índice Sintético de la Calidad pasó a ser el parámetro por el que se mida a los colegios para establecer el costo de sus matrículas. En otras palabras, cuanto más caro el establecimiento, mayor seguridad tendrán los padres de que sus hijos saldrán bien formados de él. 

Resaca electoral: cumplir con lo prometido

 2015 fue también año de elecciones regionales. La mayoría de candidatos a gobernar las alcaldías y las gobernaciones del territorio incluyeron la educación como la apuesta más fuerte de sus planes de gobierno durante la campaña electoral. Un hito histórico: hace ocho años, solo el 55 por ciento de los programas hacía alguna mención a este tema, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo. Tras conocer los resultados de las votaciones, toca ver ahora cómo los ganadores consolidarán sus promesas en sus cuatro años de mandato. Los mismos años que el electorado deberá de exigir el cumplimiento de las mismas.

Cumbre de líderes

Bogotá fue sede en septiembre de la Cumbre Líderes por la Educación, que contó con la presencia de las grandes voces internacionales y nacionales expertas en el tema. Un marco en el que se debatió sobre la situación actual del sector y en el que se hizo énfasis, entre otros, en la importancia de destinar una mayor inversión en el sector, acortar la brecha entre la enseñanza rural y urbana, y apoyar la formación en soft skills, también conocidas como ‘habilidades interpersonales’. En este grupo se encuentran el liderazgo, la coherencia, la integridad y la capacidad. Cualidades fundamentales para consolidar, no solo estudiantes preparados para las nuevas exigencias del mundo, sino ciudadanos comprometidos en la transformación del país. También la SemanaTic 2015 organizada por el MEN y Unesco, evidenció la realidad de la educación digital para los años que vienen.

Es ahora cuando la educación se posiciona en el centro del debate como la herramienta para superar las atrocidades y desigualdades que han dejado 60 años de conflicto armado en Colombia. Pero no sirve únicamente con contar con la voluntad política de los dirigentes. Colegios, universidades, docentes, rectores, estudiantes, progenitores y ciudadanos en su conjunto deben sumar esfuerzos para que la educación –de calidad– deje de ser una opción rentable para unos pocos, y pase a ser un derecho que no se cuestione.