HERRAMIENTAS

La rutina, un método efectivo para aprender

Investigadores del aprendizaje concuerdan en que se retiene mejor el conocimiento cuando se asimila información gradualmente que al estudiar mucho en poco tiempo.

3 de agosto de 2014

George A. Miller, psicólogo cognitivo de Harvard, introdujo en 1956 un nuevo concepto denominado “el número mágico de Miller”. Esta idea tiene trascendencia en investigaciones actuales sobre cómo mejorar el aprendizaje.

El número mágico es siete y obedece a que los seres humanos somos capaces de memorizar ese número de piezas de información a la vez. Por ejemplo, cuando aprendemos un número telefónico compuesto por diez números, no asimilamos cada número como una parte diferente de la información: nuestro cerebro capta los números de dos en dos, y en caso de que haya un número repetido lo asume como uno solo.

A su vez, la teoría de la carga cognitiva afirma que no es bueno sobrecargar el cerebro. Al analizar grandes cantidades de información las personas hacemos un proceso doble que consta primero en digerir la información para posteriormente aprenderla. Es decir, procesar y luego memorizar. Por otro lado, cuando se estudia de manera rutinaria, el cerebro comprende, analiza y memoriza de manera más eficiente.

Otro psicólogo, el americano Richard E. Mayer, profesor de la Universidad de California, afirma que “las personas aprenden mejor cuando una lesión compleja es separada en una serie de segmentos en el proceso de aprendizaje”.

Jerome Bruner, psicólogo y biólogo inglés, cofundador del constructivismo que es una corriente pedagógica que favorece el aprendizaje del alumno a través de herramientas entregadas por los docentes que le permiten edificar su propio conocimiento, afirma que el aprendizaje efectivo posee cuatro características: disposición, estructura de contenido, secuencia y refuerzo. Este es un tipo de enseñanza en espiral, cuyo precepto básico supone que todo lo que se aprende debe ser reforzado paulatinamente para no ser olvidado.

Por último, Lauren Resnick, también psicóloga y docente de la Universidad de Pittsburgh, asegura que el proceso de aprendizaje tiene dos mecanismos: por repetición y cuando una persona relaciona el conocimiento nuevo con el conocimiento antiguo.

Así, estos investigadores concluyen que las largas jornadas de estudio antes de un examen no son convenientes, porque aunque los estudiantes pueden pasar el examen, a largo plazo olvidan la información. Por el contrario, si se estudia rutinariamente todos los días el conocimiento seguirá fresco.